¿Qué es lo mejor y lo peor de tu trabajo? Lo mejor es la variedad de desafíos a los que me enfrento en mi día a día. Trabajo en el Centro de Desarrollo Técnico de Hyundai/Kia –situado en Rüsselsheim, Alemania–, y como es relativamente pequeño –ojo, tiene una superficie de 8.472 m2–, puedo interesarme ‘físicamente’ por varias disciplinas del desarrollo de los vehículos. ¿Lo peor? –reflexiona–… tal vez esa misma variedad: a veces me gustaría poder investigar con mayor profundidad en algunos aspectos técnicos.
¿Cómo sería el motor de tus sueños? Reconozco que me emocionan mucho más los motores capaces de girar a altas revoluciones –tal vez sea consecuencia de mis orígenes como ingeniero de desarrollo mecánico– y aquellos que incorporan componentes de alta tecnología.
Pero, hoy día, la ecología es lo que ‘manda’, ¿cuál sería tu propulsor perfecto… y ‘verde’? En los últimos 20 años, la industria ha logrado avances enormes respecto a la eficiencia de los motores, hasta el punto que hoy día, podemos adaptar un moderno propulsor diesel de tres cilindros a un vehículo del segmento compacto y lograr que consuma sólo cerca de 3,5 l/100 km. Con cifras como esa, creo que es muy difícil optar por otro tipo de motor si queremos aunar eficacia y ecología.
¿Y cuál ha sido el mejor motor de la historia? Yo no hablaría de un solo propulsor, pero sí de un grupo de máquinas que han marcado ‘un antes y un después’ en la industria. Quizá las primeras mecánicas de gasolina de la historia –como los Lenoir u Otto–. O tal vez el bloque ‘pequeño’ de GM*, el cuatro cilindros bóxer que diseñó Porsche para VW –el que usaba el Escarabajo–. Eso sí, si lo medimos por los beneficios que ha generado para el mundo, deberíamos mencionar los propulsores más sencillos, como aquellos de un cilindro y dos tiempos que, utilizados en motocicletas y scooters, ha motorizado a la población de muchos países.
En tu opinión…¿cuál será el motor que propulsará al típico coche familiar dentro de 20 años? Hace poco, estuve viendo con mi hijo la película Regreso al futuro y, tras hacerlo, le tuve que explicar por qué no podía comprarse un patinete volador como los que el film aventuraba que iba a existir para estos años… –se ríe–. Lo que quiero decir es que adivinar el futuro es imposible pero, si debo arriesgarme, diría que ese motor todavía funcionará quemando hidrocarburos líquidos o gaseosos –como el GLP–. Creo que los propulsores de combustión interna seguirán jugando un papel principal en la industria del automóvil en los próximos 20 años… e, incluso, más adelante.
*Fuente: Electric & Hybrid Vehicle Technology International
¿sabías que…?
Joachim Hahn está casado y tiene un hijo de siete años. Hahn destacó desde muy joven como un excelente ingeniero. Tras graduarse como ingeniero industrial en la Universidad de Aachen, en Alemania, empezó a trabajar en la industria auxiliar de componentes –en la empresa VDO Adolf Schindling– y registró su primera patente en 1980 –un panel de instrumentación para la industria náutica–. Aunque, sobre todo, fue importante su trabajo en la compañía alemana FEV –que fabrica motores industriales–: «tuve la oportunidad de diseñar motores de todo tipo, desde aquellos de pequeña cilindradada, para motosierras, a otros para camiones o, incluso, locomotoras». En FEV ascendió hasta convertirse en el director de ensayos mecánicos pero, en 2009, fichó por el Grupo Hyundai/Kia como máximo responsable en el diseño de motores. Actualmente lidera, en el centro de desarrollo técnico del Grupo en Rüsselsheim –Alemania–, un equipo de 70 ingenieros dedicados exclusivamente al desarrollo de motores y planifica la futura gama de propulsores del grupo coreano.
En breve
Su coche… Hyundai Génesis 3.8 –»me encanta su sonido»–. También posee un Kia Sportage.
Su último desafío… Crear el propulsor híbrido del nuevo Kia Óptima Hybrid que, con 190 CV, puede funcionar únicamente en modo eléctrico y gasta 5,4 l/100 km.
Sus aficiones… El cine, montar en bicicleta y… la tecnología automovilística: «Como ingeniero, me fascina el equilibrio de los motores de seis cilindros e incluso la ‘decandente’ complejidad de los V12, pero también admiro a aquellos que han creado motores de dos cilindros con distribución variable y sobrealimentación –N. de la R: se refiere a los actuales propulsores TwinAir de Fiat–.