Prueba BMW X3 xDrive20d: Un SUV para quienes lo quieren todo

El BMW X3 (E83) llegó a nuestro mercado a finales de 2003, y rápidamente se convirtió en un auténtico éxito de ventas. Aquel modelo combinaba una agilidad cercana a la del coetáneo BMW Serie 3 (E46) con la capacidad de salir del asfalto del BMW X5 (E53) que había visto la luz cuatro años antes. No había absolutamente nada en el mercado que se le pareciera… nada, y probablemente ni siquiera BMW, que había subcontratado su producción a Magna (quien fabricaba el BMW X3 E83 en Graz, junto con el Mercedes Clase G), podía imaginar que su nuevo modelo se estaría peleando con el Toyota Land Cruiser por ser el 4×4 más vendido del mercado.

Por eso, siempre que me pongo a los mandos de un BMW X3 tengo muy en cuenta su origen y su enorme peso en el mercado. De hecho, el X3 fue el año pasado el tercer modelo más vendido de BMW, por detrás del Serie 1 y del X1. Y dentro de la familia X3, el xDrive20d es la versión más popular.

BMW X3 xDrive20d: Renovado en 2021 con hibridación ligera

Estamos, así, ante la tercera generación (G01) del BMW X3, un modelo que se puso a la venta en 2017 y que se renovó a mediados del año pasado, adoptando sutiles pero importantes cambios de diseño, nuevos equipamientos y, lo más importante, motores con hibridación ligera.

Así, bajo el capó de este X3 encontramos el motor turbodiésel B47, un cuatro cilindros en línea de carrera larga fabricado en aluminio que cuenta con dos litros de cilindrada y desarrolla 190 CV y 400 Nm. Es un motor moderno (se estrenó en 2014), modular y muy eficiente que ofrece un amplio rango de utilización y, montado longitudinalmente, hace buenas migas con la caja de cambios automática ZF de ocho velocidades. No se le puede pedir más suavidad, mejor respuesta a bajo régimen ni mayor economía de uso, ya que resulta relativamente fácil moverse por debajo de los seis litros de gasóleo a los 100 kilómetros, algo en lo que el sistema de hibridación ligera, con una máquina eléctrica de 48 voltios que hace las veces de motor de arranque y alternador complementado con una batería de 0,5 kWh tiene bastante que ver.

Y no solo es llamativo el consumo, máxime teniendo en cuenta que el motor ha de arrastrar una transmisión que lleva el par a las cuatro ruedas (unas nada ecológicas Pirelli P Zero en medida 245/45-20 delanteras y 275/40-20 traseras, opcionales, en la unidad de pruebas), sino también la autonomía, que oficialmente alcanza los 1.172 kilómetros con un único depósito, y extraoficialmente no está demasiado lejos. Es una cifra que probablemente tardaremos décadas en ver en un vehículo eléctrico (si es que alguna vez la vemos) y nos hace pensar si no estamos jubilando demasiado pronto una tecnología diésel que ha alcanzado unas destacables cotas de eficiencia.

Hay una versión menos potente de este fantástico motor B47 en el BMW X3 sDrive18d, una variante de acceso a la gama que renuncia a la tracción total, entrega 150 CV, baja 2 décimas de litro el consumo en el centenar de kilómetros y permite ahorrar 4.400 euros en la compra, que es apenas un 7,5 % del total o lo que cuestan opciones como el paquete M Sport (montado por esta unidad). Desde nuestro punto de vista, no merece la pena el ahorro porque, aunque su potencia es suficiente para un uso tranquilo del vehículo, el hecho de carecer de tracción total convierte al X3 sDrive en un sencillo automóvil familiar, sin apenas ventajas frente al equivalente BMW 318d Touring.

El BMW X3 fuera del asfalto

Y, ya que hablamos de tracción total, no hay que olvidar que la capacidad de salir del asfalto es una de las características que hacen de este BMW X3 uno de los vehículos más versátiles del mercado. Es cierto que la configuración de la unidad de pruebas no es la más indicada, con el kit aerodinámico M, las suspensiones deportivas y las llantas de 20”, pero aun así el BMW X3 sigue ofreciendo unas capacidades muy dignas para circular por caminos más o menos rotos, cruzar ríos de arena, torronteras o zonas moderadamente embarradas. La clave está en el sistema xDrive y en su buena gestión electrónica.

De entrada, el BMW X3 circula habitualmente con tracción trasera o, más concretamente, con el tren delantero desacoplado. Lo hace así cuando llevamos una velocidad constante, cuando deceleramos, cuando frenamos, cuando aceleramos suavemente o al maniobrar en parado. En cuanto reemprendemos la marcha desde parado, si aceleramos mucho, al abordar una curva a cierta velocidad, cuando se detecte un mínimo ángulo de guiñada (el coche gira más o menos de lo marcado por el volante) o sobre firmes deslizantes (los sensores de giro de rueda detectan pequeñas diferencias de rotación al compararse sus lecturas), el tren delantero se conecta gracias a un embrague de discos ubicado en la caja tránsfer a modo de diferencial central, y lo hace de manera casi imperceptible.

Se trata, por tanto, de un sistema muy serio, relativamente sencillo pero magistralmente implementado tras más de dos décadas de evolución constante. En su última iteración es además tremendamente ligero, algo que puede comprobarse fácilmente comparando el peso entre el BMW X3 sDrive18d y el xDrive20d, cuya diferencia es de apenas 30 kilos.

Evidentemente, el sistema xDrive no hace que el BMW X3 sea un todoterreno trialero extremo, pero sí le permite desenvolverse con más solvencia que la gran mayoría de SUVs y, especialmente, que la práctica totalidad de modelos con motores transversales, tracción delantera permanente y conexión automática del tren trasero, como puede ser el caso de un Mazda CX-5 o un Volvo XC60. Por otra parte, la altura libre o, más bien, la imposibilidad de elevar la carrocería y, sobre todo, los neumáticos es su talón de Aquiles, lo que verdaderamente marca los límites y le pone en aprietos frente a modelos dotados de suspensión neumática opcional, tales como los Range Rover Velar, Audi Q5, Porsche Macan o Mercedes GLC.

En nuestra unidad contamos además con la suspensión deportiva opcional, con muelles ligeramente más cortos y firmes, así como estabilizadoras más rígidas, lo que no parece la mejor idea para salir del asfalto. Tampoco las llantas de 20” con ruedas de 11 centímetros de flanco son la mejor opción. Aun así, esta unidad se defiende bien por caminos siempre que circulemos a un ritmo tranquilo y muy atentos a posibles piedras o baches.

La clave está en cómo configures tu BMW X3

Dicho esto, el BMW X3 puede configurarse de modo que sea aún mejor fuera del asfalto y, de paso, más confortable en carretera. Y eso no quiere decir que vayamos a tener un coche menos estable o menos seguro si tenemos que esquivar un alce con un volantazo brusco. Básicamente, la configuración ideal es dejar el coche tal y como viene de serie (sin el kit M) y, si acaso, reemplazar los neumáticos originales (en medida 225/60-18 104W, que ya cuentan con unos buenos flancos de 13,5 cm) por unas cubiertas de cuatro estaciones en la misma medida, como las Cooper Discoverer All Seasons, las Goodyear Vector 4Seasons o las Michelin CrossClimate. Este tipo de ruedas funciona netamente mejor en caminos embarrados que las ruedas de verano de asfalto convencionales. Y si queremos realmente movernos con garantías fuera del asfalto, unas Yokohama Geolandar AT G015 (disponibles en medida 225/60-18) cumplen la doble función de rueda de invierno y rueda AT (All Terrain o Todoterreno).

Pero independientemente de si lleva suspensiones deportivas y neumáticos de perfil bajo o no, el BMW X3 xDrive20d es un formidable SUV que ofrece también un excelente rendimiento en asfalto. En ciudad, el cambio automático resulta comodísimo, con un convertidor de par que se acopla rápidamente y de forma suave. Y si practicamos una conducción eficiente, lograremos unos consumos muy bajos. Además, es muy habitual ver la aguja del cuentavueltas por debajo del “cero”, ya que el fuerte del sistema de hibridación ligera es precisamente su capacidad de mantener el motor diésel parado siempre que éste no sea necesario.

En carreteras convencionales, el comportamiento es muy agradable. Hay un gran aislamiento acústico, pero a la vez se siente una buena conexión entre las ruedas y el asfalto, con una dirección que da la sensación de seguir fielmente las órdenes ejecutadas sobre el volante y una carrocería en la que apenas se perciben movimientos no deseados de inclinación lateral, cabeceo o hundimiento de la zaga.

Pero el BMX X3 es también un excelente viajero. En autopista, lo más aconsejable es poner el control de crucero a 120 km/h y la interfaz de modos de conducción en Eco Pro, que permite la navegación “a vela” o, lo que es lo mismo: desacopla el cambio para reducir la resistencia mecánica al avance en momentos en los que la propia inercia del vehículo es suficiente para mantener la velocidad de crucero.

Independientemente del escenario por el que circulemos, la calidad de la vida a bordo es otra de las claras ventajas de un BMW X3 al que la única pega que puede ponérsele es la firmeza de las suspensiones deportivas (y los neumáticos de perfil bajo) en carreteras rizadas, algo que puede incomodar especialmente en las plazas traseras.

Ergonómicamente, el puesto de conducción es impecable, y atrás hay sitio para que dos adultos viajen sin agobios, por no hablar de un solvente maletero de 550 litros. Todo está bien rematado y con materiales de aparentemente buena calidad, si bien parte de lo que ves en las fotos de la unidad probada es opcional, comenzando por la tapicería de cuero natural, y siguiendo por el reglaje de inclinación del respaldo de los asientos traseros, el techo panorámico, las persianillas de las ventanas traseras, los cristales tintados, el maletero compartimentado…

BMW X3 xDrive20d: Conclusiones

No hay duda de que el BMW X3 ofrece mucho para un enorme abanico de públicos. Y su problema es quizá ése: querer abarcar el mayor espectro posible de usuarios implica hacer concesiones en muchas áreas. Para nosotros, su motor, su comportamiento, las sensaciones que transmite al volante y su sistema motriz se encuentran al máximo nivel, si bien la ausencia de suspensiones neumáticas (ni siquiera en opción) supone un importante lastre de cara al uso fuera del asfalto.

Por un precio base en torno a los 58.000 euros, nos parece una opción muy interesante siempre que busques un SUV que ofrezca buenas prestaciones, economía de uso, agrado de conducción, capacidad de representación, aptitudes para circular fuera del asfalto, buena habitabilidad y unas dimensiones manejables. Si no quieres renunciar a ninguno de esos factores es muy poco probable que encuentres una alternativa en el mercado actual.

BMW X3 xDrive20d: Ficha técnica

• Motor turbodiésel, 4 cilindros en línea.
• Cilindrada: 1.995 cm³.
• Potencia máxima: 190 CV a 4.000 r.p.m.
• Par máximo: 400 Nm a 1.750 – 2.500 r.p.m.
• Mild hybrid 48 V, 11CV, 0,53 kWh.
• Cambio automático de 8 velocidades.
• Tracción total conectable automáticamente.
• Suspensión delantera McPherson.
• Suspensión trasera multibrazo.
• Dirección de cremallera con asistencia eléctrica.
• Frenos de disco ventilados en las 4 ruedas.
• Largo x ancho x alto: 4.708 x 1.891 x 1.676 mm.
• Batalla: 2.864 mm.
• Masa en orden de marcha: 1.915 kg.
• Velocidad máxima: 213 km/h.
• 0-100 km/h: 7,9 s.
• Consumo combinado WLTP: 5,8 l/100 km.
• Precio: 57.900 euros.