Todo comenzó hacer un par de semanas. Ferdinand Piëch hizo unas polémicas declaraciones en las que dejaba claro que ya no apoyaba a Winterkorn, su previsible sucesor en el Consejo de Vigilancia. Fue un órdago, un pulso directo que dividió a la compañía en dos bandos.
Con las declaraciones de Piëch se puso en duda el futuro de Winterkorn dentro del consorcio e incluso se llegó a especular con que perdería su actual cargo. Sin embargo, la balanza se decantó de parte de Winterkorn, pues Piëch había calculado mal sus apoyos. Los trabajadores, los representantes sindicales, el todopoderoso IG Metal e incluso el estado de Baja Sajonia, accionistas del grupo, decidieron apoyar a Winterkorn, firmando la sentencia para Piëch.
Ahora Winterkorn, que tiene contrato como presidente hasta diciembre de 2016, ya se postula como el nuevo sucesor de Piëch al frente del Consejo de Vigilancia, un cargo que de momento asume el que era vicepresidente, Berthold Huber. Por su parte el gran jefe Piëch, nieto de Ferdinand Porsche, asume una jubilación dorada a sus 78 años.