
Con ello, el ESP® se ha convertido, por detrás del cinturón de seguridad, en el sistema de seguridad más importante en los automóviles. La UE aprobó en verano de 2009 una Directiva según la cual, a partir de 2014, todos los vehículos de nueva matriculación deberán estar equipados con el ESP®. En 2009 el 60 por ciento de todos los coches de nueva matriculación en Europa estaban equipados con este sistema de seguridad activa. En Alemania ese porcentaje llegaba incluso al 80 por ciento y en España al 72 por ciento. A nivel mundial, el porcentaje era del 36 por ciento; es decir, algo más de la tercera parte de los vehículos lo equipaba. Para 2012, Bosch espera que este porcentaje alcance el 50 por ciento. -El ESP® es una historia de éxito mundial-, dice Werner Struth, Presidente de la División Chassis Systems Control de Bosch. Fue precisamente Bosch quien desarrolló el primer sistema ESP® para su fabricación en serie y, desde el inicio de la producción en 1995, ha fabricado ya 50 millones de sistemas.
El Programa Electrónico de Estabilidad abarca las funciones del Sistema Antibloqueo, ABS y del Sistema de Control de Tracción, ASR. El ABS evita el bloqueo de las ruedas al frenar y el ASR evita que las ruedas patinen al arrancar o acelerar. Pero, además, el ESP® detecta inmediatamente los derrapes gracias a las señales de los sensores que comparan el movimiento real del vehículo con el sentido en el que el conductor quiere dirigir el coche. Si ambos valores no coinciden, el sistema actúa evitando el derrape.
Reduciendo la potencia del motor y frenando las ruedas individualmente, el sistema puede evitar el derrape y mantener el vehículo dentro de su carril, siempre dentro de los límites de la física. Además, el ESP® es el componente central de otras avanzadas funciones de seguridad. Por ejemplo, en combinación con los sensores de entorno, el ESP® puede detectar situaciones críticas desde un primer momento. En el nuevo Audi A8 se ofrece ahora como opción el Sistema Predictivo de Frenada de Emergencia, PEBS, que entra en funcionamiento cuando el sistema detecta si existe el riesgo de un accidente por alcance. En este caso, el sistema avisa al conductor y le asiste en la frenada. Si el accidente ya es inevitable, poco antes de la colisión se activa automáticamente la frenada de emergencia para reducir considerablemente la velocidad de impacto y, por consiguiente, la gravedad del accidente.
Todo comenzó con la mejora del ABS
En 1983 empezaron en Bosch los planes para mejorar la estabilidad de los coches en frenadas de emergencia a través de una regulación optimizada del ABS. Este plan inicial fue afinándose en los siguientes años y el registro correspondiente en la oficina de patentes se efectuó en 1987. Entre 1990 y 1991 los ingenieros de Bosch ampliaron las funciones del sistema para hacerlo efectivo en todas las situaciones posibles de la conducción, incluso en aceleraciones y vuelcos. Poco tiempo después, el proyecto se consolidó hasta alcanzar su madurez para la producción en serie. Finalmente, en 1995 empezó la fabricación del ESP® a gran escala.
Numerosas evidencias sobre los beneficios del ESP®
Numerosos estudios y análisis independientes demuestran la efectividad del ESP®. Daimler, por ejemplo, verificó en 2004 que, desde el uso generalizado del ESP® en todos los turismos de Mercedes, el porcentaje de estos vehículos en el número global de accidentes sin implicación de otros vehículos en Alemania se había reducido en un 42 por ciento. Los accidentes sin implicación de otro vehículo son aquellos en los que el conductor pierde el control sobre su coche sin que haya habido influencia por parte de otro vehículo. En el mismo año, VW hizo un estudio y llegó a la conclusión de que el ESP® evita aproximadamente el 80 por ciento de los accidentes por derrape. La Universidad de Colonia presentó en 2007 en un estudio económico, que el uso generalizado del ESP® reduciría el número de muertos por accidente de tráfico en Europa en unas 4.000 personas y el número de heridos en unos 100.000. La institución gubernamental estadounidense -National Highway Traffic Safety Administration- (NHTSA) calculó en 2006 que en EE.UU., si se utilizase el ESP® de forma generalizada se podrían reducir los accidentes de coches sin implicación de otros vehículos en un 34 por ciento y en un 71 por ciento los accidentes en los que se produce un vuelco. Por esta razón, EE.UU. se convirtió en el primer país del mundo en aprobar una ley que obligaba a los fabricantes a que todos los vehículos de nueva matriculación de más de 4,5 Toneladas estén equipados con ESP®. Australia y Europa le seguirán en Noviembre de 2013 y 2014 respectivamente. En Julio de 2010 el Ministro de Interior, Transporte y Marina de Corea, anunció planes similares para hacer el ESP® obligatorio en ese país.
También los programas de valoración de los coches nuevos NCAP (New Car Assessment Program) en Europa, EE.UU. y Australia han incluido los sistemas de seguridad activa en sus criterios de valoración. Desde inicios de 2010, los vehículos nuevos sólo pueden obtener la valoración máxima de cinco estrellas, si vienen de fábrica equipados con el ESP®. La organización NCAP japonesa se limita a recomendar el uso del ESP®.
La seguridad vial está en la agenda mundial
En marzo de 2010, la Asamblea General de Naciones Unidas (UN) ha declarado el periodo comprendido entre 2011 y 2020 como la década de la seguridad vial, porque a pesar de lo avances logrados en muchos países, el número de muertos en carretera ha crecido en los últimos años. Cada año fallecen, según la ONU, aproximadamente 1,3 millones de personas en accidentes de tráfico y unas 50 millones de personas resultan heridos. El objetivo de esta iniciativa es reducir a la mitad la cifra pronosticada de muertes por accidente de tráfico para 2020. No sólo la mejorara de la red vial, sino también el desarrollo y el mayor uso de los sistemas de seguridad activa supondrán una importante contribución para el logro de este objetivo.
Diseño optimizado y reducción de costes
El número de accidentes sólo se puede reducir considerablemente, si el sistema de seguridad se instala en el mayor número de automóviles posible. Por eso, uno de los objetivos de Bosch fue, desde el principio, la optimización constructiva del ESP®, es decir, más pequeño, más eficiente y cada vez más barato. Después del primer sistema 5.0 en 1998 se introdujo la versión 5.7 y, en 2002, la generación 8. A mediados de 2010 arrancó la generación 9, la variante más compacta y que sólo pesa 1,6 kilogramos. Únicamente para que sirva a modo de comparación, el primer sistema de 1995 pesaba 4,3 kilogramos. Gracias al diseño modular, la nueva generación ofrece soluciones óptimas para todos los segmentos de vehículos, independientemente de que sean coches compactos, coches del segmento -Premium- o vehículos industriales ligeros. -Con el diseño optimizado de costes apoyamos los esfuerzos de la industria del automóvil y de las instituciones de crear los sistemas de seguridad activa dentro de un estándar para todo tipo de vehículos-, dijo Struth. -De esta manera, el número de accidentes graves se podrá reducir drásticamente-.