Soria e-weekends: trufa, torreznos y movilidad sostenible

Una ruta de fin de semana por la Soria conectada demuestra varias cosas. Una, la apuesta tecnológica de la región, que poco a poco va llenando de cargadores eléctricos sus principales puntos turísticos y mirando así al horizonte del turismo y las comunicaciones del siglo XXI. Dos, que el futuro es compatible con el increíble legado histórico de esta provincia, perfecta para disfrutar tanto de la naturaleza como de la gastronomía y la cultura castellana. Si a esto le unimos carreteras deliciosas para poder conducir; tenemos la escapada perfecta.
Soria capital tiene todo el encanto de una ciudad pensada para pasear. Para disfrutar de un vino, de un buen aperitivo sin mirar el reloj y poder disfrutar de los pequeños placeres. Una visita al Palacio de los Condes de Gomara es casi tan importante como acercarse a Numancia, a San Juan de la Peña o a la Ermita San Saturio.
No hay mejor vista de la ciudad y el río, que desde el Parque del Castillo. Y allí, como un torreón de la hospitalidad encontramos el Parador de Soria que hace honor a su nombre, porque literalmente nos obliga a detenernos para saborear las bondades medievales de la ciudad.
El Parador está ubicado en lo alto, casi encajado en un bosque desde el cual se domina toda la ciudad y el río Duero. Un primer paso necesario para planificar nuestra estrategia turística y gastronómica, aunque para esto último no necesitaremos movernos del hotel, ducho en la preparación de alubias, cochinillo deshuesado, migas, cordero y otros platos tradicionales pero plasmados de una manera creativa, porque para eso estamos en una ciudad de poetas.
Que la tradición se respire en cada esquina no quita para que el Parador haya contemplado el salto al vehículo eléctrico, y por eso aquí encontraremos uno de los cargadores eléctricos que nos facilitarán sobremanera nuestra ruta al día siguiente.
Entre las excursiones obligadas, tenemos a la población de Almazán. También estamos entre colinas, solo que en esta ocasión el aire histórico es real en un pueblo fortificado a la antigua usanza. Los restos medievales adornan una experiencia castellana completa con una serie de monumentos de interés cultural incontestable.
Es el caso del palacio renacentista de los Altamira, complementado por la Puerta de la Villa y la Plaza Mayor, que dan a la visita ese aire auténtico que buscábamos. En la gasolinera Oruca del municipio encontramos uno de los cargadores eléctricos de la región. El punto de recarga nos permite disfrutar mientras tanto de nuestra ruta soriana en el pueblo.
Sería inconcebible que nuestra escapada soriana se olvidase de Medinaceli, localidad soriana que sabe a Castilla y donde además encontramos otro destacado punto de recarga. De nuevo sobre un promontorio encontramos un pueblo histórico donde el devenir de romanos, árabes y cristianos se suma progresivamente en un patrimonio abrumador. Esta plaza fronteriza entre varias culturas incluso ofrece pistas de su legado celtíbero, dando aún más solemnidad a nuestro paso por Medinaceli.
El arco romano de Domiciano, nos da la bienvenida como buen Monumento Histórico Nacional que es, y las murallas árabes aportan ese aspecto defensivo y oriental que existe en el ADN de la villa. Inevitable, en estas circunstancias, la visita al castillo, una fortificación de aspecto macizo y rectangular levantado sobre la antigua alcazaba y que otorga otro plus de identidad al pueblo.
Y después de tanta cultura y caminata nos merecemos un descanso. Burgo de Osma es una buena opción. Parece típico pero es otro de esos lugares que configuran la fuerte identidad soriana. Se trata de una pequeña ciudad repleta de interés, capaz de desempeñar un papel turístico importante. Naturalmente, su trayecto histórico ha sido de todo menos aburrido, con un fuerte legado romano, árabe y, posteriormente y tras la Reconquista, cristiano. Si a esto le unimos sus jornadas de matanza y su museo del Cerdo, la oferta es generosa.
Esta amalgama bien asentada por los siglos le da al paseo por su casco histórico un interés sin igual. La plaza mayor, barroca, es amplia y espectacular, y en ella se puede tomar algo con vistas a los edificios del hospital de San Agustín y el Ayuntamiento. Por la calle Mayor llegamos rápido a la catedral de Nuestra Señora de la Asunción y, por si fuera poco, la iglesia renacentista de Santa Cristina. El castillo, apartado del centro histórico, es naturalmente un baluarte de corte defensivo de gran importancia y por eso se enclava en lo alto de una colina que permite apreciar todo el paisaje.
El punto de recarga eléctrico está en el Balneario y hotel Castilla Termal, en la calle de la Universidad, que en sí mismo es otra majestuosa obra de arte de lo más interesante: un edificio del siglo XVI que fue la antigua Universidad de Santa Catalina y que ahora goza de todos los servicios, incluyendo una zona termal junto el patio renacentista donde podremos desconectar, mientras conectamos el coche. En definitiva, una camino de siempre con una movilidad del futuro.