Completamente renovado

Seat Leon FR 2.0 Tdi

J. Couto:
J. Couto:
El León se renueva por completo, pero... ¿lo bastante como para poner en apuros a los nuevos Audi A3 y VW Golf?


Nunca me han gustado los prejuicios. Vale, es cierto que, a veces, coinciden con la realidad pero, en otras muchas ocasiones, no te permiten contemplarla de una forma objetiva. Así que hoy ando un poco enfadado conmigo mismo: estoy ‘prejuiciado’.Acabo de aparcar un Audi A3 de nueva generación en el párking del aeropuerto y, como ese A3 es el hermano gemelo y ‘rico’ del Seat León que voy a probar en pocas horas, ya estoy temiendo que el modelo español, probablemente, también sea demasiado ‘perfecto’. ¿Es algo bueno? Desde luego que sí, porque le hará la vida mucho más fácil y agradable al 99% de los conductores. Sin embargo, aún quedamos un reducto de ‘quemados’ a los que eso de que ‘todo vaya tan bien’ no nos acaba de convencer.

Lo reconozco, me gustan los pedales de embrague, los punta-tacón –esa maniobra en la que das un pequeño toque al acelerador con el talón mientras frenas con la punta del pie, aumentando las revoluciones del motor para eliminar los posibles tirones que pueda dar el coche al reducir de marcha–, los motores que te obligan a recurrir al cambio para extraer lo mejor de sí, los autoblocantes* y esos chasis que te hacen sudar –y disfrutar– en una carretera de montaña.
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Esa ‘cara’ me suena…

Ante mí, tengo un León FR 2.0 TDI 150. No voy a entrar en si su diseño exterior es bonito o feo pero, por delante, lo he confundido con un Ibiza; tampoco tiene ese ‘toque’ original de su antecesor. Por dentro, la sensación de calidad y la ‘presencia’ han mejorado, pese a que sigo tocando bastante plástico duro en cuanto paso mis manos por alguna zona que no sea la parte superior del salpicadero.

Me acomodo en el asiento deportivo –de serie en este acabado FR– y comienzo a circular mientras recuerdo que, en su día, estuve a punto de comprarme un Seat León FR 1.9 TDI de 150 CV –al final, lo deseché por su imagen exterior tan recargada; todo lo contrario que en este León–.

Eran otros tiempos. Aquel León FR TDI tenía una respuesta explosiva y, aunque comparado con los TDI de ahora, sonaba y vibraba como un tractor, cada aceleración te hacía esbozar una sonrisa. Hoy, el León ya no tiene aquella ‘patada’. Corre mucho y, según los datos oficiales, hasta es más rápido que aquel 1.9 TDI –ambos alcanzan 215 km/h, pero el 2.0 tarda 8,4 segundos en pasar de 0 a 100 km/h: eso es medio segundo menos que su ancestro–, aunque lo hace con tal progresividad que no lo parece y, desde luego, emociona menos… pero no tengas dudas de que aquí hay potencia de sobra para dejar atrás a casi cualquier vehículo, adelantar con rapidez y mantener cruceros muy elevados en autopista.

No son sólo prejuicios…

Poco a poco, el nuevo León va confirmando mis prejuicios. El motor es un ejemplo de respuesta lineal desde 1.600 hasta 4.000 rpm y el cambio manual de seis marchas tiene un tacto suave y muy preciso. Vamos, como un Audi A3 ‘cualquiera’… ¿Y el chasis? Esta versión recurre a una suspensión trasera por brazo torsional, en teoría menos sofisticada que la del A3 2.0 TDI 150 CV que me espera en Madrid. Sin embargo, a pesar del diferente diseño de la suspensión, las reacciones del León son extremadamente nobles, y la tendencia a deslizar del eje trasero tan inexistente como en el Audi.

Sin embargo, gracias al empleo de una suspensión más firme en este acabado FR, el Seat contiene aún mejor los balanceos de la carrocería; combinado con un eje delantero muy ‘incisivo’, este León cambia de dirección con mucha facilidad y con una adherencia elevadísima en todo momento, con una trasera que se limita a seguir las trazadas del eje delantero.

Por su parte, los frenos resisten bien la fatiga, actúan con la contundencia necesaria y, como el eje trasero va tan ‘pegado’ al asfalto, te permiten apurar la frenada casi hasta el vértice de la curva sin que pase nada ‘emocionante’. Aún así, el León te deja ‘sentir’ un poco más las reacciones del coche que el A3 –y eso que la dirección no es demasiado ‘comunicativa’–, y tampoco tienes esa sensación de estar vigilado de forma constante por un control de estabilidad dispuesto a ‘corregirte’ con sutileza en cuanto te sobrepasas con el pie derecho –en ese aspecto, el A3 es como esos padres que te riñen ‘por si acaso’… aunque ni siquiera tuvieses la intención de hacer nada malo…–.

En resumen, el nuevo Seat León FR 2.0 TDI 150 es un compacto de tacto deportivo muy seguro y sencillo de conducir a cualquier ritmo. Pero no sólo eso: también es un motivo de preocupación para Audi, que vende el A3 2.0 TDI Ambition equivalente… 4.390 euros más caro.

SEAT LEÓN FR 2.0 TDI 150
Motor: Turbodiesel 2.0 4 cil. en línea; 150 CV de 3.500 a 4.000 rpm; 320 Nm de 1.750 a 3.000 rpm. Cambio: Manual de seis marchas.
Tracción: Delantera.
Prestaciones: 0 a 100 km/h en 8,4 seg
Vel. máx.: 215 km/h.
Consumo: 4,1 l/100 km.
Peso: 1.305 kg.
Precio: 24.710e.
Valoración ♦♦♦♦
LO MEJOR Y LO PEOR
+ Es tan rápido como sencillo de conducir
– Las sensaciones al volante quedan un tanto filtradas

A la última…

Faros de leds

El Seat León no ofrece, ni en opción, faros de xenón. En su lugar, puede llevar unos que emplean como fuente luminosa diodos led. Cuestan 977e y Seat es el primer fabricante del mundo en ofrecerlos… en este segmento. Estos faros emplean seis proyectores para la función de las luces cortas y otros tres más potentes –los de la parte inferior– para las largas –los antiniebla son halógenos–. Entre sus ventajas están que consumen menos electricidad que unos de xenón –los seis diodos de las cortas ‘gastan’ 20 W; un faro de xenón, 35 W– y que, según Seat, iluminan incluso mejor que el xenón. Eso sí: de momento, carecen de muchas de las funciones de un faro bixenón AFS, como la de giro en curva o la de ‘alcance dinámico’ –permite que el haz de luz se eleve con la velocidad–.

trasera

 

Seat León