Fotoprueba del Jeep Renegade Trilhawk 2.0 Multijet
La versión Trailhawk es la más indicada para quienes quieran usar el vehículo fuera del asfalto, aunque sea ocasionalmente. Tiene un precio base de 37.225 euros, pero ofrece grandes descuentos si lo financias en el propio concesionario. El precio mínimo que pagarás por él será de 28.609 euros. Lo hemos obtenido con una entrada de 25.250 euros y 24 cuotas de 136 euros.
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Aunque solamente mide 4,23 metros de longitud, al volante nos parece un vehículo más grande. En buena parte, esto es debido a que esta versión pesa 1.735 kilos en orden de marcha, gracias al uso del sistema de tracción total, un motor de dos litros acoplado a un cambio automático y un equipamiento muy amplio.
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Jeep ha conseguido aunar un diseño funcional con una estética original, que combina materiales de diferentes calidades pero que da un resultado final visualmente positivo.
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La postura al volante es cómoda, con la banqueta bastante alta respecto al suelo. En el puesto del conductor echamos en falta levas para el cambio en el volante. La tapicería de cuero cuesta 1.200 euros, y el ajuste eléctrico del asiento unos 600 euros más.
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El espacio para las piernas no sobra, pero las plazas traseras son razonables para dos adultos, y destacan especialmente por su altura al techo. La base del asiento está elevada respecto al piso y disponemos de un apoyabrazos abatible en la plaza central.
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El maletero tiene una boca de carga amplia y unas formas aprovechables, pero su volumen es pequeño: 351 litros. Con los asientos traseros abatidos, alcanza los 1.297 litros. La funda que ves sobre el piso permite guardar los paneles del techo.
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Los neumáticos son Goodyear Vector4Seasons en medida 215/60-17. Se trata de neumáticos M+S certificados como ruedas de invierno, aunque también se pueden emplear en verano. Pueden usarse tanto en asfalto como en caminos y traccionan bien sobre asfalto nevado. Se trata de unos neumáticos formidables para un todocamino, pero su duración no es muy alta y su precio es superior al de unas cubiertas convencionales.
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De serie se incluye un kit de reparación de pinchazos, pero opcionalmente puede pedirse una rueda de repuesto normal en llanta de chapa. Es muy recomendable en un vehículo destinado a usarse por caminos, pero es una opción demasiado cara: 327 euros.
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El único motor disponible en el Renegade Trailhawk es un turbodiésel de dos litros que desarrolla 170 CV y 350 Nm. Su rendimiento es suficiente para mover con cierta agilidad la masa del vehículo, aunque no es fácil que el consumo medio baje de los ocho litros cada 100 kilómetros.
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Asociado al propulsor diésel encontramos un cambio automático de nueve relaciones, fabricado por ZF. Ofrece unos desarrollos muy cortos, con una primera de solamente 6,2 km/h cada 1.000 r.p.m., y una novena también bastante corta, de 60,8 km/h cada 1.000 vueltas. La primera ayuda a superar zonas difíciles a baja velocidad, pero la novena no permite lograr consumos bajos circulando a velocidad constante en autopista.
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Este mando es una de las claves del Trailhawk. Permite forzar al cambio a usar la primera para emular la reductora, bloquear el reparto de par interaxial y conectar el control de descenso de pendientes. Además, girando la ruleta seleccionaremos el escenario de conducción deseado, lo que influye, principalmente, en el control de tracción y el cambio de marchas.
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En el cuadro se combina la instrumentación analógica tradicional con una pantalla central TFT de 7″ entre los relojes de velocidad y revoluciones del motor.
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De serie contamos con un sistema de navegación, radio digital y conectividad con Apple CarPlay y Android Auto. La pantalla, de 8,4 pulgadas, es necesaria para acceder a muchas funciones del vehículo.
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Nos encanta este detalle. El asidero solía ser habitual en los todoterrenos hasta la aparición de los airbags. Últimamente, algunos modelos están volviendo a adoptarlo, y se trata de un elemento muy práctico cuando se conduce por zonas rotas.
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Aunque la ergonomía, en general, es buena, el mando de las luces queda oculto a la vista. No obstante, al disponer de una posición automática, casi no es necesario manipularlo.
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Los guarnecidos de las puertas muestran un aspecto pobre, y la bandeja portaobjetos es pequeña.
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En el lateral del maletero encontramos un subwoofer. Está muy bien integrado, pero es un elemento opcional, que forma parte de una mejora opcional del equipo de sonido que cuesta cerca de 1.000 euros.
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Casi escondida entre los dos asientos traseros encontramos esta práctica conexión USB.
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El Renegade puede pedirse con techo practicable de cristal o con techo desmontable en dos partes (delantera y trasera), que se retiran y se guardan en el maletero. En ambos casos deberemos pagar 1.600 euros extra.
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Los faros led son parte del equipo de serie. Conservan la estética de faros redondos y parrilla de siete huecos que lleva usando Jeep desde sus orígenes.
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Aunque el equipamiento es bastante completo, deberemos pagar por elementos de confort como el acceso y arranque sin llave (casi 800 euros), o incluso el kit de cenicero y mechero, que cuesta algo menos de 80 euros.
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La primera vez que Jeep usó el nombre Renegade fue en 1970, para designar una serie especial del CJ-5. También se empleó en el modelo posterior (CJ-7) y dio nombre a un prototipo presentado en el Salón de Detroit de 2008.
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La serie especial Night Eagle II y el acabado Limited también se ofrecen asociados a la tracción total y cuestan menos dinero, aunque no cuentan con varios de los recursos del Trailhawk.
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El logotipo Trailhawk identifica a las versiones Jeep más capaces fuera del asfalto, con la excepción de los Jeep Wrangler y Gladiator. En el caso del Renegade, este acabado obliga también a adquirir el motor más potente.
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Los parachoques del Trailhawk son específicos. Permiten disponer de mejores ángulos de ataque y salida, además de conar con ganchos de remolque integrados.
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El reconocimiento de señales de tráfico es una de las ayudas electrónicas a la conducción incorporadas tras el último rediseño. Para identificarlas se sirve de una pequeña cámara ubicada detrás del parabrisas.