Esta semana, la agencia Reuters publicaba una información con la que cifraba en 49.000 dólares el dinero perdido por GM por cada Chevrolet Volt u Opel Ampera producidos. Ante esto, la multinacional estadounidense se apresuró a desmentir tal cantidad, hablando tan sólo de una «pequeña pérdida». Sin embargo, por falsa que sea, la afirmación ha llevado al presidente de la compañía, Bob Lutz, a desglosar en una columna en la revista económica Forbes cada uno de los costes de fabricar uno de sus eléctricos de autonomía extendida… revelando que, efectivamente, GM sí que pierde dinero con los Volt y Ampera.
En realidad, un Chevrolet Volt cuesta en Estados Unidos unos 39.000 dólares, y su coste de producción se queda en 33.000 $, con lo que en teoría existe un beneficio de 6.000 dólares. El problema, según reconoce Lutz, viene cuando hay que dividir lo invertido en investigación entre todas las unidades: Reuters dividió 1.000 millones de dólares entre los Volt/Ampera vendidos hasta ahora, pero Lutz no sólo tiene en cuenta la parte que se va a recuperar con los que se vendan más adelante, sino también la resultante de aprovechar esta misma tecnología en otros modelos, como el Cadillac ELR.
Bob Lutz se defiende mordazmente en su artículo para Forbes: «Los felices compradores del Volt […] están recibiendo más que aquello por lo que han pagado. (¿Tan malo es eso?)». Lutz también recuerda que este tipo de vehículos contribuyen a la imagen de marca de una manera intangible. Respecto al incendio que sufrió un Volt en las instalaciones de la NHTSA -el departamento de tráfico de Estados Unidos- semanas después de ser sometido a un crash test, Lutz criticó la campaña contra el Volt que según él llevaron a cabo «los comentaristas de derechas» -debido al impulso dado al vehículo eléctrico, el Chevrolet Volt se ha convertido en Estados Unidos en un símbolo de la administración Obama-.