
Para la confección de estos diodos orgánicos se introduce un material pastoso entre el ánodo y el cátodo y se cubre de otro material, en este caso semiconductor de la electricidad. Dos placas de vidrio pulido garantizan que el conjunto quede estanco al agua y al aire. El resultado es un compuesto de poco más de un milímetro de espesor. Los distintos polímeros utilizados generan distintos colores, e incluso es posible colocar unos detrás de otros y mezclar esos tonos.
Sin embargo, Audi reconoce que aún falta trabajo para perfeccionar la tecnología y que ésta pueda llegar a sus coches de calle: De momento estos diodos sólo soportan corrientes de baja intensidad y el rango de temperatura en el que pueden operar termina a unos 80 grados. Los primeros OLED en llegar a los Audi de producción en serie serán los que se utilicen para las luces traseras, mientras que para las luces de freno aún deberán pasar algunos años hasta que la tecnología este lista, ya que éstas necesitan ser unas cinco veces más brillantes. Audi también tiene prevista su utilización algún día en luces diurnas y laterales.
El siguiente paso para esta tecnología será conseguir que los OLED puedan ser tridimensionales. Audi también prepara la tecnología «swarm OLED», con la que cada punto de luz podrá activarse por separado. Gracias a esta innovación, podrían moverse por sí solos: Cuando el conductor gire, los puntos se moverán en la dirección hacia la que se dirija, indicándola al resto de vehículos de la vía como lo haría cualquier intermitente. Algo similar sucederá si el conductor frena, pues los puntos se moverán hacia delante.