El Tesla Model S fue el segundo modelo que Tesla lanzó al mercado después del Tesla Roadster -nada tiene que ver con el superdeportivo Tesla Roadster presentado recientemente-. Se trata de un modelo veterano -el interior no ha cambiado desde su lanzamiento en 2012-, pero sigue contando con el honor de ser el eléctrico con las baterías más grandes del mercado -75 o 100 kWh de capacidad-. Hace unos años resultaban espectaculares… pero los modelos generalistas amenazan con igualarlas en los próximos 3 años.
Mide 4,97 metros y se encuadra en el segmento de las berlinas de representación. Su interior de diseño minimalista cuenta con cinco plazas reales y lo más destacado es la enorme pantalla táctil multifunción -de 17 pulgadas- de la consola central. También es interesante el sistema Autopilot, que permite al coche circular de forma semiautónoma.
Nos gusta el alto nivel de confort que ofrece y sus excelentes prestaciones –el 75D acelera de 0 a 100 km/h en 5,4 segundos-, así como el equipo multimedia y los asistentes a la conducción. Entre sus puntos positivos también destaca la tracción a las cuatro ruedas y el acceso a la red de supercargadores de Tesla que, poco a poco, se está extendiendo por España y permite recargar unos 250 km de autonomía del Model S en 20 minutos.
Más autonomía que cualquier otro eléctrico
Pero lo mejor del Tesla Model S es su autonomía. La versión de acceso Model S 75D ofrece 490 km con una carga, si bien, en condiciones reales, se quedan en unos 400 km. El Model S 100D anuncia 632 km de autonomía, aunque, a la hora de la verdad, se quedan en unos 500 km en uso real.
El precio juega en su contra porque es muy elevado. Los acabados están algo por detrás de otros coches premium convencionales y, en materia de diseño, está algo desfasado.