El circuito invernal constaba de tres circuitos diferentes, el primero de ellos estaba situado al lado de una ladera de una montaña, por lo que era imposible que le diera el sol en casi todo el día. Si a eso le sumamos una temperatura ambiente por debajo de los cinco grados centígrados bajo cero nos encontramos un circuito con placas de hielo y nieve endurecida que no favorecían en absoluto el agarre de los vehículos, además el circuito tenia desniveles.
En este circuito probamos el Mokka 4×4, por supuesto con neumáticos de invierno (como en todos los modelos de la prueba). El pequeño SUV se comporta de forma efectiva y en ningún momento nos quedamos atrapados en las múltiples trampas de hielo del circuito. Eso sí, las leyes de la física siempre se cumplen, y más de una vez terminamos haciendo una ´excursión´ fuera de la pista, pero he de decir que íbamos por encima del límite que el sentido común nos aconsejaría en circunstancias normales. También he de decir que mas de una vez desconectábamos las imprescindibles ayudas que equipa el coche, ya que, la verdad sea dicha, nos lo pasamos bomba con el pequeño modelo de Opel ´haciendo el cabra´ por la pistas heladas. En conducción normal el coche va muy fino y tracciona con eficacia, los frenos y el ABS ponen de su parte, por lo que el nivel de seguridad es alto. Pero no olvidemos que estamos conduciendo prácticamente sobre hielo.
El segundo circuito constaba de una pista con nieve y hielo con curvas y zigzags enlazados, pero en superficie plana. En este circuito probamos el Sports Tourer. He de decir que el coche era muy divertido, y además tenía un aplomo excelente. En conducción normal con ayudas el coche transmitía mucha confianza, eso me llevó a desconectar otra vez todas las ayudas, y he de decir que me lo pasé en grande enlazando las curvas a izquierda y derecha con el coche de lado. Fue con este modelo con el que me volví por carretera a Salzburgo, y me sorprendió muy gratamente la calidad de rodadura, el silencio de marcha y el agrado de conducción del motor. Un coche excelente, equilibrado y eficaz. Además el equipamiento está a la altura de sus rivales. Vamos, un coche excelente.
El coche es un vehículo muy serio. Sus 325 caballos y 435 nm. de par así lo indican, por lo que conducirlo en nieve y hielo tiene su morbo.
Si optamos por ir tranquilos, el coche necesita una marcha larga y mucha suavidad con el acelerador, ya que el tremendo par que transmiten las cuatro ruedas al suelo hace que todas las ayudas de que dispone el coche sean absolutamente necesarias. Eso sí, el coche agarra y frena estupendamente.
Si decidimos divertirnos, simplemente dejamos el coche en segunda y le damos rienda suelta a nuestro pie derecho. El coche se vuelve ´bruto´ y divertido, pero ya es mucha potencia y par motor para llevar el coche por la trayectoria deseada, aún así el chasis y el sistema de tracción dan lo mejor que tienen para mantener el coche por su sitio.
Pero nos va la marcha, así que desconectamos todo y nos ponemos en ´modo piloto on´. Ahora el coche es una mala bestia que transmite toda su potencia y par sin nada de ayudas. Las risas y la cara de felicidad son infinitas, nos pasamos mas tiempo corrigiendo y contravolanteando que en la trazada deseada, pero la diversión es mayúscula. Mi compañero en las pruebas terminó en camiseta de la ´sudorina´ que llevaba. Pese a todo el coche es noble, pero asequible a muy pocas manos si desconectamos las ayudas.
Sólo puedo animar a los lectores a realizar un curso de conducción sobre nieve y hielo. Además de aprender un montón y mejorar sensiblemente su nivel de conducción se lo van a pasar pipa y van a poder apreciar las posibilidades que ofrecen estos vehículos de tracción total y posniveles de seguridad que ello conlleva.