Si quieres ver la prueba completa del BMW 320e y ver sus datos comparados con los del BMW 320i y BMW 320d, lo encontrarás todo en esta entrada. Sin embargo, en esta ocasión nos vamos a centrar única y exclusivamente en el apartado dinámico y de consumos.

Empecemos recordando que el BMM 320e lleva un motor 2.0 gasolina turbo de 163 CV y otro eléctrico de 109 CV. Ambos van colocados en el eje delantero y en conjunto desarrollan 204 CV. Tiene tracción trasera, un cambio automático de ocho marchas por convertidor de par y una batería de 12 kWh colocada en posición central-trasera que le permite homologar 62 km de autonomía en eléctrico. Hay un depósito de gasolina de 40 litros, 19 menos que el de un 320i, por ejemplo. El peso es de 1.845 kilos; ese mismo 320i se queda en 1.660 kilos.
Bien, vayamos a la parte dinámica del BMW 320e como tal. Empecemos por el motor. Anda bien este BMW, porque su respuesta es buena y la caja de cambios funciona tan bien como en cualquier otro Serie 3. Pero no es tan rápido ni como un 320i ni como un 320d, y eso que es más potente. El peso se deja notar, está claro. Si el 320e tarda 7,6 segundos en pasar de 0 a 100 km/h, el 320i lo hace en 7,4 y el 320d, en 6,9 segundos.


Obviamente, no es un coche lento, ni mucho menos. Pero sí es cierto que su conducción destaca un poco más por el agrado de conducción que aporta en un momento dado la conducción de un eléctrico que otra cosa porque, cuando funciona con gasolina, las diferencias frente a un 320i son inapreciables. El 320d sí es un poco más ruidoso, pero también es un motor tremendamente refinado, de manera que tampoco consideramos que vaya a ser un factor decisivo.
A partir de aquí, entramos en cuándo es interesante el modo eléctrico. Lo ideal, como en todos los híbridos enchufables, es moverse con electricidad por la ciudad y con gasolina fuera de ella. Y no por un tema de ecología, sino de eficiencia y de economía: en carretera, te vas a fundir la batería en dos patadas, así que en esas circunstancias es mejor seguir con la gasolina y guardar la batería para cuando lleguemos a la urbe.



Si lo hacemos así, recorrer unos 45-50 kilómetros con este 320e es bastante factible. Ten en cuenta que en una toma e carga de las más sencillas, de 3,7 kWh, tardarás unas cuatro horas en recargar el coche, y si es en tu casa, donde lo normal es que lo pagues a día de hoy (1 de diciembre de 2023) a 0,15 euros/kWh, la recarga te puede salir por unos tres euros para recorrer esos 50 km reales (es decir, unos seis euros/100 km). En un cargador de pago en una gasolinera, el coste ya no es mejor que el de circular con gasolina o diésel.
Por tanto, si nuestros recorridos van a ser principalmente por ciudad y lo podemos cargar en casa a un precio razonable (o gratis en el trabajo, por ejemplo), este BMW 320e puede ser razonablemente interesante.


¿Y cuándo funciona con gasolina? En ese caso, el consumo real se sitúa en torno a los 6 L/100 km reales. Si te mueves mucho por ciudad en modo híbrido, lo puedes bajar incluso por debajo de 5 L/100 km, que está muy bien, y si vas por carretera a un ritmo vivo, es fácil que pases de 7 L/100 km. No está nada mal, en cualquier caso. Es menos que un 320i siempre y, en ciudad, es menos también que un 320d.
En cuanto al comportamiento, el BMW Serie 3 es un coche de referencia. En este caso, ese extra de kilos situado en las inmediaciones del eje trasero no le favorecen, más bien al contrario. A ritmos tranquilos o por autopista, es tan bueno, tan preciso y tan cómodo como cualquier otro Serie 3. En ciudad, también. En carreteras de curvas a ritmo alegre, no. Ese exceso de kilos genera algunas inercias que restan precisión y agilidad. ¿Grave? No, aunque todo depende de para qué quieras tu Serie 3, y no creo que nadie se compre un 320e para ir deprisa por carreteras de curvas. No es lo suyo. Pero digamos que, si a un BMW Serie 3 le pongo un 9,5 en comportamiento, este 320e se queda en un 8.
