El monocasco desarrollado por Toyota resulta, por encima de todo, compacto; tanto por su aspecto como por la perfecta integración de cada uno de los elementos mecánicos, especialmente en los bajos.
Como ocurre con el resto de los todocamino diésel, sólo se fabrica en carrocería de cinco puertas y sus dimensiones resultan bastante contenidas, sobre todo teniendo en cuenta que es uno de los pocos modelos que todavía conserva la rueda de repuesto en el portón.
Un portón cuya apertura se realiza hacia la derecha (incómodo según las características de nuestra circulación) y con menos de 90 grados.
Habitáculo 7,0 ptos.
El interior del RAV4 se puede considerar bien aprovechado, con espacio suficiente para las piernas en una segunda fila cuya banqueta se puede desplazar longitudinalmente y reclinar el respaldo. Las plazas delanteras resultan igualmente cómodas y la posición del conductor cuenta con la particularidad de equipar un airbag de rodilla, poco habitual en vehículos de este segmento.
El diseño es moderno y funcional, en línea con la imagen que inició la marca con el Land Cruiser, dominado por la consola central en símil aluminio, y el aspecto general del interior se puede calificar como bueno. Los ajustes mantienen la calidad habitual de la marca, si bien existen algunos plásticos con un tacto demasiado duro y algunos mandos no muy bien resueltos.
El maletero tiene una capacidad de 586 litros, que pueden crecer hasta los 1.469 al abatir los asientos y con un doble fondo extra de 80 litros, además de un espacio donde ocultar la cortinilla cuando no la utilizamos. El resto del habitáculo está salpicado de diferentes huecos donde poder alojar pequeños objetos.
Motor 7,5 ptos.
El bloque que monta esta versión es un tetracilíndrico de 2,2 litros construido íntegamente en aluminio para aligerar pesos, al igual que el radiador y las bombas de lubricación y refrigeración.
La alimentación de gasóleo se realiza mediante inyectores piezoeléctricos que trabajan hasta a 1.800 bares e incluye turbo de geometría variable y bujías de precalentamiento cerámicas.
El rendimiento está en la línea de lo ofrecido por los que montan otros todocamino similares; sin embargo, destaca su bajo consumo, ya que homologa 5,6 litros cada 100 kilómetros para el ciclo combinado, siendo sólo superado por el nuevo Honda CR-V, que es, todavía, más ahorrador.
Transmisión 7,0 ptos.
En la práctica, el RAV4 se comporta como un tracción delantera y, gracias a un acoplamiento de discos gobernado por un sistema denominado Control Activo de Par, transfiere potencia al tren trasero automáticamente si hace falta, pudiéndose fijar el reparto (55/45) también de forma manual.
Para esta motorización sólo se ofrece una caja de cambios manual de seis velocidades (la automática queda en exclusiva para la versión de gasolina). Ésta se encuentra bien escalonada, y su funcionamiento es rápido, pero a la hora de reducir es fácil cometer alguna imprecisión.
Al igual que ocurre con la versión de 177 CV, el embrague no admite demasiada graduación intermedia y parece que sólo dispone de dos posiciones, por lo que requiere un periodo de adaptación.
Esta generación del RAV4 estrenó el denominado Sistema Integrado de Conducción Activa, que combina el control de estabilidad (VSC) con el Control Activo de Par para corregir los posibles balanceos, así como los subvirajes o sobrevirajes excesivos.
Suspensiones 7,0 ptos.
Como buen rutero, recurre a sendas arquitecturas independientes con un esquema multibrazo detrás y McPherson delante, con un firme tarado que garantiza su eficacia sobre superficies regulares.
El sistema de frenado cuenta con cuatro discos de generosas dimensiones y todas las ayudas electrónicas necesarias para actuar sobre las ruedas, calzadas con neumáticos 225/65-17, comunes a toda la gama.
Por dentro y por fuera
La electrónica ayuda al RAV4 a conservar la trayectoria y avanzar sobre terrenos de baja adherencia; por ejemplo, en barro.
Sobre pistas en buen estado, el Toyota RAV4 muestra un gran aplomo merced a unas suspensiones firmes que garantizan en todo momento un perfecto guiado. Además, el motor ofrece una buena respuesta a regímenes bajos, sin ser demasiado pobre en las recuperaciones, como cabría esperar en un propulsor montado en este tipo de vehículos.
Espacio aprovechado. Con los menos de 4,5 metros de longitud del RAV4 se ha conseguido un habitáculo que ofrece espacio más que suficiente para cinco ocupantes. El diseño del salpicadero es atractivo y los ajustes óptimos, si bien la calidad de algunos plásticos no está a la altura.
La palanca de cambios, con seis relaciones, puede inducir al error al reducir de marcha si no estamos familiarizados con ella.
El maletero cuenta con una capacidad de 586 litros, ampliable a 1.469 al abatir los asientos. El portón no se abre a 90 grados y además lo hace hacia la derecha, por lo que el proceso de carga conviene realizarlo por el lado de la calzada, si nos encontramos aparcados en línea.
Accionando este mando situado en el salpicadero, podemos fijar el reparto de par con un 55% de la fuerza delante y un 45% detrás.
Como no cuenta con demasiados argumentos mecánicos (ni físicos) para trialear, estas operaciones deben ir acompañadas de una extrema precaución.En la parte delantera se incorpora un escueto cubrecárter, que es el primer danmificado en las aventuras campestres
El escape es la parte que más sobresale en un chasis que, por lo general, tiene todos sus elementos bastante bien integrados.El propulsor de 136 CV posee uno de los consumos más bajos de la categoría.Esta versión comparte con el D-CAT la medida de neumático 225/65-17.
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Cómo va
Sobre asfalto y superficies regulares, el comportamiento del RAV4 es óptimo. El reparto de pesos del vehículo resulta equilibrado, el motor se muestra ágil, el cambio se adapta a la pefección (sobre todo cuando ya nos hemos familiarizado con sus peculiaridades) y la suspensión es lo suficientemente firme para sujetar el vehículo y filtrar las irregularidades del terreno sin que lo sufran los pasajeros.
La electrónica, en forma de Sistema Integrado de Conducción Activa, está presente en todo momento y actúa para corregir los errores en la trazada, pero da cierto margen al conductor, lo cual se agradece, sobre todo en terrenos un poco deslizantes, ya que el VSC no se puede desconectar totalmente.
Fuera del asfalto y los firmes regulares, las capacidades dinámicas del RAV4 se reducen drásticamente. Las cotas no son nada favorables, con unos voladizos realmente peligrosos y una escasa altura libre que obligan a estar muy pendiente en las maniobras campestres para no tocar con los bajos. Éstos, aunque no tienen elementos salientes, si están demasiado cerca del suelo.
Los recorridos de suspensión también son muy limitados, por lo que hay que evitar los cruces de puentes y, aunque el pseudobloqueo de diferencial central o la ayuda para arrancar en rampa puedan paliar en cierto modo estas carencias, debemos tener claro que en ningún caso las resulven. Así que la mejor ayuda en campo será la prudencia.
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Ficha Técnica Toyota RAV4 2.2 D-4D
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Equipamiento, Seguridad y Funcional
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Por fuera
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