Evita que tu coche te arruine las vacaciones de verano por alguna de estas averías

En el exterior
1. Neumáticos
Por qué es importante: Los neumáticos son el único punto de contacto del coche con la carretera y, por tanto, son claves en la seguridad. Piensa una cosa: por muchos sistemas de asistencia a la conducción y seguridad activa que lleve tu coche, no servirán de nada si los neumáticos no ofrecen adherencia.
Qué comprobar: Comprueba que están en buen estado; si tienen bultos o están dañados, ¡no viajes! Aplaza la salida y cámbialos cuanto antes. En cuanto al dibujo, por ley la profundidad mínima es de 1,6 mm (compra un medidor, apenas cuesta 2 euros), aunque es recomendable que tenga entre 2 y 3 mm, sobre todo si vas a hacer un viaje largo (en verano, con el calor, las ruedas se desgastan más rápido).

2. Luces
Por qué es importante: La iluminación es vital para ver y que nos vean. Aunque no tengas pensado viajar de noche, nunca estás exento de encontrarte con alguna inclemencia meteorológica (por ej., niebla) o, simplemente, con algún agente externo que reduzca la visibilidad (el humo de un incendio, el polvo de un coche circulando por un camino…).
Qué comprobar: Enciende todas las luces (no olvides la de marcha atrás y los antiniebla traseros) y comprueba que funcionan correctamente, al igual que se hace cuando pasas la ITV. Cuando hagas una parada en el camino, comprueba la limpieza de los grupos ópticos principales, ya que pueden haberse ensuciado con insectos; límpialos si es necesario, especialmente si viajas de noche.
3. Frenos
Por qué es importante: Si los neumáticos nos sujetan al asfalto, los frenos son los encargados de detener la masa del vehículo, por lo que son otra parte fundamental en la seguridad. Ojo con forzarlos en exceso durante el viaje, ya que en verano es más fácil que se recalienten (los discos y/o el líquido) y pierdan eficacia. Si vas a afrontar un descenso prolongado, recuerda usar el freno motor.
Qué comprobar: Puedes revisar el desgaste del disco pasando el dedo por el borde exterior (¡ojo! Hazlo siempre con el disco frío). Si notas una rebaba, significa que está gastado y es posible que tengas que cambiarlos (siempre juntos los de cada eje). Asimismo, si durante la conducción notas que el pedal se hunde demasiado, que chirrían o que suena como si rozase metal contra metal, no lo dudes y acude al taller.

En el vano motor
4. Batería y sistema eléctrico
Por qué es importante: Según un estudio efectuado por Mapfre, del total de averías que se producirán durante todo el verano, el 86 % son causadas por la batería del coche. Y es que, pese a la creencia popular, este elemento tiene una alta exigencia en la época estival, debido sobre todo al uso del aire acondicionado.
Qué comprobar: Primero, comprueba que la batería y los bornes no presentan sulfatación (una especie de polvo blanco) y que no tiene fugas; el líquido es corrosivo, de modo que jamás lo toques con las manos. En cuanto al estado interno y la carga, lo mejor es hacerte con un voltímetro (los tienes desde unos 15 euros) y comprobar si el voltaje es correcto; debe de estar en torno a 12 V con el motor apagado y unos 13,5 V si está en marcha, señal de que el alternador funciona correctamente.

5. Aceite
Por qué es importante: Es el fluido que evita que las piezas metálicas del motor rocen entre ellas, además de tener un efecto refrigerante. Sin aceite, dicho rozamiento provocaría un sobrecalentamiento y acabaría con el motor tarde o temprano. Con el tiempo y los kilómetros, su eficacia disminuye, de ahí que deba de ser cambiado en el periodo que indique el fabricante.
Qué comprobar: Con el motor frío y el coche nivelado, busca la varilla (suele ir en un color llamativo, como el amarillo) y comprueba que el nivel está entre el mínimo y el máximo. En caso de estar bajo, basta con rellenar lo que sea necesario (salvo emergencia, no se debe echar aceites de diferente marca o características). Cuidado con no pasarte del máximo, ya que puede producirse un exceso de presión.
6. Filtro de aceite
Por qué es importante: Para funcionar, un motor de combustión necesita oxígeno, el cual entra a través de un conducto que lo toma directamente del exterior. Pero este aire debe estar limpio de impurezas, de modo que antes de llegar a la cámara de combustión ha de ser filtrado. Si condujésemos sin él, provocaríamos una grave avería en el motor.
Qué comprobar: El filtro suele estar bien accesible en el vano motor, dentro de una caja que generalmente puedes abrir quitando unos tornillos. Si no está demasiado sucio, basta con que lo limpies con una aspiradora para retirar el polvo y las hojas. Si el elemento filtrante es prácticamente de color negro, deséchalo y pon uno nuevo (su coste varía en función del coche, desde unos 20 euros).
7. Refrigerante
Por qué es importante: Para mantener la temperatura de servicio ideal, el motor necesita refrigeración líquida, ya que el aire por sí solo no es capaz. Por ello cuenta con un circuito cerrado por el que circula un líquido especial (además de refrigerante, es anticongelante) que se encarga de que no se produzca un sobrecalentamiento.
Qué comprobar: La mayoría de coches cuentan con un vaso de expansión traslúcido que permite observar el nivel de refrigerante. Con el motor frío, este no debe estar por debajo del mínimo ni muy por encima del máximo. Además, si ha perdido su color original (normalmente, verde, rosado o amarillo) y ha adquirido un tono marrón, significa que es hora de cambiarlo. ¡Ojo! Jamás abras el tapón del radiador o el vaso de expansión con el motor caliente, la presión dentro del circuito es elevada y podrías sufrir quemaduras.

Y comprueba también…
8. Climatización
Aunque pueda parecer un elemento únicamente de confort, mantener el habitáculo a una temperatura adecuada es parte de la seguridad activa, ya que contribuye a reducir la fatiga al volante, más aún en los viajes veraniegos. Si tu coche no dispone de aire acondicionado, viaja en las horas nocturnas, deja que entre aire por las ventanillas y no olvides hidratarte.
9. Documentación
Es obligatorio llevar en el coche la ficha de inspección técnica, el permiso de circulación y, si tu vehículo ha pasado la ITV, la pegatina correspondiente. También debes llevar siempre contigo el carnet de conducir (ya se admite en formato digital, en la aplicación de la DGT).
10. Rueda de repuesto/kit
La rueda de repuesto es la gran olvidada, ya que no suele ser necesaria… hasta que nos hace falta. Conviene que revises la presión (la recomendada suele ser más alta que en las otras cuatro) y que su estado sea bueno (puede que el neumático esté caducado); tampoco olvides el gato y la llave de ruedas. Si, por el contrario, tu coche está equipado con kit reparapinchazos, comprueba que están todos los elementos: líquido o espuma tapa pinchazos y compresor.
Una vez en tu destino, no olvides…
• Dentro de lo posible, intenta aparcar a la sombra: Estar mucho tiempo al sol produce un sobrecalentamiento que, a la larga, es perjudicial para la carrocería y los materiales del interior
(protégelos siempre con un parasol).
• Revisa (de nuevo) los niveles de líquidos: Antes de emprender el viaje de regreso, sobre todo si has estado en una zona muy cálida, no está de más volver a comprobar el nivel del refrigerante, ya que con las altas temperaturas puede haber sufrido evaporación.
• Lava el coche: Después del viaje, lo ideal es que laves el coche para retirar toda la suciedad, especialmente los insectos; si los dejas al sol, después será mucho más complicado retirarlos. Basta con que le des con agua a presión, no hace falta una limpieza profunda.