Y para examinarlo estamos en el exigente circuito belga de Spa, uno de los trazados más legendarios del mundo por lo cambiante y técnico que es. Eau Rouge es su curva más famosa. Se trata de una especie de chicane en pendiente ascendente y totalmente ciega. La vislumbro al fondo a través del parabrisas mientras, sentado en el asiento del nuevo Nissan GT-R, aprecio las mejoras en el interior. Aquí, la consola atestada de botones deja paso a una mucho más limpia y capitaneada por una pantalla táctil que aglutina todas las funciones. Por otro lado, los materiales son más refinados, los ajustes están mejor rematados y las levas del cambio ya no están fijas en la columna de dirección, sino que giran solidarias con el volante. Respecto a esto último, resulta más apropiado de cara a conducción en circuito, pero lamentablemente ya no son de titanio y tienen peor tacto que antes. Por fuera, los cambios son más sutiles. Es nuevo el capó, las llantas, los colores de la carrocería y los paragolpes. La defensa delantera además tiene una abertura mayor para optimizar la refrigeración del motor.
El trazado tiene 7 km de largo y, tras una primera vuelta de reconocimiento a ritmo suave, encaro la recta de meta ya pedal a fondo. El motor 3.8 V6, que ha ganado 20 CV gracias a retoques en el encendido y en la presión de los turbocompresores, ofrece un empuje brutal. Sobre todo al superar las 3.500 rpm, la avalancha de potencia y par te incrusta en su asiento Recaro. Además, la transmisión automática de seis velocidades muestra un trabajo más refinado, con menos chasquidos y tirones. La primera curva es a derechas y, tras ella, aceleras a fondo para alcanzar Eau Rouge. Entro en ella y consigo coronarla a 172 km/h. Este es un punto crítico porque el eje trasero se descoloca un poco, así que tienes que estar atento a corregir la trayectoria con el volante. En verdad, las reacciones del GT-R ´17 son más predecibles y fáciles que en los antiguos Nissan GT-R. Tras Eau Rouge, una recta de un kilómetro culmina en una chicane en la que se reduce de 260 a 95 km/h. Los frenos parecen tener un buen rendimiento y el pedal resulta muy dosificable, algo importante en un coche de 570 CV.
Uno de los cambios más importantes a nivel de conducción está en la suspensión Bilstein Damptronic, que resulta un poco más blanda que antes, sobre todo delante. Esto repercute en transiciones de deslizamiento más progresivas y dóciles, así como en un mayor confort en carretera abierta. Por su parte, la tracción total del Nissan GT-R sigue ofreciendo una adherencia sublime, aunque aún no se la librado de cierta tendencia a subvirar en las curvas rápidas. Sin embargo, sí se ha mitigado en parte ese efecto y, cuando tiene lugar, también aparece de manera más progresiva que antes.
El nuevo GT-R ya está disponible por un precio de 108.050 euros y continua representando una de las alternativas con mejor relación precio/potencia del mercado. Si quieres conocer más sobre él, puedes leer una prueba del vehículo más exhaustiva en Autofácil nº 190 y en evo nº 10.