Los errores de las marcas de coches que más odian los probadores de Autofácil

Miguel Tineo, subdirector de Autofácil

De los coches actuales, odio demasiadas cosas: Las pantallas táctiles. Que cada vez es más difícil notar diferencias en cuanto a conducción. La demonización de los diésel y de los cambios manuales. La dificultad para desconectar sistemas como el cambio de control de carril. El Stop&Start. Los Head Up Display (HUD, esos sistemas de proyección en el parabrisas; me distraen muchísimo y me restan visibilidad hacia adelante. Los frenos de mano eléctricos (donde esté una buena palanca…).

Tampoco me gustan:

• El sistema de conexión automática de luz larga (rara vez funcionan como es debido).
• Los plásticos tipo Negro piano.
• Los sistemas de cierre centralizado que cierran el coche automáticamente cuando te alejas un par de metros.
• Las suspensiones que no copian como es debido las irregularidades del asfalto.
• Los coches automáticos que prescinden de una palanca para que los zumbados como yo podamos manejarlos manualmente.
• Las llantas demasiado grandes y con neumáticos de perfil muy bajo.  

Cristina Muñoz, redactora jefe de Autofácil

Las cosas que más me incomodan e, incluso, puedo llegar a odiar de los coches actuales y que, en algunos casos, coincido con mis compañeros (como se puede leer en sus textos) son las siguientes:

En primer lugar, no me gusta la eliminación de los botones para que todo tenga que manejarse a través de pantallas táctiles: resulta mucho más intuitivo, rápido y, sobre todo, seguro en términos de conducción apretar un botón que es fácil de localizar que tener que navegar por los diferentes menús de una pantalla.

Tampoco me agradan los pitidos que emiten algunos coches con sensores de aparcamiento que alertan, en ciertos casos, demasiado pronto y con una insistencia agotadora en cuanto al sonido que emiten de que nos estamos acercando a un obstáculo.

Así mismo, eliminaría sistemas como el Stop/Start (detiene el motor, por ejemplo en los semáforos, y vuelve a arrancarlo en el momento en el que sueltas el freno o pisas el embrague) porque me resulta molesto, y también el Head-Up Display (HUD; proyecta información, como por ejemplo la velocidad a la que circulamos, en el parabrisas o en una pequeña pantalla frente al conductor para evitar que tengamos que desviar la vista de la carretera), porque me distrae a la hora de percibir aquello que es más importante: estar atento al resto del tráfico y elementos que hay en la carretera.

Y no me gustan los SUV, que están tan de moda. ¿El motivo? Su practicidad frente a otro tipo de coches creo que no es superior y, sin embargo, sí que tienen desventajas como un mayor consumo de gasolina que su alternativa de carrocería no elevada, ruedas más grandes que incrementan su coste en el momento en el que tenemos que cambiarlas, etc. Me parecían mucho más útiles vehículos como los monovolúmenes, que fueron desapareciendo, en cuanto a amplitud interior: con tres plazas traseras independientes en algunos casos, o maleteros muy grandes y de formas regulares que resultaban muy aprovechables.

Álvaro Sauras, jefe técnico de Autofácil

De los coches japoneses, el hecho de que piten absolutamente por todo, empleando siempre el mismo tono poco descriptivo y cuidadosamente seleccionado para causar la máxima irritación en el ser humano. Sensores de aparcamiento, cinturones, luces encendidas… Siguen pitando incluso una vez que apagas el motor y abres la puerta, tratando de transmitir un mensaje confuso e irritante.

De hecho, lo único que evidencian los pitidos de los coches japoneses es el hecho de que los ingenieros japoneses no conducen coches alemanes… y, por eso, no son conscientes de su error. Dios bendiga a la nota ‘Re’ de BMW. Se puede alertar de las cosas sin ser molesto, impertinente o insidioso.  

Enrique Espinós, redactor de Autofácil

La falta de sensaciones casi generalizada que transmiten los coches más modernos. Es cierto que los coches actuales cada vez van mejor y son más seguros, pero también lo es que cada vez, asimismo, resultan más asépticos. 

Por otro lado, coincido con mis compañeros en la mala costumbre que tienen los vehículos actuales de pitar por cualquier cosa, y el sobresalto que pueden causar a su conductor. A veces me ha pasado aquello de preguntarme: ¿por qué coj… está pitando este coche? Si a ello unimos la proliferación, en algunas marcas, de enormes pantallas multimedia en las que hay que navegar por cuatro submenús para, por ejemplo, subir la calefacción; va en contra de la seguridad vial… además que hace que a veces conducir algún modelo se asemeje demasiado a navegar por un programa informático. 

Eduardo Alonso, redactor de Autofácil

El que compliquen las cosas no sé si por postureo o por descarado ahorro de costes. Los botones táctiles que no aportan nada, las pantallas a las que tienes que recurrir hasta para modificar la temperatura de la climatización, o los menús a los que para llegar necesitas apartar la vista de la carretera durante ni se sabe la de metros.

Yo creo que el conductor (o al menos yo), quiere un botón directo para quitar el control de mantenimiento de carril, quiere una ‘ruletita’ clásica o un par de simples botones para subir o bajar el volumen del audio, y quiere mandos normales para la climatización que puedas accionar al tacto. En los coches más modernos va todo más lento, todo más impreciso… para mí es todo peor que hace cinco años desde el punto de vista de la funcionalidad. Y ya no digamos lo que va a costar reparar todas esas chorradas cuando el coche tenga quince años.

Rogelio Camargo, redactor de Autofácil

Los neumáticos de perfil ultrabajo. No sé si odiar es el término adecuado; quizá a los que debería aborrecer es a los que se les ocurrió vender un coche ‘con aptitudes 4×4’ con apenas unos centímetros de goma entre la llanta y el piso. Recuerdo hace muchos años, en la presentación de un todoterreno con pedigrí, los organizadores nos pidieron prudencia en un recorrido off road para no dañar las llantas de 20” que montaban las versiones más equipadas… ¿En qué carajos estaban pensando? 

Andrés Martínez, editor de contenidos web

Probablemente, lo peor de los coches actuales es el precio. De hecho, si comparamos las tarifas que tenía un coche de hace cinco años con uno actual equivalente, siempre llegaremos a la misma conclusión: ahora los coches son aproximadamente un 30 % más caros, pero no un 30 % mejores. Y además, tienes que esperar meses y meses para que te lo entreguen.

También suscribo todas las críticas de mis compañeros a las pantallas táctiles: ¿para qué demonios quiero una tablet en el salpicadero para cosas que un botón soluciona de maravilla?