¿Le están ýhaciendo la camaý a Loeb en Citroën?

Esa extrema dureza hace que los pilotos deban tener especial cuidado para no pinchar o romper alguna parte de sus coches. Pero para Petter Solberg eso no parecía importar cuando el viernes marcaba, una tras otro, los cuatro mejores tiempos de los cuatro primeros tramos con su Citroën DS3 WRC, consiguiendo una renta de 28 […]


Esa extrema dureza hace que los pilotos deban tener especial cuidado para no pinchar o romper alguna parte de sus coches. Pero para Petter Solberg eso no parecía importar cuando el viernes marcaba, una tras otro, los cuatro mejores tiempos de los cuatro primeros tramos con su Citroën DS3 WRC, consiguiendo una renta de 28 segundos sobre el segundo clasificado, el Ford Fiesta RS WRC de Jari-Matti Latvala. Hirvonen se situaba tercero con el otro Ford oficial, mientras que por detrás se clasificaban los dos Citroën de Loeb y Ogier.

Solberg se había beneficiado de su posición de salida en esta primera etapa, pues al salir en quinta posición, se encontraba la pista mucho más limpia de gravilla que los pilotos que le precedían, una circunstancia que, al día siguiente, acabaría destapando la caja de los truenos en el seno del equipo de Citroën-

Los dos últimos tramos de la primera etapa eran, respectivamente, para Ogier y Loeb. Solberg terminaba líder con una amplísima ventaja de 51 segundos sobre Loeb, 55 sobre Hirvonen y 57 sobre Ogier. ¿Y Latvala? Pues el finlandés se hundía hasta la octava plaza cuando en el último tramo se le rompía el diferencial delantero, quedándose sólo con tracción trasera en su Fiesta y perdiendo más de tres minutos y medio.

A la caza de Solberg
La segunda etapa empezaba con un claro ataque de Loeb, Ogier e Hirvonen por alcanzar a Solberg, que veía cómo Ogier le adelantaba en la general tras la disputa del tramo 10. En el 11 era Loeb quien le pasaba, mientras que Hirvonen, que no era capaz de seguir el ritmo de los dos franceses, aguantaba tras Solberg para salir cuarto en la última etapa. En el tramo 12 las posiciones se mantenían, pero en el 13 comenzaban a pasar las cosas raras que sacaron de quicio a Loeb. Veámoslo con calma.

El tramo 12 acabó con Ogier líder con 15,1 segundos de ventaja sobre Loeb. Era poco, y teniendo en cuenta que el domingo había que disputar cinco tramos más, lo más probable es que el rallye lo ganase quien terminase en segunda posición el sábado: de esa manera, no tendría que abrir pista el domingo y sería más rápido que el líder, que tendría que barrer la gravilla.

Un fallo técnico sospechoso-

Pues bien, los equipos del WRC cuentan con un sistema, los famosos splits, que les permiten conocer los tiempos parciales en directo y a lo largo de un tramo. De esa manera, los pilotos pueden modificar su ritmo para jugar con su posición a final de tramo. Y, misteriosamente, un fallo técnico, según Citroën, hizo que Loeb se quedase sin conocer los parciales de Ogier, que sin embargo sí pudo conocer los tiempos marcados por Loeb para calcular el tiempo que debía perder y, así, cederle el liderazgo a final del día para salir por detrás del heptacampeón en la etapa del domingo.

El enfado de Loeb era mayúsculo, pues no se creía la excusa de su equipo. Aún así, e el francés se mordía la lengua y esperaba al domingo para intentar ganar el rallye en los tramos. Tenía tan sólo 2,2 segundos de ventaja sobre Ogier, que ya en el primer tramo del domingo se ponía líder. A Loeb eso le debió molestar bastante, tanto que atacaba a fondo y, pese a tener que limpiar pista, volvía a ponerse líder. Aún así, la desventaja por tener que limpiar la pista era demasiado, y en los 19 km del tramo 16 Loeb se dejaba 6,2 segundos. En el siguiente tramo, el penúltimo del rallye, veía cómo la ventaja de Ogier subía hasta los 10,5 segundos, y el último servía para comprobar cómo Loeb y Ogier empataban con el mejor tiempo al intentar ganar los tres puntos extra que se le dan al ganador del último tramo. Finalmente, este tramo fue para Ogier, que se impuso por ligeras milésimas de segundo… y, también, se llevaba la victoria del rallye.

Loeb, contrariado

A final de rallye, Loeb llegaba indignado por la actuación de su equipo. Y lo cierto es que razón, si es cierto que su equipo lo hizo a posta, no le falta: no tiene ningún sentido hacer que el líder del campeonato tome esos riesgos, y tampoco parece demasiado lógico que se le prive de una victoria que, a final de año, puede valer un título. Y todo por favorecer a Ogier, el ojito derecho del jefe de equipo, Olivier Quesnel- Si las sospechas de Loeb son ciertas, Quesnel no debería olvidar que el segundo del campeonato es el Ford de Hirvonen, que aquí terminaba tercero a sólo tres segundos de Loeb-

La próxima carrera será el rallye de Finlandia, antaño 1000 Lagos, que se disputará del 28 al 31 de julio. Veremos qué pasa en la tierra de Hirvonen y Latvala, que podrían actuar de jueces de paz entre Loeb y Ogier. Falta le va a hacer al equipo Citroën-

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