Un poco de historia

Comunicadores del motor

Enrique Hernández-Luike
Enrique Hernández-Luike
Profesionales expertos, unidos en pro de fabricantes, usuarios y buena circulación.


Tiempo atrás, allá por los años setenta del pasado siglo, la Jefatura de Tráfico premiaba a los periodistas por artículos para aconsejar la mejora de la circulación rodada. Se comunicaba a los medios el nombre del galardonado y a éste se le invitaba a pasar por la ventanilla de caja de la jefatura para percibir una cantidad en metálico. Cuando me premiaron por vez primera, acudí con toda la redacción y colaboradores para ofrecer un coro de aplausos en el acto del cobro. A partir de entonces, Tráfico hizo más solemne la entrega de sus premios periodísticos. Entre ellos, una vez más, a Luike.

El periodismo español del motor empezó a tomar forma en los inicios de la segunda mitad del siglo XX tras el esfuerzo semioficial de la revista MOVIL, órgano para el Parque Móvil Ministerios y el Real Moto Club de España, de donde surgieron Gerardo Romero Requejo, Ramón Valenti, Luis Fernando Medina y Gregorio Prendes. Intervine con buena voluntad en la formación de esta profesión desde 1951 (en el diario «Sevilla»), junto a mi compadre Pedro Rodríguez Alfaro, Manuel González Cabañas, editor de «Moto Record» y Nicolás Salas, después director de «ABC». Al trasladarme a estudiar periodismo en Madrid fue determinante mi creación de Motor-Press como agencia de colaboraciones para periódicos y emisoras. Coincidió con mi casi inmediato ingreso en el periódico «Pueblo», para llevar la sección diaria «Kilómetro Cero»; simultaneada con la colaboración dominical en el «Carrusel Deportivo» de Vicente Marco y Enrique Blanco en la cadena SER, y también con filmaciones de carreras para Televisión a través de Miguel Ors. El entonces mensual «Motociclismo», dirigido por Virgilio Hernández Rivadulla –profesor universitario y redactor de «Marca»–, pasó a mis manos, cuando el dueño era el gran murciano de Yecla don Manuel Cantó, el mejor vendedor de motos en España. Me confió la edición –mensual y puntual– de «Motociclismo», primero como empleado en nómina (con Virgilio de director), después en alquiler e inmediatamente, en propiedad, como reconocimiento por el récord de ventas conseguido en amplia difusión nacional apoyada por Motor-Press.

La información del Motor todavía no se entendía generalmente como dedicación total y buen medio de vida. Entre los compañeros de la Escuela Oficial de Periodismo sólo pude reclutar parcialmente a José Gómez-Mar –prosperó hasta ser gran jefe en Seat y después en Fiat–, Carlos Miguel Sanz Garzón, Tico Medina Velasco, formidable entrevistador, y Pepe Escamilla Serrano, maestro de la fotografía, quien, a su vez, convenció a su hermano Rafael, iniciado en nuestra redacción y, con el tiempo, espectacular televisivo del automóvil, anticipándose a la inolvidable «Segunda Oportunidad», de Paco Costas.

En 1961, el ínclito Eugenio Suárez, editor de «El Caso», lanzó el semanario «Velocidad», dirigido por nuestro ahijado de boda, Rafael Escamilla. Inmediatamente lanzamos el semanario «Autopista», a 5 pesetas, unido a «Motociclismo». Años después, el más joven de nuestros redactores, Jaime Alguersuari, lanzó «Solo Moto».

En imparable vorágine de ideas surgieron en LUIKE hasta cuarenta publicaciones periódicas, catálogos y libros durante treinta años con el feliz epílogo de expansión en Portugal, México, Argentina y Brasil. Y durante veinte años, en joint venture con unos excelentes alemanes de Stuttgart, hasta alcanzar otra vez la actual independencia.

En España, todos los medios informativos se fueron animando en el Motor, cada vez con colaboradores y periodistas más preparados para acompañar el crecimiento de los diversos sectores de vehículos. Cuando acabó el siglo, la Fundación LUIKE, creada para fomento de la comunicación, redactó y compuso un libro editado por Ediaction News, titulado «Quién es Quién en el Motor», donde se recogen nombre, especialidad, medio donde trabaja, vías de contacto y fecha de nacimiento de cerca de 600 redactores y fotógrafos especializados.

¡Cuánto de bueno hicieron y hacen tantos compañeros para dar a conocer mejor la evolución de los vehículos y fomentar su compra acertada y su más segura conducción! Hoy es mucho más cuanto este gremio aporta en beneficio de la industria, los usuarios y la circulación. Quizás sea momento oportuno para intentar unir con independencia estos criterios profesionales para orientar, aún con más eficacia, el mejor desarrollo del fabuloso universo del Motor frente a un futuro con atisbos muy distintos de la presente actualidad. Se necesita aunar ideas de todo el Sector y la mejor buena voluntad de cuantas asociaciones están implicadas en el tema: ANFAC, ANIACAM, GANVAM, ANESDOR (motos), federaciones deportivas y centros oficiales y de formación. Todos a una para poder informar aún mejor en beneficio de la calidad, la seguridad, el ahorro y el acierto en las decisiones de compra. ¿Quién se atreve a unir esta fuerza?