
El presidente de la compañía, Ed Whitacre, considera que la pertenencia al Gobierno americano está dañando su imagen exterior, como ha afirmado en el Centro de Investigaciones Automovilísticas durante la conferencia que anualmente celebra la industria: -No nos gusta esta etiqueta de pertenencia al Gobierno; la gente en General Motors está incómoda por este motivo. Pierdes tu reputación y es muy difícil volver a recuperarla-.
En un tono muy similar se ha expresado el segundo de a bordo, Steve Girsky, que apuesta por una pronta oferta pública de acciones para que el Estado venda su paquete de activos y recupere el préstamo. ¿Cuándo llegará esto? El propio Girsky se desmarca de establecer una fecha concreta, aunque espera que la resolución llegue más pronto que tarde: -Hay distintos factores que intervienen: uno es nuestra situación y, otro, la situación del mercado. Uno de esos factores lo podemos controlar, pero no el otro. Sea como sea, queremos que al Gobierno lejos, no queremos que nos conozcan como ‘Government Motors’ [en lugar de -General Motors-]-.
A pesar de que los dos últimos trimestres han terminado con números positivos, Whitacre considera que GM aún no está preparada para una oferta de acciones. De igual modo se posicionan los expertos, quienes aseguran que dos o tres trimestres buenos no conseguirán convencer a los inversores.
Al margen de fechas concretas, esta disposición expone bien a las claras una mejora en tiempo récord: si hace un año era el Gobierno quien tenía que salir al rescate de la compañía para evitar su bancarrota, ahora es la propia GM la que espera dar sus pasos en solitario después de seis meses de crecimiento.