Según la marca alemana, AMG ha desarrollado este modelo de manera paralela al coupé, poniendo especial atención a la rigidez de la carrocería, el comportamiento y el confort de marcha. Muchos aspectos de la aerodinámica, la resistencia, el reparto de pesos o la ergonomía han sido simulados por ordenador, pero a pesar de ello Mercedes anuncia que su lanzamiento comercial tendrá lugar este mismo otoño. No en vano, su puesta de largo oficial tendrá lugar en el Salón del Automóvil de Frankfurt, en septiembre.
Como decíamos anteriormente, el principal objetivo a la hora de desarrollar el roadster ha sido garantizar un óptima rigidez en la carrocería, base para conseguir un buen comportamiento en carretera. Las puertas tipo -alas de gaviota- han dejado su lugar a otras de apertura convencional y el techo se ha eliminado a favor de una capota de lona. Por este motivo se ha tenido que reforzar e conjunto con largueros laterales, que no sólo otorgan un plus de rigidez sino también contribuyen a mejorar el placer de conducción. También se ha reforzado la barra transversal bajo el salpicadero, prolongándola hacia el marco del parabrisas y el túnel central. A pesar de todo este trabajo para mejorar la rigidez, la carrocería del rodster pesa 243 kg, sólo dos más que en la versión coupé.
La capota de lona -resistente al agua- se guarda tras los asientos en forma de Z y utiliza una estructura realizada de aluminio, acero y magnesio. Se puede accionar en movimiento hasta los 50 km/h. Detrás de los asientos una barra adicional trasversal sirve de apoyo a los arcos antivuelco fijos. Según Mercedes, la ligereza de la capota y su estructura no afecta al centro de gravedad, y es lo suficientemente resistente como para rodar a 317 km/h. También se ha visto necesario mejorar el aislamiento acústico con tres capas y una luna fabricada en cristal de seguridad.
Para ver el modelo definitivo tendremos que esperar hasta el 13 de septiembre, cuando se levante el telón del Salón de Frankfurt, paso previo para su salida al mercado.