Desde noviembre del año pasado una directiva europea obligaba a todos los fabricantes de automóviles a dejar de utilizar el gas R-134a –el más usado como regrierante en automoción– para los sistemas de aire acondicionado de todos los moidelos homologados como «nuevo desarrollo», por considerarlo un gas Potencial de Calentamiento Global (PCG) y sustituirlo por el HFO-1234yf, saunministrado por las empresas DuPont y Honeywell.
Daimler realizó una serie de pruebas con su Mercedes Clase B equipado con el nuevo gas y, tras los ensayos, informó de que no utilizaría el HFO-1234yf en sus nuevos desarrollos por considerar que era muy inflamable y altamente tóxico –150 más que el CO2–. La empresa alemana decidió entonces seguir utilizando el anterior R134a en sus modelos, en lo que tuvo el respaldo de las autoridades alemanas.
Hace una semana Francia hizo pública su decisión de no homologar los Mercedes-Benz Clase A, Clase B, CLA y SL fabricados desde el 12 de junio debido a que siguen empleando el refrigerante R134a. Ahora la Comisión Europea ha confirmado que apoyará provisionalmente al país galo porque ese líquido no reúne los requisitos para su homologación según los análisis llevados a cabo por la institución.
No sabemos el impacto que el veto francés tendrá en la economía de Mercedes –según señalaron fuentes de la marca, los Clase A y B suponen el 55% de las ventas de Mercedes en Francia–, pero la aprobación de esa decisión por parte de Bruselas puede aumentar los problemas para el grupo alemán. Sobre todo si otros países europeos imitan a Francia y se repiten las prohibiciones en más mercados. La Comisión Europea también ha advertido que si se demuestra que otros modelos de Daimler fabricados antes de la homologación de las autoridades alemanas tampoco cumplen las reglas en Europa no podrán ser homologados ni vendidos. Sin embargo, Daimler afirma que la homologación realizada por la KBA en Alemania tiene vigencia en toda la UE y nada debería impedir su comercialización.
Otros fabricantes tampoco han empleado el HFO-1234yf en sus nuevos modelos, como Volkswagen que hmologó el Golf VII como una evolución del modelo anterior, en lugar de como «nuevo desarrollo».
Para septiembre hay prevista una reunión entre la Comisión Europea y los fabricantes, donde se realizarán nuevas pruebas para determinar la toxicidad real de este gas y buscar una solución al conflicto, según informa el diario Cinco Días.