Motos extraordinarias de los últimos 15 años que ya habías olvidado

Existen motos extraordinarias por las que no pasa el tiempo aunque, de manera paradójica, han bastado 15 años para que algunas de ellas queden diluidas en el seno del olvido. En realidad, merecen ser recuperadas de donde estén para recordar lo que implicó su puesta en escena.
Deportivas de manillar alto, custom de largo recorrido o de cortos paseos para mayor gloria de su imagen, naked esplendorosas, peculiares viajeras de alma deportiva o incluso algún que otro espécimen difícil de clasificar… Todas ellas marcaron una época no hace tanto, cada una con sus motivos y pretensiones, o tal vez incluso sin un planteamiento inicial que implicara causar impacto en el mercado.

Precios, ofertas, fichas técnicas e imágenes de TODOS LOS MODELOS DE MOTOS Y SCOOTERS del mercado
Motos extraordinarias del pasado reciente
Sea como fuere, queriéndolo o no, en absoluto pasaron inadvertidas y gracias a ello, hoy día representan el pasado más reciente del mercado que nos acoge, si bien no siempre es posible reinterpretar la historia en formatos contemporáneos aunque solo sea por las normativas vigentes, a lo que habría que sumarle la situación global económica y geoestratégica. Cosas de la historia.

BMW HP2 Megamoto
La historia de BMW está salpicada de motos que han supuesto un “brindis al sol” dentro de la política de seriedad y buena praxis de la marca bávara. Una de ellas es la BMW HP2 Megamoto, que podría calificarse hoy como una supermotard de lo más descarada. Una «megamoto» con todo lo que eso implica, incluyendo los casi 200 kg que le adornaban.
Pero atención, porque no seguía las pautas de una “freestyle” cualquiera, ya que además del carácter impreso por el bóxer 1.170 cc SOHC “air-aceite” con 113 CV, alardeaba del consiguiente basculante monbrazo Paralever que le confería una estética no solo muy personal, al estilo BMW, sino también con una planta francamente espectacular viéndola «en directo».
Otros rasgos como la enorme distancia entre ejes de 1.615 mm o la tremenda altura del asiento al suelo, 890 mm, le aportaban un carácter fuera de lo convencional, digno de stunt del momento aunque para no mucho más, lo que fue acusado por sus ventas, también empujado por un precio que rozaba los 20.000 euros de entonces.

Buell XB9SX LIghtning City X
El fundador de la marca, Eric Buell, puso su apellido al servicio de una firma caracterizada por producir motos de aspecto transgresor, animadas por motores de origen Harley-Davidson. Se atrevió con modelos deportivos, trail y naked como el que ves en esta imagen.
La Buell XB9SX Lightning City X pretendía ser la naked definitiva para aquellos que buscaban evadir las normas de lo convencional… y a buena fe que lo conseguían, entre otros aspectos por sus piezas transparentes en vivos colores, el brutal disco periférico de freno delantero o la minimalista zaga que contrastaba con el potente chasis y basculante de aluminio, y transmisión por correa dentada.
Además, el sonido del motor “esencia H-D Sportster”, con refrigeración por aire forzado y el calor que desprendía el mismo, también se mostraron como “marcas de la casa” en una moto que se ofrecía en dos cilindradas: 894 cc y 1.203 cc.

Ducati Paul Smart I.E. 1000
El piloto de origen británico Paul Smart dio nombre a esta espectacular retro deportiva aparecida en 2006, aunque antes fue mostrada como un prototipo de salón parte de una especialísima colección de motos clásicas al estilo “ducatisti”, junto a la Ducati 1.000 GT.
Fue precisamente la victoria de Paul Smart en las 200 Millas de Imola en 1972 con una moto derivada de la original Ducati GT 750, la primera desmo de la firma boloñesa, la que supuso un antes y un después en su devenir tanto comercial como deportivo. La Ducati Paul Smart I.E. 1000 así lo conmemoraba.
Son muchas las peculiaridades de esta moto, si bien destaca las líneas y colores que recuerdan la efeméride del piloto que lleva su nombre, así como la especialísima lista de equipamiento que adorna la parte ciclo, siendo el motor un “due valvole” (dos por cilindro) de refrigeración por aire. Más neoretro, imposible.

Harley-Davidson Softail Cross Bones
Todos conocemos el significado de un par de huesos humanos cruzados bajo una calavera… Así es como denominó Harley-Davidson a su especialísima Softail equipada con horquilla Springer, al más puro estilo norteamericano de las H-D equipadas con el singular tren delantero cuasi rígido.
Una estética y solución técnica que data de principios de siglo XX, más en concreto de 1907, año en el que aparcería la primera horquilla Springer montada en una Harley-Davidson, consistente en una palanca que oscila bajo el control en freno y retorno mediante un par de muelles. Así de simple y así de impactante en una FLSTSB del siglo XXI.
Como no podía ser de otro modo, muchas Harley-Davidson Softail han servido de origen para crear modelos exclusivos mediante preparaciones que evocaban a motos de la II Guerra Mundial o, simplemente, como mero ejercicio de estilo que representa a la perfección la propia Cross Bones, una evocadora “gamberra” Softail con base Springer.

Honda NM4 Vultus
Con la Honda NM4 Vultus aparecida en 2014, la capacidad de la marca del ala dorada para sorprendernos fue más allá de la nuestra, como usuarios finales, para asimilar un lanzamiento tan… ¿difícil de calificar? Con la foto sobre estas líneas, sé tú mismo el que aporte el adjetivo que llegue a tu mente.
Derivada de otro extraordinario ejercicio de estilo, la particular Honda DN-01, la Vultus siguió sus pasos en cuanto a diseño “manga”, futurista, “japanimation” o como quieras denominar dicha corriente, donde las interminables distancias entre ejes, lanzamientos de horquilla de órdago, distancias al suelo recortadas y formas aerodinámicas de cierto aspecto “scooteriano” dominan el conjunto.
Para rematar, y como no podía ser de otro modo desde la aparición de la tecnología DCT (Dual Clutch Transmission) de Honda, la NM4 Vultus se hacía valer del mismo motor con origen en las primeras NC700 automáticas, a lo que se sumaba iluminación LED, aprovechamiento de amplios espacios para capacidad de carga e incluso iluminación de la instrumenación con color a elegir.

Kawasaki VN2000
Las custom japonesas tuvieron su momento de gloria cuando comprobaron que no solo de custom norteamericano vivía el “rider” europeo. De hecho, con productos como una de las custom de serie más musculosas de la historia, Kawasaki se desmarcaba con la producción de la todopoderosa VN2000, la V2 de mayor cilindrada del momento.
La marca verde ya disponía de una Kawasaki VN1700 que se presentó en versiones básica y turística, con carenado, maletas y demás complementos touring. Pero con la llegada de la VN2000, la familia Vulcan alcanzaba su máximo esplendor en todas las facetas imaginables, incluida la capacidad interna del propulsor V2 con 2.053 cc.
Discos de 300 mm delanteros y uno de 320 mm atrás, llantas de 16” con una enorme goma 200/60 en la zaga, una longitud máxima de más de 2,5 metros y un peso de 349 kg, todavía hoy, después de casi 20 años desde su primera aparición, sigue siendo objeto de culto para los amantes de las custom niponas más icónicas de todos los tiempos.

Moto Guzzi MGX-21
Existen diferentes marcas que apuestan por la moda cruiser touring sport, y Moto Guzzi hizo lo propio con la que era, en el momento de su aparición en el mercado, la versión del V-Twin italiano más puntera jamás conocida en serie hasta entonces. ¿Una custom deportiva? La respuesta sería, ¿por qué no?
En 2017 fue una moto que causó sensación por tantos motivos que extenderían demasiado este artículo. Si tuviéramos que mencionar los más destacados, habría que reseñar el montaje de un carenado “batwing” anclado al manillar, la profusión en el empleo de la fibra de carbono, el atrevimiento en el empleo con el mismo material de una llanta delantera de 21 pulgadas semilenticular “Flying Fortress”, o las culatas y pinzas de freno en un rojo que destacaban sobre la negrura general.
Equipo de música con radio y conexión USB con Bluetooth para emparejar cualquier smartphone, “remataba la faena” con la mirada claramente puesta, entre otros puntos, en el mercado norteamericano, donde se aprecia y mucho el producto exterior, más todavía cuando rivaliza con la potente y patriótica industria local…

Suzuki B-King
A veces, cuando entra en escena una moto como la Suzuki B-King, parece como si sobraran las palabras. Una moto derivada de la inconmensurable Suzuki Hayabusa, despojándole de su carenado y haciendo de su figura un extraordinario ejercicio de estilo, no podía pasar desapercibida por el público más o menos entendido o neófito.
Corría la década que daba inicio al siglo XXI y las naked comenzaron a despegar en su particular insistencia por mostrar las “vergüenzas” de una moto deportiva, de modo que era la mejor excusa para hacer lo propio con la GSX-R1300 Hayabusa. El halcón volvía a volar alto, eso sí, en esta ocasión con manillar alto y sin las aerodinámicas fibras de la sport-turismo.
Fue tal su impacto que la versión “mini” representada por la Suzuki GSR-600, con base en la GSX-R600, una de las reinas Supersport de la década, llegó a ser una de las motos más vendidas en nuestro mercado. Quedaba claro que era un acierto y que solo su precio establecía ciertas barreras que fueron cayendo a medida que se ofertaban las últimas unidades disponibles en stock.

Victory Vision
Polaris, propietario de Victory, anunció su cierre en 2017 tras 18 años de prolífica actividad. Un tiempo en el que se demostró que con un diseño alternativo, tecnología del alto nivel y muchas ganas de innovar, se podían producir motos custom con un aire diferente, fresco y muy atractivo para todo tipo de público.
En realidad, todo ello viene en cierto modo desembocando en lo que hoy día supone Indian, la heredera de la idiosincrasia arrastrada por Victory en sus años de presencia en el mercado. De entre sus modelos más icónicos, tal vez la rutera Victory Vision sea una de las más impactantes.
Una verdadera cruiser digna de lucir orgullosa el marchamo de pertenencia al siglo XXI con la tecnología más avanzara aplicada a su segmento, como bastidor fabricado en aluminio que albergaba un potente motor V2 multiválvulas refrigerado por líquido, frenos dignos de motos sport y una estética que mezclaba lo vintage con la más rabiosa actualidad.

Yamaha V-Max
La Yamaha V-Max fue quien acuñó aquel concepto de “macho bike” allá por 1985. Una moto que pretendía seducir al mercado norteamericano y que acabó haciéndolo con los más determinantes de los países de todo el mundo, convirtiéndose en un icono de las máquinas más potentes en aceleración.
No es de extrañar, ya que el V4 era una verdadera bestia entregando par y potencia desde muy bajas revoluciones. Y en realidad da igual que hablemos de la primera generación de esta moto, como hasta ahora, o de la última conocida con su largamente deseado regreso en 2008, donde incluso el celuloide le acogió con los brazos abiertos en la cinta Gost Rider (El Motorista Fantasma), con un acalorado Nicolas Cage a los mandos.
Con 200 CV declarados, los guiños a su esplendoroso pasado como las tomas de aire frontales, el manillar alto, la reducida altura del asiento del piloto al suelo con estructura partida respecto al del pasajero (y boca de llenado de gasolina bajo él) son innumerables, incluyendo el enorme neumático 200 trasero que debía soportar los envites del tetracilíndrico en cada apertura de gas.