Primer contacto con el Porsche 911 Targa 4S PDK

El concepto Targa surgió, en el año 1965, cuando las autoridades americanas ‘amenazaban’ con prohibir los modelos descapotables que no contaran con un arco de seguridad.
Y, una marca como Porsche, no se podía permitir dejar de vender un 911 ‘sin techo’ en un mercado tan importante. Así, se montó un vistoso arco de seguridad que solucionaba el problema y se añadía a la gama un modelo situado entre el coupé y el descapotable.
Con el paso de las generaciones del modelo, el sistema de la capota se fue sofisticando, hasta el punto de acabar convirtiéndose prácticamente en un techo practicable en el 911 997 Targa. Sin embargo, en esta última edición se vuelve al diseño original aunque añadiendo un punto de complejidad y comodidad. Todo el proceso de capotado y descapotado lo lleva a cabo un solo motor eléctrico y el conductor no se tiene que bajar del vehículo.

Nunca una luneta tuvo tanta importancia

La estética exterior es un claro guiño al pasado. En la anterior generación 997, el Targa consistía básicamente en un techo curvo de cristal que se deslizaba hacia la parte posterior para dejar la zona central del techo ‘al aire’. Aquí, el sistema es bastante más complejo debido a las exigencias del diseño retro, en el que se ha recuperado la característica gran luneta posterior.

Este 911 Targa está basado en la versión Cabriolet, pero en este caso se ‘añade’ un gran arco de refuerzo en el pilar B –esta parte va siempre pintada en color gris y con la inscripción Targa– que aporta rigidez a la estructura y sirve como protección en caso de vuelco.

Esto, junto con el mecanismo del techo, añade 90 kg respecto de la variante equivalente en la carrocería coupé… lo que también ha exigido una puesta a punto específica de la suspensión para mejorar aspectos como el confort de marcha.
El tema del aumento de kilos era la excusa que ponían los seguidores más fanáticos de la firma para no comprar un Porsche 911 que no fuera el Coupé. Pero, como ya comprobamos en el 991 Cabriolet, todos los ‘problemas’ relacionados con su condición de ‘sin techo’ se han erradicado con el objetivo de no cosechar quejas de los clientes, ya sean los más puristas o los más conformistas.

En el apartado mecánico, el Targa 4S viene con la variante más potente del motor 3.8 –el que no lleva la ‘S’ ofrece 350 CV– y asociado al sistema de tracción total –no hay Targa de propulsión trasera–. La caja de cambio puede ser manual o automática, de siete velocidades en ambos casos. Nuestra unidad de pruebas lleva la segunda, y es que cerca del 95% de los 911 991 que se venden en nuestro país llevan esa transmisión.

Al empezar a conducir, es inevitable que se te pase por la cabeza el factor peso, aunque hay que reconocer que a poco que empiezas a buscarle las cosquillas al Targa por carreteras sinuosas, resulta complicado encontrar diferencias gigantescas tanto con la variante cerrada como con la descapotable. La agilidad, solidez y ausencia de inclinación o cabeceo de la carrocería –la suspensión adaptativa PASM, de serie, obra milagros… combinada con las estabilizadoras activas PDCC, por 3.665€–, así como la capacidad del eje delantero para inscribir el morro en las curvas, son realmente impresionantes.

	En la parte superior del parabrisas hay un pequeño deflector que se regula, de forma manual, en dos niveles. Dcha.: La disposición trasera del motor ya apenas influye en el comportamiento del último Porsche 911.

También llama mucho la atención el confort de rodadura que ofrece y la ausencia de crujidos incluso circulando por asfalto en mal estado. No obstante, hay que reseñar que, conduciendo con el techo abierto, el ruido en el interior del habitáculo a partir de 100 km/h es notable, y hay que alzar la voz si quieres mantener una conversación con el acompañante.

Por otro lado, es casi obligado incluir el paquete Sport Chrono –por 2.308 euros– que, entre otras cosas, incluye el botón Sport Plus –modifica la respuesta del acelerador, cambio, suspensión, dirección… para proporcionar un tacto lo más deportivo posible–, los apoyos dinámicos del motor –ayudan a que el comportamiento resulte aún más eficaz– y el escape deportivo –2.973€–, que emite una melodía digna de escuchar a cielo abierto, sobre todo los gorgoteos a la hora de reducir marchas y dejar caer de vueltas el propulsor al aproximarte a las curvas.

En cuanto a la controvertida dirección electromecánica – elemento más criticado en el actual Porsche 911–, lo cierto es que resulta precisa y ofrece un peso adecuado en todo momento, y sólo es a baja velocidad cuando exhibe una tacto algo artificial e inerte a los movimientos lentos de volante.

Podía transmitir más información, pero desde luego hay que ser muy quisquilloso para que suponga un problema insalvable en un conducción decidida. Por su parte, los frenos aguantan ‘lo que les eches’, y no dan muestras de agotamiento o falta de rendimiento sea cual sea el trato que quieras darles.

Para enamorados de tiempos pasados

El Targa es un coche para románticos, ya que cuesta justificarlo desde un punto de vista racional. El precio de esta versión 4S PDK es de 146.811 euros por lo que, si optas por la versión equivalente en Coupé, te ahorras 13.440 euros, unos cuantos kilos… y, lo mismo, eres igual de ‘feliz’ añadiéndole el techo practicable opcional –por 1.928 euros–.

Ahora bien, si un pequeño agujero ‘horadado’ en el techo no resulta suficiente, entonces la opción debería ser el Cabriolet que, aunque cuesta 1.086 euros más que el Targa, proporciona una experiencia al aire libre mucho más placentera sin sacrificar en ningún caso la estética.