
El 21 de julio de 1987, en Maranello, Italia, se desvelaba el Ferrari F40. Construido como respuesta de Ferrari a supercoches de la época como el Porsche 959 o el Lamborghini Countach, el F40 era un ‘deportivo’ sin ninguna concesión. Pesaba únicamente 1.100 kg -resultado de una carrocería de 4,43 m de longitud y realizada principalmente en fibra de vidrio, fibra de carbono y kevlar- y adaptaba un motor V8 de 2,933 cc., situado en posición central trasera y sobrealimentado con dos turbos IHI, que ofrecía una potencia de 478 CV a 7.000 rpm, lo que le permitía alcanzar una velocidad máxima de 324 km/h… por no hablar de una aceleración de 0 a 100 en sólo 4,1 segundos.
Este coche, del que se fabricaron poco más de 1.300 unidades, se convirtió inmediatamente en un objeto de deseo, y eso que, para ahorrar peso, no contaba con ABS, equipo de radio… ni tan siquiera dirección asistida. Aun así, su precio en España en aquella época era de 40 millones de pesetas.
Ahora, 25 años después, el Club Ferrari España va a celebrar de un modelo tan especial -no hay que olvidar que fue el último Ferrari que se fabricó mientras Enzo Ferrari seguía con vida- con una reunión internacional , apadrinada por la propia marca del cavallino, que tendrá lugar los próximos días 20,21 y 22 de abril en el circuito de Montmeló y que se ubicará dentro del programa de actividades de la reunión de vehículos clásicos Espíritu de Montjuic. Para esa reunión, se espera reunir a varias decenas de Ferrari F40, llegados de todas partes del globo, que se mostrarán al público en el paddock del circuito y que, más tarde, desfilarán en caravana por el circuito catalán.
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