
Las novedades son tanto técnicas como estéticas. Entre las primeras destaca el cambio automático SelecShift de seis velocidades, capaz de funcionar tanto en modo automático como manual -accionado mediante levas en el volante-. Dentro encontraremos una pequeña pantalla multimedia de 4,2 pulgadas, con datos como las cifras de aceleración, frenada y fuerzas G.
En cuanto a la oferta de motores, se mantendrá muy en su línea: Comenzará por el 3.7 V6 de 309 CV, y un escalón por encima se situará el 5.0 V8 de 426 CV. La edición Boss 302 eleva esta potencia a los 450 CV y el Shelby GT500 cuenta con un 5.8 V8 que arroja unos espectaculares 659 CV. Todos gasolina, por supuesto.
El Pack GT Track es exclusivo de las motorizaciones V8 con cambio manual: Incluye un sistema de refrigeración revisado, frenos Brembo de altas prestaciones y diferencial autoblocante Torsen.
Por su parte, los cambios estéticos serán recibidos por todos y cada uno de los Mustang, desde el más básico V6 hasta el Shelby GT500. El lavado de cara en el frontal comprende los faros y las tomas de aire. Los pilotos traseros también cambian en 2012, apuntándose a la tecnología LED, e incluso los retrovisores son un detalle totalmente nuevo para esta edición del Mustang. Los colores disponibles para la carrocería cambian, si bien seguirá pudiéndose elegir entre uno solo o una pintura bitono, y todas las llantas de aleación son nuevos diseños, desde las de 17″ hasta las de 19″.
Estaba claro que Ford no se podía quedar de brazos cruzados viendo como el Camaro alcanzaba el sueño de superar en ventas a su archirrival en Estados Unidos.
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