Mucha gente desconoce aspectos importantes a la hora de comprar su vehículo y que pueden ser decisivos en la vida de éste y de su motor. Uno de los elementos más influyentes es la cadena o correa de distribución, ya que en función de cuál de las dos se escoja, se necesitará uno u otro tipo de cuidados y de mantenimiento.
¿Qué es la cadena o correa de distribución?
Para empezar, es importante señalar que la cadena o correa de distribución -se considera distribución al conjunto de piezas que se encarga de la entrada y salida de los gases de la cámara de combustión- es el componente del motor que se encarga de sincronizar la apertura y el cierre de válvulas de admisión y escape y la función del encendido del propulsor. Dependiendo del tipo de motor, su material, ubicación o longitud puede ser variable, lo cual implica que en algunos casos se encargue también de arrastrar la bomba de agua y/o la bomba de aceite.
¿Cómo es la correa?
Es una tira realizada en goma, nailon y caucho que posee una superficie dentada en su cara interior para ´agarrarse´ a las poleas. Sea como fuere, la gran mayoría de motores incluyen una correa extra para elementos auxiliares como el aire acondicionado o el alternador.
¿Y cómo es la cadena?
Es una cadena estándar, como puede tener una bicicleta o el kit de arrastre de una moto, que está fabricada en metal y añade eslabones con hendiduras entre ellos para facilitar el acoplamiento a los piñones. Eso sí, son más gruesas que las de una bicicleta o moto y sus materiales son más robustos.
Mantenimiento
Lo normal es que los motores con cadena no necesiten nada más que una pequeña inspección de su funcionamiento y/o engrase en cada revisión periódica del vehículo. Por su parte, la correa de distribución es recomendable cambiarla entre los 80.000 y 240.000 km en función del fabricante, ya que si no podría romperse, lo cual implicaría la desincronización del motor y el rozamiento de válvulas y pistones. Además, bielas, bomba de agua, pistones y cigüeñal podrían verse afectados. Esto implicaría un coste de arreglo con importes cercanos o iguales a las cinco cifras; no obstante, depende mucho de la suerte.
Entre las ventajas de la correa de distribución se encuentran su poca sonoridad y el precio de su fabricación, sensiblemente inferior que el de una cadena -para la marca-. Por su parte, la cadena es mejor en que no necesita apenas mantenimiento -de tener que ser sustituida sería, generalmente, superando los 250.000 km- y su fiabilidad, pues es realmente difícil que se rompa.
Por el contrario, los inconvenientes de esta última se centran en el desgaste de sus tensores -aunque, como hemos comentado anteriormente, esto no se daría hasta una elevada cifra de kilometraje- y que hace más ruido que la correa. En cuanto a las desventajas de la correa se encuentran la necesidad de ser sustituida y el riesgo de rotura por desgaste.