Ford GT: Un origen que no esperabas

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El Ford GT se ha convertido por derecho propio en uno de los modelos más icónicos de la marca americana. Tras el enorme éxito del GT40 en Le Mans en la década de los 60, la firma del óvalo decidió rescatar su esencia en este superdeportivo, cuyo proyecto dividió a la propia compañía. Aquí te contamos cómo se gestó su nacimiento.


El superdeportivo de Ford, que tuvimos la oportunidad de conducir hace unos meses en EE.UU. –puedes leer las sensaciones de conducción pinchando aquí–, y tan sólo hace unas pocas semanas en algunas carreteras del centro de España, estuvo cerca de quedarse en un bonito boceto en una mesa de diseño. Esta es la historia.

Quédate con dos nombres: Silver y Phoenix. Ford tenía marcado en el calendario el año 2016. Concretamente, junio de 2016. Las 24 Horas de Le Mans suponían un objetivo prioritario para la marca americana, ya que se cumplían 50 años de la mítica victoria del Ford GT40 en la prueba francesa. Y Ford quería homenajear esa efeméride con otra victoria de prestigio en la prueba que es, con toda probabilidad, una de las más respetadas y valoradas dentro del mundo de la competición automovilística.

Sin embargo, muchos directivos de la compañía no las tenían todas consigo, sobre todo después del dispendio que supuso el proyecto de Jaguar en la F1 –por aquella época, la marca británica pertenecía a Ford; hoy está en manos de la firma india Tata–. Y por esa razón principalmente, la firma pronto denegó cualquier clase de gasto tanto en recursos económicos como humanos en hacer un vehículo de la clase LMP1 –la categoría reina dentro del campeonato del mundo de resistencia, el WEC–. De hacer algo, tenía que ser en GTE Pro. Porque, además, la historia no era volver para simplemente correr, sino retornar para luchar por la victoria.

Ford GT

Paralelamente, el proyecto del nuevo Mustang se plantea a nivel mundial… lo que implicaba que llegaba por primera vez a Europa de manera oficial –para entendernos, que se podía comprar en cualquier concesionario del Viejo Continente sin necesidad de importarlo–. De forma que lo más lógico era desarrollar un coche de carreras a partir del vehículo de calle. La conexión con la competición era un extra añadido para impulsar las ventas del Mustang en todo el mundo. Y si ganaban Le Mans, mejor que mejor.

De esta manera, y con el objetivo de convertir un Mustang de calle en una máquina para ganar en la categoría LMGTE Pro, nació el proyecto Silver. Raj Nair fue la persona que la firma eligió para liderar un grupo de ingenieros con una sola misión: crear un súper Mustang. Y también se sumó al proyecto la empresa canadiense Multimatic, creadora de casi todos los Mustang de carreras para los diferentes campeonatos que se celebran en Norteamérica.

Ford GT

Se implicó a una gran cantidad de personas y se emplearon muchos recursos. Sin embargo, llegó un momento en el que los costes se dispararon hasta alcanzar unos niveles demasiado elevados, y cuando el proyecto se planteó en algunos despachos importantes de la compañía americana, parece ser que se valoró positivamente poner en la calle y en los circuitos el Mustang más bestia de la historia… pero la viabilidad económica de esa aventura era negativa –la relación recursos empleados frente al retorno de la inversión estaba muy lejos de ser justificable en un informe contable–.

Ford no podía desaprovechar la oportunidad

Parecía que el objetivo de volver a Le Mans se iba a quedar en un cajón pero, tan sólo unos meses después, la idea de resucitar un mito como el Ford GT cogió fuerza en los pasillos de la firma del óvalo. Un coche que aglutinara todo lo que era capaz de ofrecer a la industria una marca como Ford. Un producto del que los propios empleados estuvieran realmente orgullosos. El cénit de su gama de vehículos.

Ford GT

Según algunas fuentes consultadas, muy pocas personas conocían lo que se denominó proyecto Phoenix, por lo que cuando se presentó el primer concept del modelo en el Salón de Detroit del año 2015, el impacto fue grande incluso en muchos de los trabajadores de la propia marca.

Con mucho esfuerzo, los plazos se fueron cumpliendo y el equipo de Chip Ganassi se plantó en las 24 Horas de Le Mans de 2016 con tres GT. Y 50 años después, Ford repitió victoria en la mítica carrera francesa, aumentando la leyenda iniciada por el glorioso Ford GT40.

Por supuesto, esto obligó a homologar la variante de calle, como mandan las normas de la competición. Tan sólo se fabricarán 1.000 unidades para todo el mundo, a razón de 250 unidades al año –se prevé que la producción finalice en otoño de 2020–.

 

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