Autocaravanas: de excursión por las tierras del Duero

Pedro Madera
Pedro Madera

Una excursión en autocaravana siempre es una aventura. El río Duero es uno de esos ríos que llaman a recorrer sus orillas en otoño. Sin querer ser cursi, cuando acaba la vendimia, sus árboles agitan las hojas y compiten con el rumor del agua. Este río es un buen recorrido por las tierras castellanas de colores pardos que guardan bellísimos rincones por donde la historia ha dejado huella.

Alquilar un vehículo es siempre una buena opción. No tanto por la inversión, sino porque es la manera de probar algún modelo en el que estamos interesados. Este es el caso de Eurovan 2000 y sus nuevas capuchinas de Benimar, un modelo que vuelve a estar de moda para los viajes familiares por su gran espacio interior.

San Bernardo Castilla Termal Monasterio Valbuena 02

El escenario físico nos anima a viajar con calma. El Duero ha permitido el desarrollo económico y cultural de esta zona desde tiempos inmemoriales. Sus tierras han albergado los viñedos de los que han salido los típicos claretes que han hecho las delicias de sus habitantes y que todavía sirven de acompañamiento para el mejor tapeo. En realidad ha sido en los últimos treinta años cuando sus tintos de reserva se han comenzado a dar a conocer como otra de las exquisiteces “made in Spain”.

Aranda de Duero puede presumir de ser la capital burgalesa de la Denominación. Su desarrollo industrial le ha robado ese ambiente de plaza de feriantes, pero por el contrario cuenta con toda clase de servicios. Los pueblos cercanos muestran ese encanto de la campiña burgalesa.

Hay pueblos que muestran su jerarquía. Por encima de nombres y títulos, a veces la ubicación o algún detalle histórico, marcan la diferencia. Peñafiel es uno de ellos. Desde lejos, lo primero que se ve es la silueta de su imponente castillo que domina la localidad desde una suave colina horadada por larguísimos túneles donde madura su famoso vino. Es el lugar perfecto para una visita de tarde, con el nuevo Museo del Vino y luego dejar pasar el tiempo para ver como el atardecer marca las siluetas de los campos de viñedos tratados como si fueran un jardín francés.

Hay que pararse y callejear un poco por los rincones de esta bella ciudad para terminar en su Plaza Mayor o del Coso, una de las pocas que conservan su originaria estructura de madera y piedra y la belleza de la arquitectura popular de la zona. A sus pies, la judería invita a paseos sin prisas y a seguir el rastro de los asados que hacen las delicias de quienes visitan la ciudad mientras se degusta el imprescindible vino.

La recuperación de los viejos edificios agrícolas se mezclan a la perfección con las modernísimas estructuras de Richard Rogers de las bodegas Protos. Cristal y madera, como el tránsito que tiene el vino de la barrica a la botella. Un lugar fantástico que obliga al shopping moderno. El otro gran referente es Portia, de Familia Martínez Zabala, con la firma de Norman Foster como gran referente de la zona. Un delicado juego de acero y hormigón que es un referente en la zona, como ejemplo de un nuevo enoturismo.

En la zona, hay otras reconocidas bodegas como Matarromera, Arzuaga, Vivaltus o Vizcarra son nombres de referencia. Al mismo tiempo vemos aparecer Olivares de Duero y Quintanilla de Onésimo, conocido por las famosas partidas de mus del ex presidente Aznar, y sólo separados por un puente.

Y como todo viaje necesita un momento de descanso, siempre puede ser un buen momento para un masaje después de una ruta senderista o disfrutar el restaurante de un lugar emblemático como el Monasterio de Santa María de Valbuena. Una integración de turismo en la historia que tiene mucho que enseñar a los nuevos viajeros sin prejuicios.

Monasterio Sta Maria Armedilla 01

Con nuestra autocaravana, lo mejor es recuperar los detalles de los pequeños pueblos. Para el amante de la conducción tranquila siempre es mejor pasar a las pequeñas carreteras locales del lado norte del río. Pueblos como Pesquera, Roturas, Curiel, Corrales o San Llorente nos llevan a un mundo donde la cosecha marca el ritmo diario. Hasta el tiempo parece haberse parado en la zona sur, cuando nos acercamos a la ruinas del Monasterio de Santa Maria de la Armedilla, un lugar donde siempre es un placer dejar nuestra casa rodante y disfrutar del valle de los seis sentidos.

San Bernardo 02

El otoño es una buena época para conocer la zona. Campos repletos de viñedos nos muestran un paisaje donde el rojo es el color principal. Ya pasada la vendimia, los primeros fríos del otoño nos dejan un paisaje repleto de color. La infraestructura vial de la zona es bastante buena, pero con numerosos caminos con acceso directo a las carreteras locales, muy mal señalizados.

El firme de las carreteras está en perfecto estado y sólo algunas carreteras comarcales presentan alguna deficiencia. El otoño es prolijo en bancos de niebla en la zona por lo que recomendamos máxima precaución. Suelen ser carreteras frecuentadas por maquinaria agrícola y camiones por lo que sugerimos una conducción tranquila disfrutando el bello paisaje que nos depara el recorrido.

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