Si tienes un coche diésel con cinco o seis años, es muy probable que utilice AdBlue. Y, teniendo en cuenta que recargarlo supone un coste extra y, sobre todo, los posibles problemas mecánicos que puede provocar, es más que probable que en algún momento se te haya pasado por la cabeza eliminarlo.

Lo del coste extra del AdBlue tampoco es que sea muy grave. El litro sale a unos 0,60 euros, y un coche normal suele llevar entre 12 y 17 litros que suelen dar para recorrer al menos 7 u 8.000 kilómetros. Sin embargo, lo de los posibles problemas mecánicos es mucho más habitual, y gran parte de la culpa la tiene el propio AdBlue y no tanto los coches que lo emplean.
El AdBlue es un aditivo compuesto por una disolución de urea al 32,5% que, al mezclarse con los gases de escape, reduce drásticamente las emisiones de NOx, uno de los mayores agentes contaminantes que se producen en la combustión en los motores diésel junto con las partículas sólidas.
Para mezclarse con los gases de escape, los coches diésel que funcionan con AdBlue emplean un inyector en el sistema de escape que va inyectando ese AdBlue conforme se va necesitando para reducir las emisiones de NOx. El problema es que el AdBlue, que no es tóxico, sí es bastante corrosivo, y se termina generando una característica costra blanca que en muchas ocasiones termina por obstruir el inyector del sistema, alguno de sus conductos, etcétera. Y esto, en determinados modelos, obliga a sustituir diferentes elementos en función de cómo sea el sistema, llegando en algunos casos a tener que cambiar todo el depósito de AdBlue, algo cuyo coste puede superar los 2.000 euros.

Por eso mismo, muchos conductores se preguntan sobre si es posible eliminar el sistema de inyección de Adblue. Y la respuesta es que, técnicamente, es posible hacerlo. Es más, ni siquiera resulta especialmente complicado para un especialista en reprogramaciones, pues básicamente es una operación que se realiza sin tener que modificar nada desde el punto de vista mecánico. Además, no provocará ningún problema de funcionamiento en el motor, y lógicamente desaparecerán los posibles fallos generados por el AdBlue.
Sin embargo, desde el punto de vista legal, la cosa no es tan sencilla. De hecho, es completamente ilegal. Es cierto que, en caso de desactivarlo, la única forma de verlo es durante una inspección en la ITV y que, salvo que nos conecten un terminal de diagnosis, es poco probable que nos ‘pillen’, pues en la prueba de gases tan sólo podrán detectar que hay unas emisiones de NOx un poco más altas de lo normal. Eso sí, en caso de que lo detecten, nos podemos enfrentar a una muta de hasta 20.000 euros en caso de ser un vehículo de empresa o para uso profesional, pues estaríamos vulnerando una normativa legislada en Europa contra el cambio climático.