¿Sabes cómo funciona la dirección trasera en un automóvil?

Álvaro Sauras
Álvaro Sauras
La dirección a las ruedas traseras permite mejorar la maniobrabilidad, la agilidad y la estabilidad. Analizamos cómo lo consigue… y si merece la pena.

La dirección a las ruedas traseras es una solución fantástica para mejorar la maniobrabilidad de un vehículo, y por eso recurren a ella muchos vehículos que requieren maniobrar en lugares estrechos o complicados como, por ejemplo, muchas carretillas elevadoras y maquinaria de obras y construcción.

De cara a vehículos que alcanzan velocidades elevadas, la dirección trasera no es una solución tan buena, ya que conlleva problemas intrínsecos relacionados con la estabilidad que explicamos más abajo. Por eso, todos los coches del mercado emplean dirección a las ruedas delanteras.

Sin embargo, la dirección a las ruedas traseras puede ser un complemento excelente al sistema de dirección delantera, mejorando la estabilidad, la agilidad, el tacto y precisión de la dirección… y permitiendo maniobrar en espacios imposibles. Se trata de un equipamiento que cada vez está disponible para más modelos y por precios más asequibles.

Los pioneros

La historia de los sistemas de dirección trasera se remonta a los orígenes del automóvil, aunque fue Nissan, a mediados de los 80, el primero en comercializar un sistema moderno, el HICAS, que empleaba actuadores hidráulicos y sólo era capaz de girar las ruedas traseras en la dirección de las delanteras. En 1988, el Honda Prelude añadió la posibilidad de girarlas en la dirección contraria, pero seguía siendo un sistema 100%
mecánico.

Ese mismo año, Mazda sacó una versión electrohidráulica para su 696 Turbo. Aunque podemos considerar que el sistema ‘moderno’ que conocemos (con dirección trasera eléctrica) nació, en 1994, con el sistema SuperHICAS de Nissan, estrenado por el 300ZX (y que era capaz de girar la dirección trasera en función de multitud de factores).

Nissan 300ZX de 1994, el primero con una dirección trasera ‘moderna’
Nissan 300ZX de 1994, el primero con una dirección trasera ‘moderna’

Dirección delantera: ¿por qué triunfó?

La dirección a las ruedas delanteras es preferible por dos motivos: proporciona un comportamiento más estable y es, además, más efectiva.
Es más estable porque, bajo la acción de la dirección delantera (y siempre que la geometría de la suspensión sea correcta), la tendencia natural del coche es a enderezarse o subvirar, sin importar cuanto giremos el volante.

Y es más efectiva porque, durante cada frenada, se produce una transferencia de peso hacia las ruedas delanteras (el peso del coche se carga
sobre ellas, lo cual hace que el morro se hunda), descargando las ruedas traseras, que pierden mucha adherencia.

Durante las frenadas, las ruedas traseras se descargan bastante de peso
Durante las frenadas, las ruedas traseras se descargan bastante de peso

¿Cómo funciona la dirección trasera?

Desde el punto de vista mecánico, es muy parecida a la dirección asistida eléctrica que actúa sobre las ruedas delanteras. Existe un
motor eléctrico que, a través de un sistema de engranaje y tornillo, mueve transversalmente una barra que está conectada a ambas ruedas traseras.

El giro de este motor está controlado por una centralita que recibe datos sobre la velocidad del coche, el giro del volante y el ESP.

Dynamic Steering
Dynamic Steering
  1. Dirección delantera
  2. Columna dirección
  3. Centralita dirección trasera
  4. Dirección trasera

Con esta información, la dirección trasera suele aplicar las siguientes cuatro estrategias:

  • A muy baja velocidad, replica el giro de las ruedas delanteras, pero en sentido contrario. Esto mejora la maniobrabilidad del vehículo, reduciendo el radio de giro y permitiendo emplear una dirección delantera con menos vueltas de volante (generalmente, 2 en lugar de 3), lo que mejora el confort para el conductor.
  • A baja velocidad (hasta unos 60 km/h), la dirección trasera sigue efectuando giros en la dirección contraria que las delanteras, aunque cada vez menos acentuados a medida que se incrementa la velocidad. Esto mejora la agilidad del coche, que cambia de dirección con más rapidez y menos esfuerzo. También mejora el tacto de la dirección, que se percibe como más incisiva (eficaz durante los primeros grados de giro del volante) y precisa.
Opposite Direction Steering
Opposite Direction Steering
  • A media velocidad (entre 60 y 100 km/h) la dirección trasera se queda centrada y entra en un estado de reposo del que solo sale cuando, durante un giro, las ruedas delanteras se aproximan de forma progresiva al límite de adherencia y está a punto de comenzar un subviraje mientras se practica una conducción rápida o deportiva.
  • A alta velocidad (a partir de los 100 km/h) la dirección trasera comienza a girar igual que la delantera, induciendo un desplazamiento lateral que acompaña al giro. Esto genera un efecto estabilizador en el vehículo (gana menos inercia de giro y las ruedas traseras tienen que ejercer menos fuerza en el sentido transversal) y genera en el conductor la sensación de tener una dirección más lenta (hacen falta movimientos de volante más grandes para, por ejemplo, cambiar de carril en autopista, lo que incrementa la sensación de control y la confianza).
Same Direction Steering
Same Direction Steering

¿Cuánto cuesta?

Se trata de un equipamiento opcional, generalmente caro y no muy extendido… ya que hace falta una inversión considerable en modificar el eje trasero de aquellos modelos que puedan contar con ella.

Renault ofrece su sistema 4Control desde 2.600 euros en su modelo Espace (incluye las llantas de 20’’), mientras que BMW ofrece su Dirección Activa Integral desde 1.480 euros ( en los BMW Serie 5 y X5 touring), Audi hace lo mismo con su dirección dinámica desde 2.523 (en el Audi A8) y Mercedes la vende desde 1.800 euros en el Clase S, por poner algunos ejemplos.

¿Merece la pena?

Sí, aunque sólo en el caso de coches de grandes dimensiones (ya sean berlinas o SUVs) que vayan a circular con mucha frecuencia en un entorno urbano, ya que se trata de un equipamiento que permite moverse por lugares estrechos con más confianza y menos estrés, y que también mejora la estabilidad a alta velocidad.

Aunque todos los fabricantes enfatizan cómo la dirección trasera mejora la capacidad para aparcar en sitios estrechos, lo cierto es que hace falta bastante habilidad para sacarle partido a la hora de, por ejemplo, aparcar en un garaje.

Mercedes Clase S, dirección de las ruedas traseras
Mercedes Clase S, dirección de las ruedas traseras