Punto

Prueba: VW Polo 1.6 TDI 90 R-Line, GTI por fuera, diesel por dentro

Hubo un tiempo en el que las versiones deportivas de un determinado modelo se reconocían a la legua. Ser llamativos y vistosos formaba parte de su personalidad… y de su equipamiento de serie, y esa apariencia rácing les daba un valor añadido, que se sumaba a unas mayores prestaciones, un chasis bien puesto a punto…

Prueba del Hyundai i40 1.6 GDI: el ‘encanto’ de las versiones básicas

Hoy en día, la ‘calidad’ de un automóvil viene determinada por multitud de factores: imagen, prestaciones, calidad, tecnología, amplitud, comodidad… Es fácil que casi cualquier modelo, del segmento que sea, cuente en su gama con una versión que reuna esas cualidades… pero exigiendo un precio elevado; pero para saber si un coche es bueno de

Jordi Gené prueba el Seat Ibiza Cupra 1.8 T

Cuando Seat decidió abandonar el Campeonato del Mundo de Rallyes en 2001, surgió la duda de qué iba a pasar con Seat Sport, el departamento de competición de la marca que se encargaba de poner a punto los Córdoba WRC que participaban en aquel certamen.

La respuesta de la directiva de Seat fue contundente: «se encargarán de desarrollar los modelos de calle más deportivos jamás construidos por la marca».

Por eso, cada criatura ‘de calle’ que sale de Seat Sport -y que son bautizados bajo la denominación Cupra, que significa Cup Racing- es un modelo preparado específicamente por un equipo de competición que conozco bien, porque están de nuevo en el mundo de las carreras y ponen a punto el Seat Toledo con el que yo disputo el Campeonato del Mundo de Turismos.


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