Cadillac Escalade vs Audi Q7

Si respondiéramos afirmativamente a esta cuestión, los dos modelos que nos ocupan ofrecerían opulencia por partida doble; de un lado la que consiguen con sus enormes habitáculos, gracias a sus más de cinco metros de longitud, y, de otro, la del refinamiento propio de dos automóviles del segmento Premium, cuyo nivel de acabados y equipamiento raya a gran altura, casi tanto como su también abultada tarifa, situada por encima de los 70.000 €.

Si hacemos un repaso a la oferta existente de todoterreno, por ejemplo a través de nuestra guía de precios, descubriremos que son contados los modelos que superan los cinco metros de longitud, excepción hecha de los pick up. A parte de nuestros dos protagonistas, tan sólo dos monovolúmenes, como el Mercedes Clase R y el Ssang­Yong Rodius, superan estas cotas. Por tanto, sería lógico pensar que nos encontramos ante los todocamino de lujo con mejor habitabilidad del segmento.

Carrocería
Escalade 7,0 ptos. Q7 7,0 ptos.

Visualmente ambos llaman la atención por sus dimensiones, aunque si el Audi es llamativo por sí solo, al lado del Cadillac resulta hasta discreto, y es éste el que focaliza las miradas en virtud de su mayor longitud, altura, anchura y una amplia superficie cromada, muy del gusto norteamericano.

El frontal del Escalade está presidido por una voluminosa parrilla flanqueada por unas ópticas de tres elementos no menos generosas, mientras que detrás sigue la línea de la marca, anticipada con el concept Sixteen en 2003, y dispone de ópticas dispuestas verticalmente.

El todocamino de la firma de ingolstadt es más convencional en lo que se refiere al tamaño y ubicación de las ópticas, así como en la total ausencia de elementos de lo que los norteamericanos llaman «bling-bling».

Conceptualmente, existe una importante diferencia. Mientras que el Audi es fiel al principio de la estructura monocasco, común al resto de todocamino, el modelo americano arrastra secuelas de su pasado todoterreno y conserva un chasis de largueros.

Habitáculo
Escalade 8,5 ptos. Q7 8,0 ptos.

Las enormes dimensiones exteriores se traducen en ambos casos en habitáculos grandes, si bien es el americano el que hace un mejor aprovechamiento del espacio. Dentro del Cadillac podemos sentirnos como en un pequeño salón, las siete plazas, distribuidas 2+2+3 (igual que en un Rodius, por ejemplo), son totalmente aptas para cualquier talla, y los accesos están muy bien resueltos.

En este aspecto cabe destacar el dispositivo opcional que permite abatir los asientos de la segunda fila eléctricamente para facilitar el acceso al banco trasero.

En sentido contrario, el Q7 en su configuración de siete plazas presenta un acceso más complicado a las dos butacas posteriores, que sólo pueden dar cabida a personas de talla inferior a 1,60 metros.

Si bien los dos modelos ofrecen un extraordinario nivel de acabados y una calidad de materiales óptima, surgen diferencias entre el cuero claro empleado en el Escalade y la combinación de cuero y Alcantara negros, propios del acabado S-Line de nuestra unidad del Q7.

En el puesto de conducción la sensación de dominio es total. La posición elevada, las múltiples regulaciones del asiento, su comodidad y el perfecto acceso a todos los mandos harán muy dificil que la conducción de estos todocamino no resulte una experiencia muy agradable. Sólo podríamos encontrar una pega en la escasa longitud de la banqueta del Cadillac y la ausencia de regulación de profundidad de la columna de la dirección, lo cual se suple con la regulación eléctrica de la profundidad del pedalier.

Donde no echamos casi nada en falta es en sus equipamientos. Ambos disponen de sistemas de climatización independientes, equipos de audio de alto rendimiento (destacable el Bose 5.1 Discret Sorround, del Escalade) y una amplia dotación de elementos de seguridad activa y pasiva.

La lista de opciones contempla techo solar y equipo de DVD para las plazas taseras, en ambos modelos, además de un larguísimo etcétera en el caso del Audi.

La capacidad de los maleteros de ambos vehículos se beneficia de las amplias cotas generales, llegando al valor récord de los 3.084 litros del Escalade con la segunda fila de asientos abatida y sin el banco posterior. Con la configuración de cuatro asientos su capacidad es de 1.707, y con los siete asientos desplegados se reduce a 479 dm3.

En el caso del alemán, su maletero cubica 2.035, 775 y 330 litros con la configuración de dos, cinco y siete asientos, respectivamente.

Motor
Escalade 8,0 ptos. Q7 8,0 ptos.

Aunque los dos propulsores coinciden en su construcción de ocho cilindros en V, presentan diferencias importantes, aparte de los dos litros de capacidad o los más de 50 caballos que les separan. El FSI de Audi dispone de alimentación por inyección directa, mientras que en el Gen IV Vortec del Cadillac es indirecta, si bien esta evolución de los tradicionales bloques V8 de GM, ahora se construye en aluminio como el del Audi, y también cuenta con distribución VVT, por lo que se convierte en el primer motor con tecnología de distribución variable montado de serie en el Escalade.

El rendimiento de potencia en valores absolutos es considerablemente mayor en el Cadillac, pero la diferencia de masa, favorable en más de 300 kg al Audi, equipara la realción entre peso y potencia a unos brillantes 6,7 kilos por caballo y coloca al Q7 en una posición de privilegio en lo que a prestaciones se refiere, también en parte por la limitación de velocidad del Cadillac.

En cuanto a los consumos, el mayor cubicaje y la masa del americano también lo lastran, y queda en clara desventaja respecto al modelo alemán que hace valer su mecánica más evolucionada, a pesar de que el V8 de GM ha conseguido solventar cuestiones como la excesiva rumorosidad.

Transmisión
Escalade 6,5 ptos. Q7 7,0 ptos.

Ambos todocamino priman el eje trasero a la hora de transmitir la fuerza generada por sus propulsores. En el Audi la relación es de un 60/40 y la gestión es realizada por un diferencial central Torsen que cuando detecta descompesación en el giro, varía el reparto de fuerza entre ejes. En el caso del Cadillac es un acoplamiento de discos el que realiza esta función.

Los dos fabricantes han recurrido a cajas de cambio automáticas de seis relaciones con posibilidad de accionamiento manual y, si bien la ubicación de la palanca en al Audi es la clásica, en el pasillo central, en el Cadillac ésta va colocada en la columna de la dirección y dispone de un interesante modo de remolque que hace más progresivos los cambios de marcha, ideal cuando arrastramos más de tres toneladas.

En los dos modelos encontramos los ineludibles controles electrónicos de estabilidad y tracción que, en el caso del Cadillac, se agrupan bajo la denominación de StabiliTrack.

Suspensiones
Escalade 7,0 ptos. Q7 8,5 ptos.

Los dos modelos recurren a arquitecturas de tipo independientes en su tren delantero, multibrazo en el Audi y de dobles triángulos el Cadillac. Para el eje posterior, Audi repite la solución, mientras que el americano recurre a un robusto eje rígido.

En el caso del Escalade, el conjunto se completa con un dispositivo denominado ‘sistema de detección de la carretera y amortiguación en tiempo real’. Este rimbombante nombre hace referencia a que el dispositivo explora la carretera, la reconoce y ajusta los parámetros de la suspensión (su dureza, sobre todo) para proporcionar el mayor confort en cada momento.

Las particularidades del Audi en este aspecto vienen dadas por la incorporación de forma opcional de la suspensión neumática regulable y, en el caso concreto de nuestra unidad de pruebas, del paquete deportivo S-Line, que cuenta con una suspensión con tarado más firme y con una altura libre reducida en 10 milímetros respecto a la de serie.

En los dos vehículos el equipo de frenado dispone de cuatro discos ventilados sobradamente dimensionados para controlar sus importantes masas. Además, existen las consabidas ayudas electrónicas en forma de ABS, EBD y EBV. En cualquier caso, no será recomendable abusar de los frenos para controlar dos toneladas y media, que pueden hacer aparecer la fatiga antes de lo que sería de esperar.

Por dentro y por fuera

CADILLAC ESCALADE 6.2 V8.Las dos butacas traseras está homologadas para albergar a tres pasajeros, si bien lo ideal es que acojan a sólo dos. En este caso, el grado de confort es razonable y nos podemos plantear incluso algún desplazamiento algo más largo. La palanca de cambio, en la columna de la dirección, dispone de mandos para el accionamiento manual del mismo.Las dimensiones del interiores permiten que, con las siete plazas operativas, dispongamos de un maletero de 479 litros, que crece hasta los 1.708 si prescindimos de las butacas traseras y supera los 3.000 litros con sólo dos plazas.

El cuero claro y la madera marcan el interior del Escalade, con una consola central más bien sobria y un gran cofre central que denota las dimensiones interiores de la cabina.Los asientos delanteros poseen multirregulación eléctrica, mientras que los de la segunda fila se pueden abatir eléctricamente y dejan un pasillo para mejorar la movilidad en el interior.

Audi q7 4.2 v8 fsi.Las plazas de la tercera fila cuentan con un doble handicap. Su acceso requiere un ejercicio de contorsionismo y no son lo suficientemente amplias como para albergar a dos adultos con comodidad. Sus usuarios se limitan a personas que no excedan del 1,60.Las levas del cambio en el volante son una de las notas distintivas de este modelo.El Q7 dispone de un maletero de gran capacidad. Con todas las plazas operativas, su volumen de carga es de 330 litros, mientras que si abatimos los dos asientos posteriores la capacidad crece hasta los 775 decímetros cúbicos.
El acabado S-Line del Audi se caracteriza por las tapicerías combinadas en cuero y Alcántara de color negro, las inserciones en aluminino cepillado mate y las inscripciones en el volante.En la motorización V8 FSI se combinan los reglajes eléctricos con los asientos deportivos cuando se trata de la versión especial S-Line.

El leve carenado plástico de la parte delantera no aporta demasiada robustez.El gran silenciso de escape con doble salida es característico del Audi V8 FSI y en este caso concreto, también los fuelles neumáticos. El acabado deportivo S-Line del Q7 incluye llantas de 20 pulgadas.La adopción de la inyección directa permte otimizar el rendimiento del V8 FSI de Audi.

Por motor y transmisión, estos Dos todocamino encontrarán pocos problemas para avanzar. Sus cotas TT suponen su principal handicap.Los trapecios de la suspensión delantera del Cadillac son tan robustos como todo el vehículo.Entre los largueros del chasis del Escalade se alberga una rueda de repuesto completa. La llanta de serie del Escalade es de 18 pulgadas. Como opción hay una de 20.El propulsor Vortec de GM rinde 403 CV y posee un bramido estremecedor.

Cómo va
En campo

Salirse del asfalto con cualquiera de estos automóviles debe ser una operación meditada, ya que su radio de acción se verá limitado por unas cotas específicas bastantes desfavorables y por unas dimensiones que les puede vetar el paso por determinados sitios.

Por lo que respecta a la respuesta de la mecánica, ambos andan más que sobrados; de motor están muy bien dotados.

Y el cambio automático, aun sin reductora, es una garantía. Así que su capacidad de tracción dependerá de unos neumáticos de serie que por medidas y esculpido no están indicados para los terrenos abruptos.

El Audi, menos excesivo en sus dimensiones, cuenta con la posibilidad, como opción, de elevar la carrocería gracias al sistema de suspensión regulable, si bien este aspecto se contrarresta en el caso de la versión S-Line por el hecho de que ésta dispone de una altura libre de serie reducida en 10 milímetros respecto a la estándar.

Hechas estas salvedades, estos dos todocamino podrán circular con garantías sobre terrenos más o menos rotos gracias a sus eficaces suspensiones, aunque los franqueos más exigentes son cotos vedados.

En el caso del Escalade, se puede desconectar el control de estabilidad para rodar con mayor libertad, mientras que en el salpicadero del Q7 existe un botón con la engañosa inscripción «ESP OFF», que no desactiva el sistema, como cabría esperar, sino que lo mitiga en lo que el fabricante denomina modo de funcionamiento off road.

En pista

Cada uno de estos vehículos responde a conceptos distintos; más deportivo el del Audi (sobre todo en esta versión S-Line, con suspensión más dura y menos altura libre) y muy señorial el del Cadillac, donde lo que se busca es el máximo confort del pasaje, aunque sin la morbidez típica de los vehículos americanos tradicionales ni en las suspensiones ni en los asientos.

En cualquier caso, la respuesta de los motores es extraordinaria y conviene deleitarse con el bramido del V8 del Escalade (aunque sea hortera y políticamente muy incorrecto, conviene darle placer al tímpano de vez en cuando).

Para lo que no están indicados en absoluto estos vehículos es para callejear.

Primero por el consumo (poco importante para quien se gasta 75.000 € en el coche) y después por sus dimensiones, que nos pueden poner en algún aprieto a la que nos descuidemos, aunque en este sentido sorprende gratamente la buena maniobrabilidad del Escalade.

El cambio en el Cadillac resulta suave, mucho mas agradable que las tradicionales cajas de cuatro relaciones, con dos velocidades ‘overdrive’ que ayudan a reducir los consumos (si es que esto es posible), pero el tacto de la caja del Audi todavía es más directo y deportivo, lo que permite apurar mejor las posibillidades del motor. En ningún caso el Cadillac estimulará nuestro espíritu deportivo, pero, palabra, que a los mandos de este imponente vehículo uno tiende a mirar por encima del hombro al resto de conductores, como con autosuficiencia. Pero podría ser peor y nos podríamos sentir como una estrella del rap en pleno Harlem.

Los rivales
BMW X5 4.8i

En esta nueva entrega, el X5 dispone de una tercera fila de asientos que le equipara con Escalade y Q7 en habitabilidad. Además su oferta mecánica en gasolina le confiere una deportividad levemente superior a la del Q7 y unas prestaciones que superan con creces las del Cadillac.

Motor: 4.799 cm3 Potencia: 355 CV a 6.300 rpm. Par: 475 Nm a 3.400 rpm Reductora: no Velocidad máxima: 240 km/h Precio: 72.700 €.

Hummer H2 Supercharger

La versión Supercharger, que realmente es un accesorio de postventa, dota al H2 de mayor potencia que sus rivales, aunque su escasa aerodinámica y un cambio poco dinámico le sitúa muy por debajo en prestaciones. Opcionalmente puede montar siete asientos.

Motor: 5.967 cm3 Potencia: 425 CV a 5.200 rpm. Par: 495 Nm a 4.000 rpm Reductora: sí Velocidad máxima: 161 km/h Precio: 98.479 €.

LR Range Rover Superch.

Dispone de un espíritu muy deportivo que le sitúa a la altura del Audi, supera con creces al Q7 y al Escalade al circular por campo, ya que se trata de un todoterreno de verdad, con Terrain Response y todo. Pero no puede llevar siete plazas ni como opción.

Motor: 4.197 cm3 Potencia: 396 CV a 5.750 rpm. Par: 560 Nm a 3.500 rpm Reductora: sí Velocidad máxima: 210 km/h Precio: de 111.000 a 121.700 €.

Mercedes GL 500

Es sobre el papel la mejor alternativa en todoterreno de siete plazas. Posee motores brillantes, reductora, suspensión neumática regulable y siete asientos de verdad. Su mayor pega está en el precio, ya que la versión 500 se acerca peligrosamente a los 100.000 €.

Motor: 5.461 cm3 Potencia: 388 CV a 6.000 rpm. Par: 530 Nm a 2.800 rpm Reductora: sí Velocidad máxima: 240 km/h Precio: 96.450 €.

Mercedes R 500 4M

Se trata de un todocamino que opcionalmente puede disponer de un pack con suspensión regulable. Está disponible en dos longitudes y su máxima capacidad es de seis plazas. Si a alguien le falta potencia puede optar por el 63 AMG de 510 CV.

Motor: 4.966 cm3 Potencia: 306 CV a 5.600 rpm. Par: 460 Nm a 2.700 rpm Reductora: no Velocidad máxima: 245 km/h Precio: de 72.400 a 74.300 €.

Por fuera