Las montañas en código ecológico.

E-Weekends Lleida I: El Valle de Aran se conecta

Pedro Madera
Pedro Madera

El Valle de Arán, en Lleida, es uno de los lugares mágicos de nuestro país por su belleza natural. Paraíso para los senderistas, sueño para esquiadores y una mezcla de glamour y sostenibilidad que demuestra que lo natural sabe mejor. El nuevo Toyota Rav4 Hybrido Enchufable es perfecto para este escenario.

Hoy os proponemos una ruta que es corta en kilómetros, pero muy diversa de escenarios y ambientes. La vida de numerosas casas de segunda residencia es compatible con pequeños productores locales, que demuestran que la sostenibilidad es posible. Aunar la tradición y la modernidad que merecen una parada para saborear los Pirineos con todos los sentidos.

Cuando nos acercamos a Pont de Sort el paisaje cambia. Es un nombre que en sí mismo ya promete un entorno mágico. Las montañas y las calles empedradas, con los soportales típicos tradicionales de los Pirineos o la iglesia de la Asunción, conocida como su mona de Pascua Verde, son un buen inicio de ruta. Su punto de carga es perfecto para recargar baterías y estar a tode de energía, si nuestro coche es totalmente eléctrico. En el caso del RAV4 hibrido enchufable la seguridad de quedarnos sin batería se puede suplir con gasolina tradicional.

La vieja carretera N-230 es nuestro camino hacia la frontera. Claro está que siempre vamos a tener la tentación de subir por el Valle de Boi, por la L-500, una de las zonas de Lleida más conocidas y atractivas en toda época del año. Carnes, embutidos, mermeladas y la panadera de Llesp. Su cercanía al Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici con magníficos senderos, paseos y oportunidades para el deporte, le hacen sumar nota a este destino.

Viehla es la capital del Valle de Arán, donde aún podemos oír el aranés, junto al catalán y al español. Para muchos Vielha es ski, pero hay mucho más. Aquí podemos gozarlo tanto en verano como el invierno gracias a sus 15 puntos de visita de la ruta del románico, destacando la Iglesia de San Miguel, su aire montañés de cuento y unos paisajes únicos. Incluso el rio Garona pone ese toque internacional.

En los comercios de la zona podemos encontrar productos de la zona. Para ellos y para los viajeros gourmet será luego parada obligatoria la birrería Refu. “Cerveza artesana para gaznates exigentes” es su máxima, y no sólo la sirven si no que la producen ellos mismos desde 2016 y en su propia fábrica en Bossosts desde 2018 (otra visita que puede ser interesante ya que lo combinan con proyecciones de películas y música en vivo). Cuentan con siete cervezas que saborear junto con una carta de platos de cocina de cercanía pensada para combinar y maridar, además de catas llenas de sorpresas.

La carretera que lleva a la frontera es un reclamo para los ciclistas. Pueblos como Casau, Gaussac o Arrosson son un mirador natural sobre el valle.

Bossost es un lugar de parada obligada. Además de la fábrica Refu, se halla en este pueblo leridano Arandeterra, productores y veneradores de la manzana local, ya que la producen con respeto y sostenibilidad para fabricar vinagres, zumos, sidras y productos ecológicos.

Eso lo vemos en los campos de manzanos, preciosos, que preceden al pequeño pueblo románico donde además del casco histórico hay que echarle un vistazo a sus 7 ermitas. Estas pertenecen a la ruta de las ermitas del siglo XII que fueron creadas para protegerse de la peste.

Además podemos comer con gula en un restaurante de la guía Michelin y Travellers Choice 2021, Er Occitan, que mezcla una cocina de detalle con alimentos de la zona y sabores indianos y toques asiáticos, o El Portalet, de tradición familiar pero maestros de la cocina creativa de autor. Los muy queseros saben que en Era Bordeta nos encontramos con la Hormatgeria dera Irissa, donde se producen los mejores quesos y yogures del Valle. Su producción es limitada ya que lo hacen artesanalmente con mucho mimo y sabiduría y sabor único de la leche de sus mejores vacas. Espectacular la variedad de vainilla.

La parada histórica la tenemos en Pont de Rei es un puente que nos hace cruzar el río Garona hacia el otro lado de la ruta. Magnifico el paso sobre todo si vamos sobre dos ruedas para disfrutar del paraje; montañas y pájaros que hacen de frontera con Francia. Una escapada hasta Canejan y a St. Joan de Toran puede ser perfecta.

La opción más deportiva nos lleva por la C-28 con dirección al puerto de la Bonaigua. Cada pueblo es un reclamo. Escunhau, Garos, Gessa, son los más discretos. Arties, y Baqueira los más sofisticados. Arties, cuenta con una bonita iglesia románica, Santa Maria de Artes, y otra gótica, San Juan de Arties, hoy museo del pueblo con diversas exposiciones itinerantes. Merece la pena pasear por los alrededores y conocer sus dos ermitas a las afueras. Si nos gusta el turismo de salud también se pueden probar sus dos piscinas termales al aire libre.

Y si os gustaron los paisajes y los quesos, antes de llegar a Baqueira, recomendamos pasar por Bagergue. Sus calles con casas rústicas entre montañas son laureadas muchos años por las flores con las que las decoran sus habitantes.Además cuentan con la fábrica de queso artesanal de la familia Tarrau.

Baqueira es más que esquí, aunque este sea su máximo aliciente. Aquí nos encontramos en invierno con unas de las mejores pistas de esquí de nuestro país y de las más grandes, con 150 km esquiables. Por supuesto el verano no deja la estación vacía sino que el pueblo ofrece diferentes actividades de montaña como rutas en bici BTT y rutas de senderismo con diferentes niveles. Una de ellas y para los más deportistas es la que nos lleva a Montgarri y a su Refugi, aunque también se puede hacer en trineo con perros, muy divertido para los niños.

El refugio está ubicado en la antigua rectoría del santuario del siglo XVI rehabilitado para acomodar a los exploradores. La altura y las difíciles condiciones meteorológicas, entre otras cosas, hizo que el pueblo quedará abandonado en los 60 (se trata este del pueblo más frio de España). Un lugar perfecto para ver como nuestro Rav4 se mueve por los caminos para buscar el rincón perfecto.

Hoy goza de fama por su belleza y el turismo rural. La ruta de subida caminando son 3 ó 4 horas ida y vuelta desde Pla Beret, aunque ahora se puede llegar hasta el final en coche (lo que hace que en verano este bastante masificado). Si nos alojamos de la rectoría hay servicio de E-bikes, si estamos de paseo podemos comer allí si vamos con tiempo.

Para terminar esta ruta en uno de sus extremos Esterri D’Àneu puede ser una invitación a volver a empezar con numerosas huellas románicas y renacentistas. El Barrio Antiguo conserva bastante bien sus casas en calles estrechas y frescas junto a otras empinadas, plazoletas, cuadras y pajares. Otra aventura nos espera en el Pallars Sobirá.