Ford Mustang Mach 1 vs. BMW M440i: dos mundos opuestos

El Mustang. Un nombre que infunde respeto. No es uno de mis santos griales, pero sí un deportivo al que le reconozco un enorme peso en la historia del motor, particularmente al otro lado del Atlántico. Es uno de los automóviles más codiciados y admirados del mundo, y eso que en sus más de 50 años de vida aún no ha tenido tiempo de convertirse en una referencia en términos dinámicos.
Es más, en el pasado ha llegado a disponer de alguna versión verdaderamente terrible, aunque también de alguna que otra que cualquier entusiasta desearíamos tener en nuestro garaje. Y la cosa va mucho más allá del famoso Mustang Shelby GT500 ‘Eleanor’ de 1967 en el que ahora mismo estás pensando.
En Europa siempre hemos visto al Mustang como una cosa grande e imponente que suena y corre mucho en línea recta, pero que hace aguas en cuanto el camino se retuerce. Sin embargo, la verdad es que con la sexta generación de 2015, que es la que en la actualidad está vigente y la primera considerada global para todo el planeta, el Mustang dió un paso de gigante en lo que respecta a su conducción, transformándose en un deportivo más ágil y mucho más entretenido de conducir.
Hace poquito Ford realizó algunos cambios en la gama Mustang que oferta en nuestro mercado, desterrando la poco querida versión EcoBoost de cuatro cilindros (que le restaba mucho glamour pero que para mí tenía bastante sentido) y dejando únicamente la motorización 5.0 V8 de aspiración atmosférica, de la cual ahora surge una sugerente versión Mach 1 que hoy tenemos en nuestro poder. Mach 1 es una terminación utilizada por el Mustang en puntuales veces a lo largo de su historia. Ahora, Ford la recupera con idéntico fundamento que en el pasado, que no es otro que designar a una versión de orientación más deportiva.

No es discutible que su bruto aspecto es espectacular. Tampoco lo es que no existe nada parecido en el mercado europeo. Por eso, puede ser interesante enfrentarlo a un competidor que es un claro ejemplo de lo que triunfa en nuestro continente: el BMW M440i.
El coupé alemán es uno de esos coches a los que resulta complicado sacarle defectos concluyentes, aunque yo de primeras ya le encuentro uno: que aquí sólo se comercialice con tracción total xDrive. No porque sea mala, más bien todo lo contrario, sino porque inevitablemente le resta drama a su conducción, privándole de algunos matices que esperas encontrar en un BMW de dos puertas y 374 CV. Aunque bueno, poniéndome el traje de especialista en marketing, entiendo que se trata de un coche cuyo comprador busca más refinamiento y usabilidad que puras sensaciones de conducción.
Volvamos al Mustang, que es el coche en cuyo asiento ahora mismo tengo mis posaderas. Como decía antes, esta versión Mach 1 se basa en el Mustang GT con motor 5.0 V8, respecto al cual aporta determinadas modificaciones que buscan enfatizar su lado deportivo. Comenzando por el motor, gana 10 CV extra, hasta los 460 CV, gracias a una nueva admisión de aire que se complementa con un radiador de aceite adicional y un escape más deportivo. Puede parecer poca ganancia, pero en las mecánicas sin sobrealimentación no es tan fácil incrementar la potencia sin tocar elementos internos.
Además, se acopla una caja de cambio manual Tremec TR-3160 con seis velocidades y un doble embrague que habilita la función punta-tacón en las reducciones más bruscas, con el fin de evitar bloqueos en el eje trasero. También se vende con cambio automático de diez velocidades por 3.000 euros extra, pero yo creo que esta versión tiene todo el sentido escogerla con transmisión manual.

En cuanto al chasis, dispone de una suspensión derivada del Shelby GT500 con amortiguadores adaptativos Magneride, muelles más duros, casquillos más rígidos y barras estabilizadoras más gruesas que buscan acotar el balanceo de la carrocería en las fuertes transferencias de masa. También hay una calibración específica en la dirección.
La parte cosmética recibe algunos cambios que dotan a este Mustang de una imagen mucho más agresiva, donde destacan el paragolpes delantero, la parrilla, el difusor posterior, el alerón, las llantas de 19” y las franjas adhesivas en el capó y en los laterales. Dentro, hay unos asientos específicos, menos cromados, más tonos oscuros y un precioso pomo del cambio blanco como el que recordamos del Mustang Bullitt.
Pulso el botón de arranque y una perceptible vibración termina poniendo en marcha al V8. Suena gordo y unos golpes de gas inundan la cabina de ruido y temblores. El tacto del cambio es fantástico, con una palanca supercorta, de raíles también muy cortos y de duro manejo. En marcha, todo gira en torno al V8, un motor sencillo y repleto de matices, una rareza a la que, por desgracia, las normativas venideras pondrán fin más pronto que tarde.
Me fascina la respuesta de este motor. Lejos de la practicidad que otorgan los buenos bajos de las mecánicas modernas turbo, en este propulsor no hay mucho que rascar por debajo de 4.500 rpm, régimen en el que el V8 comienza a estirar las piernas con un progresivo empuje que culmina muy arriba, en 7.500 rpm. Ese último tramo, entre 5.500 y el corte, es verdaderamente majestuoso, repleto de par y acompañado de una genuina banda sonora. Sin embargo, también la parte baja del cuentavueltas tiene su encanto, con un sonido hondo, una fuerza que notas latente y un acelerador que casi sientes conectado a la mariposa de admisión.
«La espectacularidad del Mustang Mach 1 es incontestable y no sólo en el apartado estético. Su ruda conducción y el sonido de su motor V8 le convierten en un coche repleto de carácter»
Ahora bien, debes grabarte a fuego que sacarle todo el partido a este coche requiere de varias cosas, como atención plena, buenas manos y decisión. Es un automóvil de reacciones predecibles pero tirando a bruscas y, dado que es algo pesado, una vez se te escape no es tan fácil de recuperar. Sin embargo, ve poco a poco escudriñando su chasis y acabarás hallando una capacidad comunicativa insólita en este segmento.
Al final, terminas acumulando confianza a base de llevarte pequeños sustos, pero pronto te encontrarás mordiendo vértices y saliendo de las curvas corrigiendo la trayectoria con moderados contravolantes, aprovechando los buenos frenos y las ventajas de contar con un diferencial autoblocante entre las ruedas traseras. Sospecho (luego lo comprobaré) que sería capaz de ir más rápido aquí con el BMW, pero cada curva con el Mustang es una experiencia llena de emociones que, me extraña mucho, pueda encontrar en el M440i.
En realidad, el Mach 1 ofrece una conducción deslumbrantemente imperfecta, pero es efectivo y muy divertido cuando le coges el punto. Se estremece, se sacude, no es un coche de trayectorias limpias. Pero llevar arriba al motor V8 degustando cada tramo de revoluciones es adictivo, el tacto del cambio manual invita a conducir con vehemencia y los datos que obtienes a través de la dirección son una ayuda para que cada vez seas un conductor más habilidoso. Todo ello pone de su parte para que te involucres en la conducción de una manera imposible en la mayoría de coupés de su clase.

Esa faceta del Mach 1 me resulta arrebatadora, pero es momento de bajar de la nube y subirse en su alternativa racional, probablemente la que te acabarías comprando, que es este M440i. Se trata de la versión que se sitúa inmediatamente por debajo del M4, pero nada en su carácter tiene que ver con él. Hablamos de un coupé potente, lujoso, cómodo y refinado. Sólo el primero de los adjetivos que acabo de soltar concuerda con lo que ofrece el Ford.
Estéticamente es bastante convincente, con el apropiado kit cosmético M y un color verde Sanremo que parece diseñado expresamente para esta carrocería. Dentro, la calidad perceptible está bastante por encima de la del Mustang, con mucho cuero y un considerable cuidado por los detalles. Esa mayor exquisitez se reproduce al poner en marcha el motor, con un profundo bramido mucho menos escandaloso que el de su rival.
En los primeros minutos al volante ya notas con claridad que el enfoque de este M440i es muy distinto al del Mustang. Es tan cómodo, silencioso y delicado que se encuadra mucho mejor como gran turismo que como deportivo. Selecciona el modo de conducción Sport y entonces parece despertar con un sonido un poco más poderoso y algo de tensión en la dirección y en los amortiguadores.
El motor 3.0 sobrealimentado de 374 CV no es tan elocuente como el V8 del Mustang, pero con mucha fuerza a bajo régimen y una fuerte estirada arriba, en realidad resulta mucho más aprovechable en cualquier situación, pues su rango de uso es mayor. Conectado a la ya conocida caja automática de ocho relaciones (no lo hay manual) conforma una relación sin fisuras.
«En caliente tengo claro que me quedaría con el Mach 1. En frío, ya no tanto»
Empiezo a enlazar curvas en el mismo tramo que antes con el Mustang y percibo dos cosas. Una es que no me lo paso ‘tan-tan’ bien. La otra es que voy algo más rápido. Hay varias cosas que propician esto último. La primera es el empuje del motor a medio régimen, y es que pese a desarrollar menos potencia que el del Ford, verdaderamente es muy enérgico.
La segunda es la motricidad y la adherencia de la que dispones. De hecho, es difícil llegar a comprometer al eje delantero a no ser que entres muy colado, mientras que en el trasero encuentras una tracción que equilibra con puntería el avance del coche. Es de tracción total, pero con el sesgo de un propulsión trasera y con la garantía de que las ruedas delanteras siempre estarán ahí apoyando.
Llego al final de la carretera unos segundos más rápido que con el Mustang y con bastantes menos pulsaciones. El M440i es muy resolutivo, pero poco comunicativo. Una dirección muy directa pero inexpresiva, y un grupo motriz que no transmite demasiada tensión, hacen que conducir fuerte este coche acabe dejándote un poco a medias si acabas de bajarte del Mach 1. Eso sí, es justo decir que el M440i es más rápido que el Mustang y que se adapta mejor a las cambiantes circunstancias que puedes encontrarte en una carretera.

Mientras que el Mustang es un coche que te exige que trabajes si quieres ir rápido y que te castigará si cometes algún error, si te comportas como un pusilánime, o si demuestras no tener las habilidades requeridas, el M440i te lo pone todo mucho más fácil. Y no sólo corre más que el Ford, sino que te permite extraer todo su potencial con una sensación de calma y relajación que jamás encontrarías en el Mach 1. Esto último es una cualidad muy valorada quizá no por ti, pero sí por el grueso de clientes que se interesarán en el M440i.
No me malinterpretes, en absoluto quiero decir que el M440i sea un coche aburrido de conducir. Es más, lo situaría por encima de la media en su segmento en este sentido. Puedes llevarlo a un ritmo indecente sin demasiado esfuerzo y, acercándote a sus límites, disfrutarás de cómo su eje trasero toma las riendas y te catapulta de curva a curva exhibiendo una minúscula insinuación que puedes aprovechar en tu favor si llevas los controles desconectados. No obstante, no puedo evitar pensar qué tal sería este veloz coche desprovisto de la eficaz pero poco jovial tracción xDrive.
En caliente tengo muy claro que me quedaría con el Mustang, aunque en frío ya no tanto, cosa bastante razonable porque son tan diferentes que no son del todo comparables. Donde el Mustang es todo motor y todo conducción, el M440i te ofrece un grandioso abanico de usos donde no se muestra tan teatral, pero resulta incluso más efectivo e infinitamente más funcional. Eso sí, por ‘docemil y pico’ euros más. Es importante el asunto del dinero aquí, máxime dándose la circunstancia de que la exclusividad que aporta la versión Mach 1 cuesta 12.500 euros frente al Mustang GT del que deriva y con el que hay más bien pocas diferencias.
Digamos que el Mustang Mach 1 sólo es bueno cuando se trata de disfrutar de la conducción, todo enaltecido por su espléndido motor y su focalizada configuración de chasis. Del M440i, por su parte, nunca te bajarás con el mismo grado de exaltación, pero es un coupé que te dejará satisfecho en todas las situaciones.
Respecto al Mustang, está a años luz en comodidad y afabilidad en el día a día, misma distancia a la que se halla, pero en sentido opuesto, en lo que respecta a emoción al volante. Sin embargo, cuando se trata de correr es incluso más rápido que el Mustang, aunque lo hace con una expresividad insignificante en comparación con la vorágine de sensaciones con la que te obsequia el Mach 1. Esto último es aplicable en pocas circunstancias en la vida cotidiana de un individuo, pero para mí es algo de altísimo valor en los tiempos que corren.

Ficha técnica Ford Mustang Mach 1
- Motor: 8 cilindros en V, 5.038 cm3
- Potencia: 460 CV a 7.250 rpm
- Par: 529 Nm a 4.900 rpm
- Peso: 1.764 kg
- Relación peso-potencia: 3,83 kg/CV
- 0-100 km/h: 4,8 segundos
- Velocidad máxima: 267 km/h
- Precio: 62.971 euros
Ficha técnica BMW M440i xDrive
- Motor: 6 cilindros en línea, 2.998 cm3
- Potencia: 374 CV de 5.500 a 6.500 rpm
- Par: 500 Nm de 1.900 a 5.000 rpm
- Peso: 1.740 kg
- Relación peso-potencia: 4,65 kg/CV
- 0-100 km/h: 4,5 segundos
- Velocidad máxima: 250 km/h (autolimitada)
- Precio: 75.600 euros