A la hora de realizar el mantenimiento de cualquier automóvil con motor de combustión, ya sea de gasolina, diésel, a gas o híbrido, es fundamental cambiar líquidos, desde el aceite del motor, hasta el refrigerante o el aceite de la transmisión. Los coches eléctricos, sin embargo, no necesitan aceite para lubricar su motor, pero sí que emplean otros líquidos fundamentales para garantizar su funcionamiento.
Y es que, además de necesitar un mantenimiento para revisar todos los elementos del sistema eléctrico, como los cables o la batería, los modelos de cero emisiones requieren un mantenimiento para sustituir los líquidos refrigerantes que se encargan de mantener a raya la temperatura del motor o la electrónica.
Además, los vehículos eléctricos utilizan aceites de transmisión, normalmente entre 1 y 2 litros, si bien no suele ser necesario sustituirlo a lo largo de la vida útil del coche. De la misma manera y, como cualquier coche, cuentan con líquido de frenos que debe sustituirse cada dos revisiones, según estipulan los programas de mantenimiento. También como el resto de automóviles, tienen líquido limpiaparabrisas que debe rellenarse cuando baje de nivel. Por último, hay que mencionar el gas refrigerante para la climatización, que normalmente es el R134 y, si no hay fugas en el circuito cerrado, no debe recargarse nunca.
Pero, ¿son iguales los fluidos que utilizan los coches eléctricos? La respuesta en el caso de los líquidos de freno y limpiaparabrisas es sí, pero no emplean los mismos aceites para la transmisión la refrigeración del sistema eléctrico. Como indica Shell, «los vehículos eléctricos también necesitan aceites para funcionar, pero los lubricantes actuales, desarrollados para motores de combustión interna, generalmente no cumplen los requisitos de rendimiento de los sistemas de alta tecnología de los vehículos eléctricos, que necesitan aceites de viscosidad ultrabaja con excelentes propiedades de resistencia a la degradación, como los de la gama Shell Helix Hybrid«.
