Las baterías de litio-aire presentaban un problema: se genera electricidad cuando los iones de litio reaccionan con el oxígeno, formando como resultado no buscado, óxido de litio. Cuando las recargas se rompe este enlace, liberando el oxígeno. Pero parte de ese óxido de litio se queda formando una capa sobre uno de los electrodos, impidiendo a los catalizadores que deben romper esas partículas operar eficientemente.
Pero eso era hasta ahora. Investigadores en la Universidad de Yale y el Instituto de Tecnología de Massachusetts han desarrollado una batería que incorpora una membrana cuya nanoestructura de polímeros recubre el catalizador. De esta forma no se forma ese óxido de litio y los catalizadores son más eficaces y duraderos. han realizado ya un prototipo de la batería y ha permitido 60 recargas sin perder ninguna capacidad de almacenaje, lo cual duplica la capacidad de recarga de las baterías anteriores de este tipo. Su capacidad de almacenamiento sería de unas 10 veces las baterías convencionales que se usan en coches y, por tanto, un modelo medio equipado con estas nuevas baterías tendría unos 500 kilómetros de autonomía, con baterías más pequeñas y baratas.
Han empleado oxígeno puro para la creación de este prototipo de batería. El final buscado es que la batería pueda emplear aire atmosférico, pero para ello deben resolver todavía algunos problemas: los iones de litio reaccionan también con el CO2 y generan carbonato de litio que dificulta la recarga.