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Quién fue Carroll Shelby, uno de los protagonistas de la película Le Mans’66

Carroll Shelby es para Estados Unidos lo que Enzo Ferrari para Italia. Comenzó como granjero… pero, por suerte para el automovilismo, una enfermedad terminó con sus gallinas y le obligó a vivir de las carreras y, sobre todo, de los diseños de algunos de los mejores deportivos de la historia como el mítico Shelby Cobra.

Quizá asocies su apellido al de muchos superdeportivos americanos más que al de una persona… y no vas desencaminado. Piloto de combate durante la II Guerra Mundial, basurero con una pequeña flota de camiones y criador de una granja de aves y pollos, Carroll Shelby es, a sus 85 años, una de las pocas leyendas vivas del automovilismo. Y no es de extrañar: entre las creaciones de este tejano destaca el AC Cobra que, con sus 340 CV, rivalizó en algunos circuitos americanos –como los de Daytona, Sebring o Florida– con todo un Ford Mustang o un Chevrolet Corvette Stingray y en carreras europeas –como Le Mans– con rivales de la talla del Ferrari 250 GTO o el Ford GT40… Además, Shelby fue el creador de las líneas transversales blancas que hoy en día llevan sobre el capó muchos modelos deportivos.

La historia de este mito del mundo del motor comenzó como una simple afición en 1952, con sólo 29 años, cuando un amigo le convenció para competir en carreras de coches con un hot rod –deportivos americanos con motor V8 concebidos para alcanzar aceleraciones brutales en recta–. Una pasión que le resultaba difícil de practicar, ya que compaginaba su afición por los circuitos con el cuidado de su granja de aves –de lo que realmente vivía–.

De hecho, la granja –ubicada en Texas– le absorbía tanto tiempo que, en agosto de 1953, llegó tan tarde a una carrera… que tuvo que competir vestido de granjero. Una situación que provocó innumerables risas entre sus compañeros pero que le dio fama y popularidad ante la prensa, que le apodó como ‘el piloto granjero’. De hecho, y conocedor del reclamo publicitario que suponía correr vestido así, decidió competir con ese atuendo a partir de entonces.

Ford Le Mans

Por desgracia para Shelby, o por fortuna para la historia del automóvil, el mal de Limber –enfermedad que ataca al sistema nervioso de las aves– acabó con sus gallinas a finales de 1953 y su granja quebró. «Me dí cuenta de que no podía ganarme la vida criando pollos y me pregunté qué quería hacer. La respuesta fue: algo relacionado con los automóviles». Así que, en 1954, se propuso ser piloto profesional de carreras. Una decisión acertada que le permitió, en sólo seis años, convertirse en uno de los pilotos americanos más laureados: ganó tres Campeonatos Nacionales de Estados Unidos, estableció el récord en la Hill Climb Auto Race en 1956 –un rally de montaña conocido en EE.UU. como la ‘subida a las nubes’– y disputó, aunque sin subir al podio, ocho GP de F1 en 1958. Además, un año más tarde, ganó las 24 Horas de Le Mans a los mandos de un Aston Martin DBR1; «fue una de las emociones más fuertes de mi vida: competí tomando píldoras de nitroglicerina… porque estaba enfermo del corazón».

De hecho, su estado de salud no le permitió resistir la tensión que se vive en las carreras y tuvo que abandonar la competición en 1960; cuando, por su enfermedad coronaria, los médicos le diagnosticaron, como mucho, cinco años de vida. Este revés hizo que tuviera que ganarse la vida como preparador de coches de competición, algo con lo que conseguiría el dinero suficiente para comenzar a fabricar sus propias creaciones. Para ello, contó con el apoyo de Ford, la marca para la que siempre había corrido…

Shelby AC Cobra

Y es que Shelby tenía en su cabeza una obsesión: desarrollar un coche que combinase un chasis a la altura de deportivos europeos –como Ferrari, Bugatti o Lamborghini– con un motor americano de gran cilindrada y potencia –los conocidos como muscle cars, coches musculosos–. ¿Su sueño? Construir «el deportivo de América»€ y llamarlo Cobra –un animal que, por su agresividad, le encantaba identificar con lo deportivo–. Y tuvo suerte porque la marca británica AC estaba al borde de la quiebra tras perder a su proveedor de motores –Bristol– y, al mismo tiempo, Ford estaba desarrollando un nuevo motor V8. Shelby conocía la situación y salvó al constructor británico gracias a la adopción de motores Ford. Así, tras casi dos años de trabajo, en 1962, Carroll Shelby sorprendió al mundo con un modelo que aún hoy sigue siendo un objeto de culto: el AC Cobra –conocido en EE.UU. como Shelby AC Cobra–.

Con este superdeportivo, Shelby comenzaría a labrar su leyenda como preparador de coches, alcanzando su auge a finales de los años 60 con la llegada del brutal AC Cobra 427, del que sólo se fabricaron 358 unidades con un V8 de 415 CV. De hecho, cuentan que para demostrar ‘las habilidades’ de este superdeportivo Shelby pegaba un billete de 100 dólares en el salpicadero, y prometía a sus clientes que si eran capaces de cogerlo mientras aceleraba a fondo sería suyo€ pero nadie lo consiguió jamás. Esta anécdota le dio tal fama que, hace poco menos de un año, Shelby subastó su AC Cobra Super Snake de 800 CV para conseguir dinero para su fundación benéfica… y por él llegaron a pagar 5,5 millones de euros, convirtiéndose así en el deportivo americano más caro de la historia.

Carroll Shelby y Dan Gurney

¿El secreto de su éxito? «Sabía elegir a la persona perfecta para realizar cada trabajo y darle la libertad necesaria para conseguir el mejor resultado», afirma Phill Henry, uno de sus mecánicos durante el desarrollo del mítico Ford GT40; modelo que Ford construyó en los años 60 con el objetivo de acabar con el reinado de Ferrari en las míticas 24 Horas de Le Mans… pero que resultó un fiasco hasta que llegó Carroll Shelby en 1965. Tan sólo un año después, logró que Ford ganara este título… que consiguió cuatro veces consecutivas –desde 1966 a 1969–.

Tras los primeros éxitos deportivos de sus creaciones, en 1965 Ford le encargó a Shelby que ‘inyectase’ potencia al Mustang –también conocido como el ‘coche de las secretarias’ por ser considerado ‘de paseo’–, que contaba con un motor de 109 CV. Los resultados fueron espectaculares: en 1965, apareció el Shelby Mustang GT 350 V8 de 306 CV, y un año más tarde, el todopoderoso GT 500 KR, también conocido como ‘King of the road’ o ‘Rey de la carretera’ por su motor de siete litros y 355 CV ‘declarados’ –la potencia real era de 400 CV a 5.600 rpm–. Sin duda, uno de los modelos más admirados de Estados Unidos y protagonista de películas como 60 segundos. Desde entonces, tras un periodo de inactividad entre 1969 a 1982, de su factoría han salido modelos tan conocidos como el Dodge Viper, en 1992; el Ford GT presentado en 2003 o el Shelby Cobra Concept de 2005.

CArroll Shelby y Ford Mustang

Con más de 85 años, aún era posible verle en los salones del automóvil presentando nuevos deportivos como el Dodge Viper –inspirado en el AC Cobra– o el Mustang GT, que comenzó a venderse en 2008 en Estados Unidos. Eso sí, en la recta final de su vida su obsesión ya no eran los coches ya que desde la década de los 90, colaboraba –incluso subastando sus propios automóviles– con la fundación que lleva su nombre y que se dedica a ayudar a niños enfermos que precisen transplantes –el propio Shelby sufrió uno de corazón y otro de riñón, y, hasta su muerte fue la persona de todo el mundo que más tiempo sobrevivió tras recibir un corazón nuevo… 21 años–.

El inventor de los muscle car

Ford GT

En 1965, Carroll Shelby presentó una versión potenciada del Ford Mustang: el Shelby Mustang GT 350 en 1965… y sin saberlo había creado un coche poderoso, de aspecto agresivo y con ‘mucho músculo’; había diseñado el primer muscle car –versiones potenciadas de coches de calle–. Además, había ‘fundado’ la filosofía que han seguido los deportivos americanos –como el Chevrolet Camaro, el Dodge Viper, el Corvette– hasta nuestros días: más grandes, más potentes y más rápidos. Incluso las franjas decorativas que atraviesan el capó y el techo de cientos de deportivos también se deben a Carroll Shelby.

Las grandes creaciones de Carroll Shelby

AC Cobra 427

AC Cobra 427

Su nombre lo dice todo. Está propulsado por un motor de siete litros y 415 CV de potencia, que fue diseñado por Ford para competir en la Nascar. Gracias a este propulsor, el AC Cobra aceleraba de 0 a 100 km/h en 4,2 segundos. Tan sólo se fabricaron 358 unidades.

Shelby Mustang GT 500 KR

Shelby Mustang 1968

El ‘Rey de la carretera’ llegó en 1968 y rendía casi 400 CV. En el último Salón del Automóvil de Nueva York, Ford presentó su sustituto: un nuevo Shelby Mustang GT 500 KR con 540 CV previsto para 2008.

Ford GT 40

Ford GT

Diseñado para ganar a los Ferrari en Le Mans, entre 1966 y 1969 logró cuatro victorias en la mítica prueba francesa. Su última generación –el Ford GT 40 MK IV– estaba propulsado por un motor de 7.0 litros.

 

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