Comparativa Ariel Nomad R vs. Aston Martin DBX: una pareja extravagante

Evo Magazine
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No pueden ser más distintos, pero ambos han pugnado por convertirse en el ganador en el Coche del Año EVO. ¿Qué propone cada uno de ellos?

Sus respectivos fabricantes empiezan por A. Ambos… ¿tienen volante? Sin duda esta es la categoría con la pareja más extravagante. Aparentemente podrías creer que ambos son aptos para conducción todoterreno, pero el Nomad R no está realmente diseñado para ese tipo de travesuras, ya que su hábitat es el asfalto. Así pues, entre estos dos vehículos existe un gran contraste.

Empecemos por subirnos en el Ariel, algo que es más complicado de lo que parece. Para no tener puertas ni ventanillas, ofrece una serie de posibilidades de entrada y salida de lo más curiosas. ¿Una pierna, culo y la otra pierna? ¿Dos piernas y después el trasero? ¿La cabeza primero? Una vez has logrado meterte en el asiento integral de plástico (ofrece buena sujeción lateral, pero no lumbar), te encuentras con una pantalla rodeada de diversos mandos, diales y botones, así como una gran leva.

Tiene un aire como a coche de carreras muy bien resuelto, pero también parece un gran juguete. La única leva que lleva puede resultar confusa, pero en realidad no podría ser más simple. Empújala hacia delante con el dorso de los dedos para bajar una marcha, y tira de ella para subirla. Es el mismo método de cambio que en los coches de WRC. En el Nomad R la leva controla el actuador neumático de una caja de cambios secuencial de engranajes rectos, cuyo quejido recuerda a un taladro industrial.

Ariel Nomad R vs. Aston Martin DBX 2

Si a esto le sumas el conocido zumbido del compresor, el resultado es una banda sonora tan intensa como sus prestaciones. Y anda que no son intensas. “Es como un niño con hiperactividad”, dice Barker. “Se mueve como una bola de pinball”. Una vuelta a Anglesey desaparece en una borrosa nube de sonora aceleración, agarre, sobreviraje y unos curiosos ángulos de balanceo para un coche de circuito. De hecho, el único momento en el que parece que te puedes relajar es cuando llega al máximo de vueltas en sexta, a 220 km/h, quedando todavía por delante un tercio de la recta de atrás del trazado. “Tras unas pocas vueltas a fondo parece que te hayas peleado con un oso”, afirma Meaden, mientras se asegura de no tener marcas de zarpazos. “Tiene la robusta integridad de un coche de carreras moderno. Un coche que puedes exprimir a fondo, aparcarlo, reposar en una habitación oscura durante media hora, repostarlo y repetir”.

Desde luego necesitas más de una sesión en pista para cogerle el punto al Nomad R y, como en todos los coches de Ariel, hacen falta muchas vueltas para poder gestionar en curva la desigual distribución de pesos. A esto ayuda el hecho de poder cambiar sin embrague y utilizar el pie izquierdo sólo para el freno. Esto significa que tienes mayor facilidad a la hora de mantener algo de carga en las ruedas delanteras para que giren.

Los neumáticos Yokohama ofrecen muchísima adherencia, así que aunque sabes que tienes 340 CV y 330 Nm, que deberían y pueden hacer patinar las ruedas traseras con relativa facilidad, inicialmente parece que hace falta algo de esfuerzo para conseguirlo, lo cual resulta chocante. Creo que en parte se debe a que el coche parece apoyarse en la suspensión y encontrar más agarre en el punto en el que podrías pensar que va a empezar a deslizar. Cuando aparece el sobreviraje, lo hace de manera progresiva, aunque no necesariamente con precisión, así que está bien tener algo de espacio para derrapar. “Incluso cuando desliza, hay suficiente agarre como para lanzarlo hacia delante con ímpetu”, añade Barker. Adam Towler parece pasmado y sólo espeta: “Frenético”.

«El Ariel Nomad R es un disparate, y la experiencia de conducción más intensa posible»

La razón por la que no pasa a estar entre los ocho finalistas es que toda esta locura no se traslada demasiado bien a la carretera. Simplemente es demasiado, y al contrario de lo que podrías esperar de un Nomad, la suspensión parece necesitar un circuito liso para funcionar de verdad. Las imperfecciones del mundo real generan golpetazos en la dirección, lo que hace que sea aún más una pelea constante, a pesar de que siempre lo conduces dentro de los límites de su prodigiosa adherencia. Por supuesto, puedes intentar conducirlo despacio y simplemente deleitarte con todos los sonidos y sensaciones con los que te bombardea, incluso a velocidades modestas, pero como señala Barker, al final es “como intentar comer una gominola sin masticar”.

Aparca a la sombra del DBX, sal del Nomad R como una araña escalando fuera de su nido, y entonces relájate al entrar al suntuoso entorno del Aston. A decir verdad, el Dacia más básico parecería lujoso tras el Ariel, pero el DBX es un lugar fabuloso en el que pasar tiempo, con su suave cuero y la sensación de amplitud que aporta el techo panorámico. “Es el mejor interior de cualquier Aston actual”, reconoce Meaden. “Más pulcro, menos recargado y con una sensación de calidad mejorada”.

Desde luego no se siente como un coche de circuito y, evidentemente, sólo necesitas un par de curvas para confirmar esta impresión. “Después de cualquier otro, y no sólo tras el Ariel, parece que estés conduciendo un autobús de dos pisos…”, comenta Barker, “desde el primer asiento del piso de arriba”.

Ariel Nomad R vs. Aston Martin DBX 3

Al rato descubro que el DBX me permite un pequeño deslizamiento de la trasera, pero parece ser más bien un error, porque la mayor parte del tiempo, incluso cuando se supone que el ESP está desconectado, no te deja darte alegrías. De hecho, resulta muy evidente cómo la electrónica intenta mantener todo a raya, ya que sientes los frenos delanteros actuar en la mayoría de curvas para contenerlo todo.

Así que, en esta desconcertante pareja, uno necesita un circuito para brillar y el otro desde luego no. En cuanto sales a carretera con el DBX, todo lo que has notado vuelve a aparecer, pero es como un soplo de aire fresco. Es fantástica la forma en que fluye en las carreteras secundarias más bacheadas y absorbe irregularidades con exuberante suavidad. La mayoría de SUV parecen querer someter a la carretera, pero el DBX se siente relajado y ligero, aunque ofreciendo precisión. La dirección es sorprendentemente rápida, con una relación de 14,4:1, y el sistema de barras estabilizadoras activas de 48V evita el balanceo, así que puedes exprimir este enorme coche en curvas enlazadas, manteniendo la trazada perfecta.

«EL DBX TIENE UNA PRECISIÓN Y UN APLOMO QUE TE DEJA SORPRENDIDO»

Este Aston Martin “tiene una precisión y un aplomo que te deja sorprendido, preguntándote cómo lo consigue”, afirma Dickie. Y después está el motor. “Si los coches pasaran a estar entre los ocho finalistas en función solamente del sonido”, comenta Gallagher, “entonces el DBX iría directo a Escocia”. Aun así, no todo el mundo está convencido. “Hace tiempo me encantaban este tipo de cosas”, recuerda Barker, “las absurdas e inesperadas prestaciones de un Overfinch Range Rover de los años ochenta, de aspecto normal pero con un V8 Chevrolet de 5.8 litros y 300 CV. Sin embargo, lo que entonces era excéntrico y desconcertante se ha convertido en la norma, y estoy desencantado con los mastodónticos SUV”.

Estos bichos raros, el Ariel y el Aston, son indudablemente deseables y merecen reconocimiento en el Coche del Año, aunque no un puesto en la final. A decir verdad, si tuvieras que elegir un garaje de dos coches entre los 16 candidatos, podrías hacerlo mucho peor que eligiendo esta pareja. El DBX es la navaja suiza que puede afrontar lo que le echen en el día a día, pero también ofrece diversión cuando aparece la oportunidad. Podría incluso tirar de un remolque cargado con el Nomad R. Y en ese caso el Ariel se encargaría de ofrecer las sensaciones. Más sensaciones que ningún otro coche del grupo. Tan desorbitadas que quizá necesites llevar en el maletero una motosierra y una venda de ojos, para hacer relajantes malabares tras una sesión de circuito con el Nomad R. Sin duda la Locura del Año .

 

Aston Martin DBX

Precios Aston Martin DBX

Version
Comb
Potencia
L/100 Km
Precio
4.0 V8 Aut. 9V
G
C
550 CV
14,3
210.000€

Aston Martin DBX

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