Volvo irrumpió en el mercado de los compactos en 2006 con un producto muy particular, pero capacitado para competir con los modelos premium alemanes. Su inconfundible diseño y su fiabilidad le convierten en una interesante compra.
Aunque Volvo es una marca que tradicionalmente se ha asociado sobre todo a grandes berlinas, en realidad en su gama podemos encontrar vehículos de muchos tipos. ¿Un ejemplo? En el Salón de París de 2006, la firma sueca presentó el C30, un compacto que venía a ocupar el lugar dejado, 11 años antes, por el Volvo 480.
Y lo hizo conservando algunas de sus particularidades, como la carrocería de tres puertas o el habitáculo de cuatro plazas, dos características algo arriesgadas a tenor de que rivales de corte premium, como el Audi A3 o el BMW Serie 1, disponían de más prácticas versiones de cinco puertas y cinco plazas. Por ello, los principales competidores del C30 fueron más bien el Mercedes CLC y el VW Scirocco.
El C30 estaba basado en el Volvo S40, una berlina media que a su vez empleaba la excelente plataforma del Ford Focus de la época. El C30 era 22 cm más corto que el S40, y sólo se comercializó con una carrocería de tres puertas, repleta de personalidad, en la que la parte trasera se estrechaba y achataba culminando con un portón trasero íntegramente de cristal. Este último escondía uno de los puntos flacos del C30: un maletero de sólo 251 litros, cifra más propia de un urbano.
Su gama mecánica fue bastante amplia. De inicio, había cinco motores de gasolina y tres diésel. Los primeros eran un 1.6 de 101 CV, un 1.8 de 125 CV capaz de funcionar también con etanol, un 2.0 de 145 CV, un 2.4 de 170 CV y un 2.5 turbo -T5- de 220 CV, los dos últimos con cambio manual o automático a elegir. Los diésel eran un 1.6D de 109 CV, un 2.0D de 136 CV y un 2.4D -D5- de 180 CV, los dos últimos con caja manual o automática.
A mediados de 2009, llegaron las primeras actualizaciones. La versión T5 pasó a desarrollar 230 CV y se presentó un diésel de bajo consumo: 1.6 DRIVe de 109 CV y 3,8 L/100 km. En octubre de 2009, se produjo un restyling que afectó sobre todo al frontal, y entre 2010 y 2011, la gama se reestructuró: en gasolina sólo quedaron el 2.0 de 145 CV -ahora compatible con etanol- y el 2.5 turbo de 230 CV.
En diésel, el 1.6 DRIVe pasó a desarrollar 114 CV, y un nuevo 2.0D con dos niveles de potencia -D3 de 150 CV y D4 de 177 CV- reemplazó a las antiguas versiones de 136 y 180 CV. En total, se fabricaron casi 210.000 ejemplares del C30.
El C30 ofrecía un comportamiento de referencia en su segmento, destacando en especial en aspectos como el confort y la estabilidad en carretera. También está bien insonorizado e inspira mucha confianza al conductor. El tacto del cambio manual es muy bueno, no tanto el de la dirección, tan asistida que parece menos precisa de lo que realmente es.
En cuanto a su gama mecánica, hay motores mucho más interesantes que otros. Los gasolina 1.6, 2.0 y 2.4 ofrecen prestaciones muy discretas en relación a su elevado consumo. Por su parte, el 2.5 turbo es rapidísimo, pero en uso real gasta aún más: 10,5 litros/100 km. Los más recomendables son los diésel, que ofrecen un gran rendimiento combinado con un consumo muy bajo. Especialmente bueno es el 2.0D de 136 CV, que corre mucho y con el que es fácil lograr el consumo medio que homologa: 5,7 litros/100 km.
El interior goza de materiales de bastante buena calidad, y el diseño del salpicadero es francamente atractivo. Hay un notable espacio en las plazas delanteras, donde además la postura de conducción es muy buena gracias a los amplios reglajes en el asiento y el volante. Por otro lado, es un automóvil muy seguro, contando de serie con seis airbags y lo que en Volvo denominan WHIPS, un sistema que mitiga el latigazo cervical en caso de colisión trasera.
La parte posterior ya brilla menos, y eso a pesar de que las dos butacas individuales que hay detrás son cómodas y más espaciosas de lo que a priori parece. Sin embargo, el acceso a ellas es algo incómodo. Por otro lado, el maletero de 251 litros se sitúa muy por debajo de la media, y además carece de bandeja: en su lugar cuenta con una cortinilla un tanto engorrosa de manipular.
Una de las principales características del Volvo C30 es su probada fiabilidad. No existen graves problemas constatados en ninguna de sus versiones, aunque eso no significa que no haya que revisarlo tan a fondo como cualquier otro modelo. Los diésel suelen tener bastantes kilómetros, así que conviene inspeccionar el estado del turbocompresor, sobre todo si escuchas que silba al acelerar.
Motor | 4 cilindros, 1.997 cc, 4 válvulas por cilindro |
Potencia | 136 CV a 4.000 rpm |
Par | 320 Nm a 2.000 rpm |
Largo / ancho / alto | 4,36 m / 1,82 m / 1,47 m |
Velocidad máxima | 210 km/h |
0-100 km/h | 9,4 segundos |
Consumo mixto | 5,7 l/100 km |
Emisiones CO2 | 151 g/km |
Maletero | 251 litros |
Peso | 1.346 kg |
Cambio | Manual, 6 velocidades |
Tracción | Delantera |