Poco hay de novedoso en el descapotable una vez conocido el coupé del que deriva, pero hay una novedad que llama la atención de un simple vistazo: con el techo cerrado, la capota de lona mantiene la misma línea del techo de la versión cerrada. Este techo de lona está realizado utilizando materiales ligeros como el magnesio. ¿El objetivo? Reducir el peso para contribuir a una mejor agilidad sin penalizar el consumo.
Los motores son exactamente los mismos que ya vimos cuando hablamos del coupé, es decir, un propulsor bóxer de 3.4 litros con 350 CV de potencia para el Carrera Cabriolet, y un 3.8 de 400 CV para el Carrera S Cabriolet. En ambos casos, la transmisión de serie es la nueva manual de siete velocidades y el consumo se sitúa por debajo de los 10 litros cada 100 kilómetros. De manera opcional pueden equipar la caja automática PDK de doble embrague y siete velocidades, con la que rebajan el consumo y mejoran las cifras de aceleración.
Respecto a la anterior generación de este descapotable, el que hoy nos ocupa aumenta la distancia entre ejes y las vías delanteras e introduce una nueva dirección asistida electromecánica, por lo que las cualidades dinámicas y las características deportivas deben verse necesariamente mejoradas -es más ágil y preciso-.
Su salida al mercado tendrá lugar el 3 de marzo con un precio de 113.332 euros para el Carrera Cabriolet y de 129.395 euros para el Carrera S Cabriolet. Lo curioso es que, en nuestro país, la versión con transmisión PDK costará 112.832 euros, es decir, 500 euros menos que la caja manual de serie. El motivo no es otro que nuestro sistema de impuestos.
