Sin embargo, pocas voces dicen con claridad cuánto pagamos por el petróleo y cuánto se va directamente en impuestos. Para aclarar esta duda hemos utilizado los datos de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos referidos al mes de enero, cuando el litro de gasolina sin plomo 95 costaba 1,267 euros por 1,203 del diésel. En la gráfica que tienes bajo estas líneas puedes ver que del precio total de la gasolina, la mitad (el 50,2%) son impuestos, mientras que sólo el 49,80% se corresponde con el precio de la materia prima, la logística, la comercialización, la amortización y la ganancia de minoritas y mayoristas. En el caso del diésel, el precio antes de impuestos es el 55,94% del total, mientras que el 44,06% restante se va directamente a impuestos.
Si dejamos de lado el precio del transporte, lo que ganan los distribuidores, etc. y nos centramos únicamente en el precio del petróleo, vemos que en el caso de la gasolina, el coste del producto es de sólo el 38,6%, es decir, si en enero pagabas 1,267 – por el litro de gasolina, de esa cantidad el precio del petróleo era de sólo 49 céntimos, mientras que 64 céntimos eran de impuestos.
Por tanto, podemos decir que el precio de la materia primera incide directamente en el coste final del carburante, pero que una reducción de los tipos impositivos haría posible una bajada generalizada de precios, sin necesidad de recurrir a otras medidas de ahorro.