
Cuarenta y ocho años, para ser exactos, lleva este Santana Serie IIA rodando por todo tipo de carreteras y caminos, viendo aparecer las autopistas, reemplazarse los adoquines por asfalto y extinguirse, o casi, los auténticos todoterrenos.
En 1982, Santana intentó dar un aire moderno al veterano Serie III con la incorporación del turbo, los frenos de disco, la quinta velocidad, la dirección asistida y las ballestas parabólicas. Pero estos cambios llegaron cinco años tarde.
Más de 30 años después de cesar su produciión en la factoría de Santana en Linares (Jaén), los Land Rover Santana siguen gozando de gran consideración en el Sahara Occidental donde son muy valorados y donde se han especializado en su preparación y reparación.