A qué nos enfrentamos

Radiografía de los radares de tramo

Autofacil
Autofacil


Radares de tramo

A finales del 2010, autofacil.es informaba de que ya estaban en funcionamiento los primeros radares de tramo en España. El pasado 21 de diciembre, el segundo Túnel de Guadarrama de la AP-6 (por donde se sale de Madrid con dirección a La Coruña, en la imagen inferior) recibía un ejemplo de este nuevo sistema, con aparatos de control en el km. 53,500 y en el 57, es decir, a la entrada y a la salida del túnel. Junto a él, se ponían en marcha otros dos en la A-7 dirección Barcelona, a su paso por Torrox (Málaga) en el km. 287, y en un túnel de la AP-66 a la altura de Barrios de Luna (León). Pero hasta el 1 de febrero no podrán multar, por lo que de momento el «cazado» recibe una carta informativa advirtiéndole de su infracción.

Cuatro cámaras en dos puntos

Un radar de tramo consta de dos dispositivos instalados en cada extremo del espacio que se quiere controlar. En sentido estricto, no pueden denominarse radares, pues ni para medir la velocidad utilizan un cinemómetro ni hacen fotos a los vehículos. Pero sí que registran la matrícula de todo el que pasa por allí, enviando dicha información por fibra óptica al Centro de Gestión de Denuncias Automatizadas en León, donde un ordenador calcula la velocidad media de todos y cada uno de los vehículos. Como el ordenador sabe los kilómetros recorridos y lo que has tardado en recorrerlos, sólo tiene que hacer una sencilla operación pra averiguar si hemos excedido el límite.

La información sobre el tiempo que hemos tardado en recorrer el tramo se obtiene gracias a dos pares de cámaras infrarrojas, uno en cada extremo del trayecto controlado, las cuales identifican la matrícula de nuestro vehículo y en qué instante hemos pasado por ese punto. Son el mismo tipo de cámaras que las que hoy en día se utilizan en los semáforos y a la entrada de urbanizaciones privadas o aparcamientos públicos. Y, al igual que todas ellas, las de los radares de tramo también nos apuntan de frente.

Las cámaras necesitan un software capaz de procesar las matrículas captadas. Por eso estas cámaras infrarrojas vienen acompañadas de una aplicación de digitalización de textos, que responde a las siglas OCR (Reconocimiento Óptico de Caracteres), lo que significa que necesitan valorar varios parámetros para leer correctamente una placa:

– Su localización -para encontrarla y aislarla del resto de la imagen-.

– Su orientación y tamaño -para ajustar los distintos ángulos desde los que cada matrícula es tomada y las dimensiones captadas a las de un objeto que la cámara pueda leer-.

– Ajuste de brillo y contraste

– Diferenciación de los caracteres.

– Análisis para comprobar que se corresponden con las normas de matriculación del país.

Su distancia óptima para leer matrículas oscila entre los siete y los diez metros. Funcionan las 24 horas del día, con independencia de la luz ambiental disponible, gracias a la utilización de láser-led invisible.

Casi todo previsto…

Conviene saber que no hay escapatoria. De nada sirve salir del túnel por un carril distinto del que entramos, ya que al tomarnos la matrícula el coche queda identificado con independencia de su posición. Cuidado también con fiarse de que no se ha visto flash: Recordemos que estas cámaras no son para hacer fotos… En todos los casos la notificación de la denuncia se recibirá por correo.

Por otra parte, la DGT sigue teniendo que informar de dónde están colocados, pero lo que no está obligada a decir es qué tipo de radar nos espera. Es decir, no sabremos si se nos va a controlar la velocidad al pasar por un punto o la media al pasar por un tramo. Pero al menos ya ha asegurado que nos encontraremos con paneles informativos. Tampoco se podrá confiar en el antirradar -pues como ya hemos dicho, técnicamente no son radares-, si bien un simple avisador con su GPS sí que puede advertir de la presencia de los distintos puntos con cámaras de registro. Tampoco hay margen de error del 10 %, al no medir la velocidad en un punto determinado. Por último, la nueva Ley de Seguridad Vial elimina la obligación de señalar en la denuncia en qué punto se ha medido y qué velocidad marcaba, pasando a incluir las palabras «tramo» y «velocidad media», de forma que nadie pueda alegar la letra del reglamento para presentar un recurso.

¿Y si este invento no es capaz de registrar la velocidad en ningún punto en concreto… se puede superar el límite en parte del tramo sin ser sancionado? Sí. Con estos radares, lo que importa es que la media a lo largo del recorrido medido esté por debajo del límite. En cualquier caso, no parece muy recomendable ponerse a echar cuentas sobre la velocidad a la que vamos o dejamos de ir, ni ir demasiado rápido en una parte y demasiado lento al instante siguiente.

Por otro lado, no podrán instalarse en cualquier parte de la red vial. Su forma de operar obliga a dejarlos para zonas sin salidas ni incorporaciones, y en las que durante todo el tramo el límite de velocidad sea el mismo. Al menos, a día de hoy su coste todavía se estima en unos 500.000  –, frente a los más económicos 60.000 – de un radar fijo.