Que la conducción y el refinamiento sea lo más parecido a lo que puedes esperar en un coche de calle es algo que cada vez más conductores buscan cuando se plantean la compra de un vehículo comercial. Los nuevos Opel Combo, Peugeot Rifter y Citroën Berlingo, o modelos como el Ford Tourneo Connect, el Renault Kangoo o el Mercedes Citan, son algunos de los representantes de este segmento que cumplen satisfactoriamente en este apartado. Y el VW Caddy siempre ha sido una referencia para todos, en parte culpable de que los anteriormente mencionados hayan evolucionado tanto y tan bien. La actual generación del Caddy data de 2015, aunque en realidad está basado en el Caddy de 2010, que a su vez es una evolución de la tercera generación del modelo, presentada en 2003. No está basado en la plataforma MQB, por tanto, pero eso no quita para que ofrezca un muy buen resultado.
Así es por fuera
El Caddy se ofrece en variante furgón de dos plazas y en versión de pasajeros de 5 ó 7 plazas. También dispone de dos longitudes de carrocería: 4,40 metros ó 4,87 metros. Luce un diseño continuista y poco atrevido, pero muy identificado con el del resto de modelos de la marca, lo cual ayuda a asociarlo a un turismo más y no a una furgoneta. En su variante normal mide 4,40 metros de largo y dispone de dos puertas traseras de apertura corredera que resultan muy útiles. Además, dichas puertas incorporan dos pequeñas ventanillas que pueden abrirse de forma manual. Hay diferentes acabados (Edition, Trendline, Comfortline, Beach, Outdoor) y en todos ellos es un modelo bastante agradable a la vista para tratarse de un comercial de pasajeros. Tan sólo cambiaríamos una cosa: el enorme portón trasero necesita mucho espacio por detrás para poder abrirse y también es algo incómodo de cerrar. Un portón de apertura lateral, o dos portezuelas en su lugar, es a nuestro juicio una solución menos estética pero más funcional.
Así es por dentro
El interior está conformado fundamentalmente por plásticos duros (hay algunos blandos por ejemplo en los guarnecidos de las puertas), pero son agradables al tacto y transmiten robustez y durabilidad. Los ajustes están a buen nivel, y elementos como el volante, el cuadro de mandos o los asientos son muy parecidos a los de otros modelos de Volkswagen. Además, hay muchos huecos para dejar objetos, entre los que se incluye un receptáculo en el techo, justo encima del parabrisas delantero. En general, en el Caddy en absoluto sientes que estás sentado en una furgoneta. Tan sólo el gran parabrisas y el volante, un poquito más inclinado que en un turismo, podría indicarte que no se trata de un turismo convencional. El salpicadero tiene un diseño sencillo, limpio e intuitivo, por lo que puede parecer algo anticuado, pero eso tiene una parte muy positiva porque no abusa de elementos táctiles. Así, por ejemplo, la pantalla central corresponde a la versión antigua del interface de Volkswagen, con algunas funciones menos y menor resolución pero con mayor practicidad, pues incorpora botones reales. El espacio interior es muy holgado en cualquier cota, y en las plazas traseras tres adultos pueden viajar con comodidad, sobrados por altura y sin problemas en cuanto a anchura y longitud. Además, el maletero cubica 750 litros de capacidad en versiones de 5 plazas y 190 litros en variantes de siete plazas, cubicaje que asciende hasta los 530 litros en el caso del Caddy Maxi de 4,87 metros de longitud.
Más información sobre el VW Caddy
Así es su gama de motores
El Caddy dispone de una gama de motores bastante rica. El propulsor de acceso es un 1.0 TSI de gasolina con 102 CV y cambio manual de 5 velocidades, que es el que hemos probado en esta ocasión. A pesar de su reducida cilindrada y discreta potencia, ofrece un rendimiento muy aprovechable (acelera de 0 a 100 km/h en 12,1 segundos) y consumos que, en la práctica, se sitúan en unos 7,0 l/100 km, lo cual está bien. Tan sólo echamos en falta una sexta marcha para reducir consumos en carretera, pero en general es una opción mecánica muy atractiva. Eso sí, ofrece más rumorosidad y mayores vibraciones que el motor 1.4 TSI de cuatro cilindros y 125 CV, siguiente escalón de la gama. En cuanto a los diésel, un mismo bloque 2.0 TDI da lugar a tres versiones: 102, 122 y 150 CV. También se contempla una versión impulsada por gas natural (GNC): 1.4 TGI de 110 CV.
Así va
El cometido de asemejar el comportamiento al de un turismo, está muy bien resuelto en el Caddy. Es ágil, cómodo (no tanto como un Touran), tiene unas prestaciones correctas con cualquiera de sus mecánicas y, en general, es agradable de conducir, pues además el tacto de la dirección o de la palanca de cambio es muy satisfactorio. En apartados por mejorar citaríamos una insonorización aerodinámica mejorable y demasiada sensibilidad al viento lateral, aunque esto último es algo propio de este tipo de vehículos debido a su elevada altura: 1,82 metros. Por nuestra experiencia probando este modelo desde 2015, todos los motores son muy válidos en este vehículo. El 2.0 TDI de 122 CV es probablemente el más equilibrado, pero el 1.0 TSI de 102 CV nos ha sorprendido para bien, y es el más barato de la gama.
- Lo mejor: Comportamiento, motores muy competentes, calidad de construcción.
- Lo peor: Precio algo elevado en las versiones más potentes y equipadas.