Cuando, en 1975, el Seat 124 Sport Coupé 1600 y luego 1800 se dejó de fabricar los excelentes Sport 1200-1430 y los polifacéticos 128 no fueron, sin embargo, suficiente para sustituirlos. Seat -que no tenía nada semejante que ofrecer en el catálogo de su licenciataria Fiat- buscó en la oferta de Lancia, propiedad de Fiat desde 1969, y encontró el Lancia Beta -aquí no pudo llamarse así por estar el nombre patentado– y una variante break deportiva llamada HPE.
Sin competencia
En mayo de 1979 se pusieron a la venta y constituían la oferta más cara del mercado español -aún cerrado a los importados-; sin embargo, a finales de año, el Ministro Rodríguez Sahagún liberalizó las importaciones, hecho que restó atractivo a estos Lancia.
Poco donde elegir
El HPE valía 1.244.353 ptas, el Coupé 1.071.860 pta y 1.152.463 con el pack clima -aire acondicionado y dirección asistida- que, en realidad, era obligatorio -se instalaba en todas las unidades-. Muy caros ya que el coche que más se acercaba en precio –el Citroën CX Palas con aire acondicionado- valía 1.125.000 pta.
Además, el HPE sólo se ofrecía en color azul o gris metalizado y el Coupé en rojo y marrón.
Motor español
Los Lancia españoles derivaban de la tercera generación de este modelo italiano. Se diferenciaban de ellos en algo fundamental y exclusivamente español: su motor.
El 4 cilindros de 1.995 cc y 119 CV de los Beta italianos dejó su sitio al de 1.919 cc y 111 CV -al disminuir la cilindrada, el impuesto de lujo bajaba del 35% al 22%-, que fue diseñado en el Centro Técnico de Martorell, y que también estaba instalado en los Seat 124-2000 y el 132-2000.
Por dentro
La presentación era lujosa: cuatro reposacabezas, cinturones de seguridad automáticos, luces de intermitencia simultánea, reglaje de faros y una completísima instrumentación.
El HPE añadía servodirección, aire acondicionado y mayor practicidad -disponía de portón trasero y se podía configurar el interior para dos, tres o cuatro cómodas plazas.
Así iba
La marca anunciaba que el Coupé alcanzaba los 186 km/h y 179 km/h el HPE, y aceleraba en 16,1 y 30,3 segundos a los 400 y 1000 metros -16,6 y 30,9 en el HPE-. Unas buenas prestaciones que, sin embargo, la prensa de la época no llegó a reafirmar. El consumo oscilaba entre los 8,9 l y los 15,5.
Conclusión
Seat presentaba al Lancia Coupé como «Un deportivo de gran clase para los amantes de la potencia, la seguridad y la comodidad» y al Lancia HPE como «Un coche espacioso, confortable y seguro, que proporciona además todo el placer de la conducción deportiva».
Tales sentencias publicitarias se ajustaban a lo que eran y representaban los Lancia españoles, ambos las ofertas más caras del mercado español de entonces y los dos sin competencia alguna entre los coches fabricados en España.
Compacto de referencia…
Lo bueno… La prensa los consideró ‘turismos de lujo’, más que unos deportivos; alabaron su estética -llamaban la atención sus vistosas llantas de aleación y sus faros halógenos redondos-, su confort, el agradable motor, sus prestaciones y su excelente comportamiento, en el que destacaba la estabilidad y unos frenos excepcionales.
Y lo malo… Eso sí, criticaron los inútiles asientos traseros del Coupé, la dirección excesivamente asistida y desmultiplicada, su elevado precio y su deficiente control de calidad -el ajuste de plásticos y mandos era muy malo-.
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Ficha Técnica
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