Los coches del Rey y de la Casa Real

Desde su invención, el automóvil ha tenido la suerte y el honor de ser objeto de admiración y deseo de los reyes de España. Su pasión por estos vehículos ha quedado bien patente en Alfonso XIII, como en Juan Carlos I , quien ha demostrado no sólo un amplio conocimiento, sino también su capacidad de disfrute de estos vehículos en sus diferentes gamas. La colección de automóviles del, hasta hoy, monarca y la familia Real no debe ser un tema tabú. Es simplemente la manifestación de un noble afán coleccionista como el de otras tantas personas con idéntica afición y posibilidades. Particularmente, el Jefe del Estado está reconocido como buen conocedor de la técnica y sus avances, y también son de destacar sus dotes de excelente conductor.

Cómo se hizo

Para realizar este reportaje reproducimos un amplio fragmento del capítulo IX ´Regalos para los Reyes´ del libro La Soledad del Rey, de José García Abad. Publicado en 2004 por La Esfera de los Libros, según consta en su contraportada, su autor analiza «con rigor, sin omitir ningún aspecto fundamental de la figura actual del monarca: las relaciones con su ´guardián´ Sabino Fernández Campo, los impagables servicios prestados a España, la controvertida amistad con Manuel Prado y Colón de Carvajal, la falta de sintonización con Aznar…». También hemos incluído en estas páginas las opiniones de otros expertos de la Casa Real, así como otras informaciones obtenidas por Autofácil.

Qué contaba José García Abad en su libro

«He sido testigo de lo que cuento: iba yo conduciendo con la debida prudencia por la A-6, desde Madrid hacia Las Rozas, cuando se me echó encima, a 300 km/h, un vehículo que me pareció identificar como un Ferrari, al que seguía, prácticamente pegado, otro proyectil de gran cilindrada. Al volante del primero, según pude percibir fugazmente, se encontraba el rey Juan Carlos, seguido a duras penas por su escolta, a quien supongo adiestrada por Fernando Alonso para tan peligrosa misión. Esta secuencia del Rey, que por cierto ya ha cumplido setenta y cinco años, desempedrando una autopista de alta intensidad circulatoria, proporciona una imagen muy expresiva de su personalidad: la imagen perfecta de un monarca moderno tirando a posmoderno, pero no precisamente la de un «rey del pueblo», un jefe de Estado sencillo y alejado de la ostentación y el lujo que fueron los sanos propósitos con los que inició su reinado». (…)

Pasión por los regalos caros

«A Su Majestad le encantan los regalos, especialmente los regalos caros. Le fascinan los coches potentes, que recibe con frecuencia, en algún caso con envoltorio envenenado. Javier de la Rosa, con otros empresarios, regaló al Rey en 1988 un Porsche deportivo con motivo de su cumpleaños; don Juan Carlos lo aceptó sin remilgos. Unos meses antes el monarca le había hecho un gran favor: había aceptado las razones de Manuel Prado y Colón de Carvajal contrarias a la petición que le había hecho Felipe González. El presidente del Gobierno había pedido al Rey que enviara a su embajador permanente a informar al emir de Kuwait de que Javier de la Rosa no era la persona adecuada para representar a España en Kio, la agencia oficial que encauzaba las inversiones kuwaitíes en el mundo. Prado le convenció de que no debería vetar a un español que no había sido condenando por tribunal alguno. Unas razones muy discutibles, pues una cosa son las cuentas con la justicia y otra bien diferente la conveniencia o inconveniencia de que determinada persona ejerza una específica función. Javier de la Rosa todavía no había sido procesado, pero ya había ocasionado un fuerte descalabro a la Banca Garriga y Nogués, filial de Banesto, en la que había provocado un agujero de 100.000 millones de pesetas. El Rey y Prado habían salvado a De la Rosa y éste, a quien no se le puede negar que siempre supo ser agradecido, regaló al monarca el ostentoso coche. Un detalle menor comparado con los 100 millones de dólares que ingresaría en una cuenta suiza de Manuel Prado y Colón de Carvajal cuando Sadam Husein invadió Kuwait. El regalo del Porsche está perfectamente documentado gracias al registro judicial efectuado en Auail, la sociedad de Kio que controlaba Javier de la Rosa, y del que dan cuenta pormenorizadamente Pérez y Horcajo en su libro J. R., el tiburón. Los pagos por el deportivo, chasis WPQZZZ95ZJS 900243, y liquidado por 24.499.930 pesetas, llevan una nota en la que se especifica que «la presente operación está pendiente de importación (con el consiguiente pago del derecho arancelario e IVA) por efectuarse directamente por la Casa Real». La factura es de fecha 10 octubre de 1988″. (…)

Atenciones por duplicado

«Además de estos obsequios ocasionales ofrecidos por particulares, Juan Carlos I ha recidbido periódicamente aportaciones en especie voluntarias que se han convertido en costumbres regladas, como las que efectúan los fabricantes de automóviles que rivalizan con sus mejores primicias. Desde que el Príncipe tiene casa propia, las fábricas han doblado el regalo a la Casa Real: un coche de alto stánding para el Rey y otro para el heredero. He podido ver con mis propios ojos dos flamantes deportivos preparados para entregar a Su Majestad y Su Alteza en el mes de mayo de 2003. Se trataba de dos Nissan 350Z, color plata, dotados de todos los accesorios opcionales. Hasta ahora la marca japonesa le ha cedido a Su Majestad 16 automóviles, una práctica que, al parecer, es seguida por la mayor parte de los fabricantes que producen modelos de gran lujo».

Préstamos por ´tiempo indefinido´

«Las empresas del sector aprovechan las visitas de los Reyes a los Salones Internacionales del Automóvil como termómetro de los gustos reales para, posteriormente, enviarles los coches «por tiempo indefinido». La marca con la que mantiene unas relaciones más fluidas es Audi-Volkswagen, que ha entregado al Príncipe un Audi RS6, el modelo más caro, cuyo precio ronda los 100.000 euros, sin fecha de devolución. Recientemente durante una visita privada efectuada por los Reyes a Galicia, utilizaron un A8, cuyo precio oscila en el mercado entre los 76.500 y los 89.000 euros. Desde Alemania, el presidente del grupo Audi-VW, amigo del Rey, le hizo llegar un Audi A4- Sport que fue matriculado a nombre de un miembro de la Casa Real. Algo parecido ocurre con Mercedes. Actualmente don Juan Carlos dispone de un deportivo SL55 K AMG, valorado en más de 150.000 euros».

Después, el monarca pudo disfrutar de un Mercedes SLR –en el Salón de Barcelona de 2005 mostró especial interés por poderlo conducir; su precio era de 482.500€–, un Maybach 57 –valorado en 416.000€– y un Bentley Flying Spur –230.000€– que fue a enseñarle a su hermana Pilar a su casa.

Entre los modelos que han cedido las marcas al Rey destacan un Lancia Thesis y un Fiat Stilo Schumacher, según fuentes consultadas por Autofácil. Además, el Rey, gran aficionado a la caza, cuando practicaba este deporte solía conducir un Range Rover 3.0 TD6 de 177 CV -también tuvo durante años un Toyota Land Cruiser 100-.

Amistad con Ford

(…) «Un viejo amigo del monarca me ha relatado una anécdota significativa al respecto: cuando Henry Ford II vino a España, el Rey le pidió que colocara de presidente de la filial española a su amigo íntimo Jaime Carvajal y Urquijo, hijo de los condes de Fontanar. El consejo de administración de la empresa se mostró reticente a esta propuesta. Henry Ford II invitó entonces a sus consejeros a salir a la terraza del edificio donde se encontraban. ´¿Veis eso?´, les dijo señalando a un logotipo de Ford de un concesionario. ´Pues eso soy yo´. Carvajal fue nombrado y, al parecer, el consejo de administración disuelto».

Coches para el verano

«Los coches menos ostentosos se dejan para el relax del verano. En esa época, es usual ver al Rey, la Reina, el príncipe o las infantas conduciendo vehículos sencillos. Por ejemplo, don Juan Carlos utilizó durante el verano de 2002 un Alfa 156 Sportwagon, o el año anterior un New Beetle negro -el famoso ´escarabajo´ relanzado por Volkswagen-, con el que sufrió un pequeño accidente en el año 2002″.

Exceso de velocidad

«El caso más singular es el de Porsche. Con un coche de esta marca sufrieron el Rey y la infanta Cristina el accidente más sonado, no por su gravedad -ambos salieron ilesos-, sino por su repercusión en los medios. Aquel 27 de diciembre de 1990 padre e hija se dirigían al Pirineo leridano a pasar unos días esquiando cuando el vehículo conducido por el monarca se salió de la carretera al pisar una placa de hielo. Sus ocupantes tuvieron que ser asistidos por un puesto de la Cruz Roja mientras esperaban la llegada de los coches de escolta, que no podían alcanzarles ante la velocidad a la que solía circular el Rey.

Aquel accidente mostró a nuestro monarca al volante de un impresionante Porsche 959, poco acorde con la imagen de sencillez que se había ganado y que ha quedado ya desfasada. De hecho, en su entorno le recomendaron que se alejara de toda muestra de ostentación. Su relación con Porsche ha sido muy estrecha -en la casa aseguran que el Rey compró dos 911 Carrera 4 de color azul y con tapicería de cuero beige-, pero parece que ahora sufre el desinterés real por sus modelos».

Al rey también le gustan los camiones

«El Rey tampoco hace ascos a los camiones. Con motivo de la visita a la factoría de Fiat, sugirió que le regalaran un camión. En la factoría le hicieron ver que no lo tenían previsto y que era un problema llevarlo hasta la planta visitada. El Rey se enfadó: «Si no lo han previsto, que lo prevean». Y los italianos tuvieron que montar el operativo adecuado para que Su Majestad recibiera el camión, así como un remolque para su traslado».

Cuántos coches tiene la Casa Real

«Oficialmente el parque móvil del que dispone la Casa Real está integrado por 71 vehículos –estos datos corresponden a septiembre de 2005, cuando se elaboró el mismo–  entre berlinas y coches de representación. Hay 11 Mercedes, 14 Opel Omega, 15 Renault Laguna y 18 Peugeot, además de otros modelos entre los que no faltan cuatro todoterreno, seis furgonetas y tres autocares. Para su utilización, La Zarzuela cuenta con 65 personas entre conductores, personal de oficinas y lavacoches. Sin embargo, sólo unos pocos dentro de la Casa Real disponen de chófer fijo. Es el caso del Rey, la Reina y el Príncipe, no así las infantas, quizás por vivir fuera de Palacio. Sí disfrutan de este servicio tanto el jefe y el secretario de la Casa, como el secretario del Príncipe y los jefes de las distintas áreas».

La ley que se negó a firmar

«Un jeque árabe que vino a España llegó como los Reyes Magos de Oriente, con las alforjas llenas de presentes para los personajes principales. Regaló valiosas joyas a la familia Real.(…). A los ministros, a la sazón gobernaba el PSOE, les regaló el generoso príncipe árabe un reloj de oro a cada uno. (…) El Gobierno se planteó entonces la necesidad de regular este tipo de presentes. Se lo comentaron al Rey, pero éste se negó en redondo: «Qué quereis. Está uno aquí pringando todo el día y encima me pedís que rechace estos detalles». Es la única objeción que se conoce que el rey Juan Carlos I de España haya formulado para no estampar su firma en una ley, algo que ciertamente el Gobierno no planteó formalmente, pues en ese caso el monarca no habría podido negarse».

Qué dice La Zarzuela

Desde Autofácil hemos preguntado al gabinete de prensa de La Zarzuela sobre los temas que plantea el libro que hemos citado. Su respuesta ha sido clara: «desconocemos cualquier información referente a la vida privada de Su Majestad. Desde este departamento sólo facilitamos datos sobre sus visitas oficiales». En este sentido, sí nos han informado que los vehículos oficiales más utilizados por el Rey son los Mercedes S600, S500 y 560 SL -todos blindados- y algunos modelos Audi -cuyas versiones no nos han especificado-. Además, también nos han destacado que todos estos datos se consideran información muy reservada para garantizar la máxima seguridad del Rey en sus desplazamientos, «en los que siempre va escoltado».