El Peugeot 205 es uno de los vehículos urbanos más populares del mundo y se fabricaron casi 5,3 millones de unidades, muchas de ellas en la factoría de PSA en Madrid. Se produjo entre 1983 y 1998 -cuando fue reemplazado por el 206- y, entre sus numerosas versiones, destaca la más deportiva -sin contar el exclusivo T16 con motor central-trasero-: el 205 GTI.
Dos variantes para el GTI La primera se conocía como GTI 1.6, se presentó en 1984 y equipaba un propulsor de 1.590 cc con 105 CV, cuya potencia se elevó a 115 CV en 1987. De forma paralela, en 1986 llegó el GTI 1.9: equipaba una mecánica de 1.905 cc que desarrollaba 130 CV. Este último modelo se vendió hasta 1992 pero, en 1991, con el leve restyling* al que se sometió a toda la gama 205, el GTI 1.9 recibió un catalizador para cumplir con las normativas sobre emisiones, lo cual repercutió en una reducción de su potencia hasta los 122 CV. Por otro lado, el GTI también contó con una variante con carrocería cabrio -desde 1985-, conocida como CTI.
Lo mejor estaba al volante Más allá de su atractivo estético, favorecido por los pasos de rueda ensanchados y las sugerentes llantas de 15" -una medida bastante grande para su época-, las mayores virtudes del 205 GTI 1.9 se encontraban tras el volante. El motor 1.9 destacaba por su generosa entrega de par desde cualquier régimen de revoluciones, lo cual aportaba a este vehículo una buena aceleración y recuperación. Por otro lado, en conducción deportiva, el desigual reparto de pesos del GTI -62,8% delante y 37,2% detrás- derivaba en un eje trasero algo 'inquieto' en curva, aunque eso le proporcionaba unas reacciones divertidas y una buena capacidad para 'redondear' los giros rápido. Por otro lado, su caja de cambio manual tenía un tacto mejorable, pero unos desarrollos adecuados para correr.
Cotización: Un 205 GTI 1.9 en buen estado tiene un valor que ronda los 4.500e; los mejor valorados son los 1.9 sin catalizar.
Lo bueno... Buenas prestaciones, comportamiento y tacto de conducción muy deportivo.
Lo malo... Equipamiento algo justo, suspensión un poco seca, precio elevado -en la actualidad-.
"Encontré el anuncio de venta de este coche por Internet, hace apenas tres meses. El vehículo llevaba más de 3 años parado en un garaje, pero fui a verlo y comprobé que su estado era el original -tan sólo le habían cambiado los amortiguadores de serie por unos Koni deportivos- y estaba bastante cuidado como para poder 'ser resucitado' realizando una restauración no demasiado compleja. Por eso, acordé un precio con el vendedor -3.000 euros- y me lo llevé a casa. Entonces, me puse manos a la obra para reacondicionar lo básico, es decir, aceite, filtros, todos los líquidos, sistema de encendido, neumáticos... También restauré los plásticos exteriores, pulí la carrocería, instalé faros y pilotos nuevos y sustituí los cinturones de seguridad. Al final, invertí unos 700 u 800 euros y, por fortuna, me quedó genial. Hoy en día lo utilizo los fines de semana, aunque a veces también voy a trabajar con él".
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