Un auténtico hito en la historia de la automoción y el todoterreno de nuestro país, el Nissan Patrol 260 es además una fantástica base para realizar un 4x4 trialero extremo que no renuncia al uso cotidiano.
La tercera generación del Nissan Patrol (serie 160) comenzó a fabricarse en España en enero de 1983. Eran años duros, donde la industria española de automoción se abría al mundo tras oscuras décadas de aislamiento internacional. En este contexto, algunas empresas con vocación global vieron en nuestro país el lugar ideal para invertir. Nissan Corporation fue una de las primeras, aterrizando con fuerza en la Zona Franca de Barcelona tras adquirir Motor Ibérica, la compañía española que fabricaba camiones y tractores bajo la marca Ebro.
El Patrol 260, el segundo modelo de la factoría de Barcelona, de impecable factura y magnífico aspecto que hoy te mostramos, fue matriculado en 1991. Tras unos primeros años de servicio como vehículo familiar en Málaga, pasó a un nuevo propietario que comenzó su preparación para todoterreno intensivo con gemelas más largas y neumáticos de 33" (unos 84 cm). Casi veinte años más tarde y ya muy trotado de kilómetros, cruzó la península para asentarse en Galicia, donde un entusiasta aficionado lo adoptó como compañero perfecto para dar sus primeros pasos en el mundo del todoterreno.
Tímidas mejoras en la suspensión, con ballestas flechadas y nuevas gemelas, permitieron el empleo de neumáticos de 35" (unos 89 cm). Largas jornadas de barro y aventura en Galicia pusieron en apuros al veterano Patrol y, tras un día duro en un empinado cortafuegos que resistió estoicamente su conquista, se tomó la decisión definitiva: Más prestaciones, pero con una preparación integral y planificada en su totalidad desde cero para conseguir el Patrol "definitivo".
Todos los trabajos han sido llevados a cabo personalmente en su garaje por el propietario, experto técnico de mantenimiento, robando horas al descanso y a la familia durante año y medio.
A lo largo de este tiempo, el Patrol ha sido desmontado hasta la última pieza. En el chasis se eliminaron los soportes de las ballestas, se reforzaron algunos travesaños y se soldaron los alojamientos para acoplar los nuevos tirantes de suspensión, que han recibido nuevos ejes procedentes de un Patrol GR (Y60).
Tras estos importantes trabajos, el bastidor fue chorreado en arena y recubierto de pintura en polvo, para asegurar su sellado y durabilidad; un trabajo exhaustivo pero recompensado con un impecable acabado final, mejor que nuevo de fábrica, por obra y gracia de los materiales empleados, mucho mejores que los de hace treinta años. Afortunadamente, no fue necesario modificar los soportes del motor, porque el nuevo propulsor instalado, procedente de un Patrol GR Y61, comparte el bloque con el original.
Las ballestas fueron sustituidas por muelles helicoidales reforzados, bien controlados por amortiguadores de alto rendimiento con botella separada. En el eje delantero se ha asegurado el tiro instalando adicionalmente topes hidráulicos de compresión que solo funcionan en el caso de saltos o máxima solicitación. Los nuevos ejes incorporan discos de freno de gran diámetro, pinzas de doble pistón y gruesos palieres que soportarán sin queja el trato más duro y el esfuerzo al que les someterán los neumáticos de 37" (94 cm) de diámetro, una medida cada día más demandada por los aficionados más intrépidos.
El eje trasero incluye, además, de propina el bloqueo original Nissan de este diferencial, por lo que solo ha sido necesario reequipar con un caro bloqueo neumático el diferencial delantero. El sistema de dirección también fue reforzado, con barras de mayor diámetro y una bomba hidráulica más capaz, para afrontar los enormes esfuerzos que demandan las gigantescas ruedas.
Aprovechando la necesidad de fabricar tirantes de suspensión a medida, se incrementó la distancia entre ejes en nada menos que 28 centímetros, dejando una batalla cercana a la de un Patrol de cinco puertas. Este importante detalle técnico no solo recorta drásticamente los voladizos delanteros y trasero, sino que resulta crucial para asegurar la estabilidad del vehículo tanto en carretera como en los pasos más salvajes de franqueo.
En la carrocería ha sido necesario recortar chapa para albergar espacio y nueva ubicación en sus extremos a las ruedas, y al objeto de cumplir con la Directiva europea de revestimiento se han fabricado guardabarros a medida, trasplantando, con gran ingenio y muchísimo trabajo, las aletas ensanchadas de chapa originales de un Patrol GR.
No se ha olvidado la instalación eléctrica, que se ha cambiado en prácticamente su totalidad, canalizando la instalación trasera por el interior del coche (bajo el chasis originalmente), al objeto de evitar roturas o fallos de suministro eléctrico.
Los ajustes finales del vehículo llevaron su tiempo, y la ubicación exacta de los tirantes, barra Panhard, caja de dirección y barras de dirección, muchas de ellas fabricadas a medida, exigieron modificaciones y pruebas para asegurar su correcta cinemática. Finalmente, la calidad y buen funcionamiento del Patrol fue acreditada por el Servicio Técnico de reformas Idiada, tras un completo día de pruebas dinámicas en la pista en ensayos. Gracias a ello, este Nissan ya ha superado la ITV y dispone de una nueva ficha técnica con nada menos que tres hojas donde se han anotado todas y cada una de las reformas.
Ponerse al volante de este Patrol requiere agilidad y buena forma física, y eso que, también por exigencia de la homologación, se han instalado unos prácticos estribos de acceso que facilitan notablemente la tarea. El puesto del conductor es acogedor, con el nuevo volante deportivo colocado en el punto justo para llevar los brazos descansados. La visibilidad del entorno es buena y, gracias a los cortos desarrollos del cambio y la potencia del motor, el coche acelera con decisión y se mueve con agilidad desde parado.
En carretera mantiene cruceros razonables de entre 100 y 110 km/h, muy adecuados para los tiempos que corren, con un consumo medio de 13,5 litros de gasóleo cada cien kilómetros y un aceptable confort de marcha. Si embargo, el ruido del viento resulta elevado, especialmente por causa del arco de seguridad exterior y la toma elevada de admisión.
Nos comenta su propietario que el fin de semana anterior a nuestra prueba asistió a una dura ruta invernal que, con viaje de ida y vuelta, supuso más de 500 kilómetros de autovía y pistas, y todo ello sin la más mínima incidencia, hazaña notable para un vehículo con casi 30 años de antigüedad con abundantes modificaciones.Un detalle importante para asegurar el éxito de las rutas es ajustar la presión de los neumáticos en función del terreno. En este caso, el propietario nos comenta que para carretera hincha los cuatro neumáticos a dos bares, mientras que cuando entra en pista reduce normalmente a 1,5 bares, pudiendo bajar a 1 bar, o incluso menos, para abordar cortafuegos o exigentes zonas de franqueo con superficies deslizantes, las más habituales en Galicia.
Por supuesto, la distancia libre al suelo resulta más que generosa, y no ha sido necesario "blindar" los bajos con pesadas planchas para abordar sin miedo roderas y grandes barrizales con profundas huellas de tractor, que se superan sin dificultad.
Pero estamos deseando llegar a zonas de auténtico franqueo para buscar los límites al coche. Los ángulos de ataque y salida de la carrocería son casi de noventa grados (para la prueba se había desmontado el preceptivo anti-empotramiento trasero), con lo que podemos abordar raíces y escalones de considerable tamaño sin preocuparnos por enganchar los parachoques.
La reductora resulta imprescindible en estos abruptos escenarios, y el motor dispone de buena potencia a bajo régimen para despachar con elegancia los pasos que abordamos. Los recorridos de suspensión son enormes, y las ruedas se adaptan como una lapa al terreno, resultando muy difícil dejar alguna de ellas en el aire, con lo que se evitan peligrosas inclinaciones de la carrocería.
Lo más sorprendente es la facilidad con la que e ste Patrol despacha zonas "imposibles", cortafuegos y trampas de barro que a priori parecían infranqueables, al menos para nuestra experiencia, a paso lento y con total control, con el as en la manga que siempre supone la posibilidad de bloquear uno o los dos diferenciales. Su propietario nos comenta entusiasmado, al final de la prueba, que las zonas que acabábamos de superar resultaban peligrosas, y algunas insalvables, con este mismo vehículo antes de las reformas.Además y con su acertado tono bicolor de pintura, este Patrol resulta muy atractivo y un imán para las miradas allá por donde pasa.
Después de muchos y variados hobbies, siempre relacionados con el mundo del motor, quads, motos, circuito, karts€ hace unos diez años el 4x4 me atrapó. Disfruto muchísimo, tanto conduciendo como con la preparación del coche. Ahí seguimos, y cada día con más ganas de pasarlo bien.
Fue mi primer todoterreno. Me decidí por este modelo por recomendaciones de amigos. Personalmente me gusta mucho, he visto unas cuantas preparaciones y me parece muy fiable. Además, su estética me gusta más que la del Patrol GR.
Para mí lo más importante era que el coche tuviera muy buenas aptitudes 4x4 extremas. Pero también quería poder usarlo a diario y transitar cómodamente en largos desplazamientos por carretera para asistir a las rutas, ya que siempre me desplazo conduciendo el coche.
Sin ninguna duda, el acabado final. Antes de comenzar los trabajos, allá por marzo de 2017, tenía una idea muy clara de lo que buscaba y el aspecto final que me gustaría que tuviese el coche. Tras todos los ajustes y cambios que he tenido que ir haciendo sobre la marcha, creo que he conseguido lo que buscaba. Y, sobre todo, puedo decir que es un proyecto 100% Made in Jalpon, 100 % fabricado en casa.
La verdad es que no sabría decirlo. He construido el coche de mis sueños, con todo lo que quería y, además, con mis propias manos. No puedo pedir más.
Aunque pienso que esta preparación sí es la definitiva, creo que para el futuro lo único que podría plantear es la sustitución del motor por otro más potente.