Goes G125 MAX

Estéticamente te gustará o no, para gustos- los colores. Pero el Goes G125 Max no deja a nadie indiferente, porque original es un rato. Depende de por dónde lo mires te recordará a unos scooter o a otros. A mí, desde el primer momento en que lo vi, me recordó a esos que se pusieron […]


Estéticamente te gustará o no, para gustos- los colores. Pero el Goes G125 Max no deja a nadie indiferente, porque original es un rato. Depende de por dónde lo mires te recordará a unos scooter o a otros. A mí, desde el primer momento en que lo vi, me recordó a esos que se pusieron de moda (y siguen) en Japón, scooter tuneados con cierto -sabor – custom. Si miras más detenidamente te darás cuenta de que su carrocería está inspirada por el Burgman 400.

De hecho, una de las características de este Goes es su tamaño: grande y amplio como un 400. Por delante, con ese escudo abombado hacia afuera, sin pantalla y con las botellas de la horquilla cromadas más los dos enormes faros rasgados, resulta original y, como te decía, muy custom.

El G125 Max está muy equipado. Te encuentras con un futurista cuadro de mandos digital, freno de aparcamiento con maneta bajo el puño izquierdo muy similar a los que emplea Yamaha (y la propia Goes en sus quads), dos frenos de disco, caballete y pata lateral, un enorme hueco bajo el asiento (dos cascos integrales y deja sitio para más cosas) y dos bolsillos laterales para documentos. También lleva una enorme guantera delante de tus rodillas y dos más en el tablero a los lados del manillar. A eso lo llamo yo capacidad de carga.

Está lleno de detalles curiosos: el manillar cromado y en tubo, sin carenar; los espejos, pequeños y cromados, con la varilla rectangular y perforada, que contrastan con los logos, un simple adhesivo sin más. Los huecos de los plásticos no cierran bien por debajo y ves el suelo cuando abres o la trampilla de la gasolina o levantas el asiento. Es un aspecto que se debería revisar.

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