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Ruta 4×4: Chipre, territorio virgen

Consigue el mejor precio Nuestra aventura todoterrenera por Chipre comienza en la populosa y muy interesante ciudad de Haifa, en el norte de Israel, embarcando en el viejo carguero Notos, de la compañía Salamis, con destino a El Pireo, en Grecia, pero con escala en el puerto grecochipriota de Lemessos. Aunque estamos en pleno verano […]


Nuestra aventura todoterrenera por Chipre comienza en la populosa y muy interesante ciudad de Haifa, en el norte de Israel, embarcando en el viejo carguero Notos, de la compañía Salamis, con destino a El Pireo, en Grecia, pero con escala en el puerto grecochipriota de Lemessos.

Aunque estamos en pleno verano y el Notos es el único ferry que permite abandonar Israel con tu propio vehículo, afortunadamente las aglomeraciones brillan por su ausencia.

Sólo un médico jubilado judío con su mujer y su vieja autocaravana Peugeot, así como unos pocos camiones chipriotas se aprestan a embarcar. Los 170 kilómetros que separan Haifa de Lemessos llevan a este viejo cascarón más de nueve horas, aunque los escasísimos viajeros podemos descansar en cómodos, pero destartalados, camarotes y recibimos el mismo rancho de la tripulación.

Llegamos a «europa»

Abandonar una zona tan caliente como Oriente Próximo y llegar a Chipre es lo más parecido a aterrizar en el paraíso.

Aunque el casco antiguo de Lemessos (Limassol en turco), la segunda ciudad de la isla y su principal puerto marítimo, está abarrotado de coches, echamos en falta el griterío de las bocinas en los pequeños atascos, tan habituales en nuestra estancia en Israel y Jordania.

Sí, esto ya parece Europa, pero ¡cuidado!, se conduce por la izquierda; una de las muchas huellas que dejaron los años de dominación británica.

Con el fondo azul del Mediterráneo y esa luz tan particular y conocida, iniciamos nuestro recorrido poniendo rumbo al macizo de Troodos, distante sólo 40 kilómetros del punto de partida, en Lemessos.

Nada más abandonar la abigarrada ciudad ya se respira auténtica tranquilidad, con casas desperdigadas por todo el paisaje y algunos entornos urbanos pequeños y coquetos.

El coche resulta el medio de transporte ideal y en seguida nos vemos inmersos en medio de las montañas, desnudas y peladas al principio y cubiertas de pinos en cuanto tomamos altura.

El tráfico es escaso, pero la velocidad debe ser muy lenta por las numerosas curvas de un recorrido que, por otra parte, nos regala vistas formidables. La canícula del verano impide la visión lejana, pero una suave brisa aligera los calores propios de esta estación.

Sorpresa: mapas y guías gratuitos

Troodos Village no es más que un pequeño enclave turístico, pero que cuenta con un Centro de Interpretación (no hay destino turístico o cultural que se precie que no cuente con uno) muy bien equipado, donde ofrecen información detallada de toda el área.

Una verdadera sorpresa, con buen surtido de mapas y guías gratuitos, lo cual facilita enormemente la visita.

Las abruptas montañas de Troodos nos traen rápidamente a la memoria las sierras de las provincias de Alicante o Murcia y están salpicadas de pequeños y pintorescos pueblos unidos por carreteras o pistas estrechas y muy sinuosas.

En el horizonte de casi todos ellos destaca su iglesia ortodoxa o bizantina, siempre con su recargada decoración y rebuscadas formas.

En esta zona la gente es realmente amable y el turista es bien recibido en la mayoría de los casos. Además, una buena parte de la población puede expresarse en un inglés más que aceptable, con lo que la comunicación resulta fácil. Incluso cuando te hablan en griego o en turco, los idiomas que se hablan aquí, llegas a enterarte de lo que quieren decirte.

Nuestro objetivo ahora es el Monte Olympus (Hionistra en griego), que con 1.952 metros es el punto más alto de la isla.

Queremos ascender para disfrutar de la panorámica, aunque toda su cumbre está ocupada por una gran instalación de comunicaciones de carácter militar, donde destaca una poco estética y enorme antena de color blanco con forma de bola de golf.

Si tenemos intención de recorrer la zona en profundidad, la pequeña población de Pedoulas puede resultar una buena base de operaciones, ya que ofrece un gran equipamiento para el turismo.

Además de por su manantial, que suministra agua embotellada a toda la isla, este pueblo es conocido por la preciosa iglesia bizantina del Arcángel San Miguel (Arhangelos Mihail), una de las diez iglesias de Chipre que han sido declaradas Patrimonio Mundial de la Unesco. A sólo 12 kilómetros, el famoso Monasterio de Kykkos es la joya de la corona y uno de los lugares más visitados por los turistas.

Fundado en el siglo XI, su cuidado aspecto actual es fruto de una profunda remodelación mucho más reciente (1831) y alberga un fabuloso tesoro en su museo.

Por la playa en todoterreno

Salir de las montañas no es fácil y todavía resulta necesario recorrer un buen trecho de sinuosas carreteras de montaña hasta llegar a las ansiadas playas del noroeste de la isla.

Polis es un buen lugar para el descanso en sus largas y arenosas playas, con un perfecto equipamiento para los turistas. Desde aquí podemos iniciar con nuestro 4×4 la exploración de la península de Akamas, una de las etapas más ansiadas de nuestro viaje.

Resulta tan agradable como extraño poder circular junto a las aguas del Mediterráneo. Eso sí, siempre con tranquilidad y el máximo respeto con el entorno.

Cuando tras más de 100 kilómetros de pistas, tortuosos caminos y un par de días de acampada junto al mar llegamos de nuevo a la civilización en Pafos, la capital turística del sur de la isla, el choque no puede ser más brutal.

La zona se encuentra literalmente «en venta» y proliferan las obras, grúas, urbanizaciones, apartamentos y las «Real Estate» o inmobiliarias encargadas de ofrecer todo este cemento a los numerosos turistas, británicos en su mayoría.

Muchas zonas del sur de la isla recuerdan (con bastante pavor) algunas partes de la costa mediterránea española hace pocas décadas, cuando el cemento comenzó a invadir nuestro bellísimo litoral.

Un trayecto de 136 kilómetros hacia el este por una moderna autopista nos lleva a Larnaka, el principal aeropuerto de Chipre y lugar de encuentro entre el cristianismo y el Islam. La ciudad fue construida sobre la antigua Kition, el puerto fenicio más importante de la isla.

De esta época todavía se conservan unas murallas ciclópeas, con enormes bloques de piedra del siglo XII a.C. Muy agradable resulta el paseo junto al mar jalonado de palmeras y muy concurrido por turistas y vecinos a última hora de la tarde.

Salto a Turquía

A sólo 43 kilómetros por autopista, Nicosia (Lefkosia en turco), la dividida capital de la isla, está ubicada en el centro geográfico de la misma.

La primera impresión que ofrece la entrada en su mitad sur es la de un ambiente inequívocamente europeo, con modernas tiendas y las tradicionales franquicias de moda y restauración.

Superada la línea «verde» o de separación de la isla (ver recuadro) nos adentramos en la zona turca, menos desarrollada, pero probablemente más interesante para el viajero.

Aquí encontramos restos de la antigua muralla (Puerta de Kyrenia) y algunas perlas arquitectónicas como la mezquita Seliminiye, que en su día ofició de catedral ortodoxa, o el incomparable Büyuk Han, un centro de caravanserai reconvertido.

Hacia el norte y a sólo 21 kilómetros de distancia, tomamos contacto de nuevo con el Mediterráneo en la pintoresca y muy turística ciudad de Keryneia (Kyrenia), punto de partida del ferry que conduce a Turquía. Siguiendo la costa hacia el este, podemos intentar otra inolvidable aventura todoterreno por la península de Karpas .

Un viaje sorprendente, a un país amigo y que ofrece todas las facilidades para el turista.

Ruta 4×4 En chipre se puede circular por la playa

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Practicar el 4×4

Recorrer la isla en todoterreno es la mejor manera de conocer su geografía y descubrir alguno de sus rincones más apartados. El macizo de montañas de Troodos, en el centro de la isla, dispone de estrechas carreteras plagadas de curvas y multitud de pistas y caminos que permiten recorrerlo en toda su extensión. Así, descubriremos pequeños pueblos de casas blancas y tejados rojos colgados de las montañas, así como numerosas iglesias y monasterios ortodoxos. En verano las pistas se encuentran generalmente en buen estado, aunque son duras y polvorientas. En invierno, y en función de las lluvias, podemos encontrar algo de barro y, en la zona del Monte Olympos, probablemente nieve.

La península de Karpas (Kirpasa en turco) es un lugar remoto y escasamente poblado, donde extensos territorios vacíos y playas interminables, como Nagomi Bay o Agios Filon, rodeadas de arena y dunas pueden representar momentos inolvidables con nuestro 4×4. En el extremo contrario de la isla, la península de Akamas es otro lugar para disfrutar a fondo de la conducción 4×4, con algunas pistas realmente complicadas, acampadas al aire libre junto al mar y actividades acuáticas como la pesca o el buceo. Esta enorme área se ha mantenido despoblada gracias a que fue establecida como zona de tiro por el ejército británico y todavía se utiliza como tal en contadas ocasiones.

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Un país dividido

Tras la independencia como colonia británica el 13 de diciembre de 1959, el arzobispo Makarios III fue elegido jefe de estado del recién nacido país, Chipre.

Pero en seguida surgieron tensiones entre la población grecochipriota y la minoría turca, que culminaron con violentas manifestaciones en Nicosia tres años después.

La intervención de la ONU no fue suficiente para pacificar las revueltas y, finalmente, en 1974 tuvo lugar un golpe de Estado del gobierno griego con la anuencia del CIA para derrocar al patriarca Makarios III.

El patriarca escapó y el ejército de Turquía invadió la parte norte de la isla para proteger a la minoría turcochipriota. La isla y su capital, Nicosia, quedaron divididas por la «línea verde», un muro similar al de Berlín.

En 1983 la zona ocupada por los turcos (una tercera parte de la isla) se proclamó unilateralmente República Turca del Norte de Chipre. Las fronteras entre ambas comunidades quedaron cerradas durante 20 años.

En abril de 2003, tras un año de conversaciones y un cambio en el gobierno proturco, se abrió por primera vez el paso fronterizo y desde entonces no se ha vuelto a cerrar, paralelamente al inicio de conversaciones para la reunificación.

En abril de 2004 los chipriotas votaron un plan para la reunificación, pero fue rechazado por el 76% de los grecochipriotas. Por el contrario, un 65% de los turcochipriotas votaron a favor. A pesar de ello, desde el 1 de mayo todo el territorio de Chipre forma parte de la Unión Europea.

No obstante, debido al resultado negativo de la votación y a la ocupación militar por Turquía de la parte norte de la Isla, el acervo comunitario está temporalmente suspendido en esa parte de la República de Chipre.

La esperanza de reunificar la isla aún sigue viva, con mayores opciones si finalmente Turquía consigue entrar en Europa.

La parte turca de Nicosia alberga la mezquita Seliminiye, antigua catedral Agia Sofia, construida en gótico francés por los caballeros cruzados de camino a Tierra Santa.

El Büyük Han, en la parte turca de Nicosia, es un antiguo caravanserai (mercado). Se trata de un magnífico ejemplo de arquitectura otomana que

ha sido reconvertido en centro de artesanía e ineludible punto turístico.

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Cultura milenaria

Situada en posición estratégica en el Mediterráneo, Chipre ha sido cruce de civilizaciones. Por aquí han pasado fenicios, griegos, romanos, bizantinos, cruzados, genoveses, venecianos, otomanos y, finalmente, británicos y turcos. Todos ellos han dejado el legado y huellas de su pasado por la isla:

Choirokoitia. Patrimonio Mundial de la Unesco, conserva un asentamiento neolítico de unas 60 casas ubicado en lo alto de una colina. La visita se puede iniciar desde Larnaka y terminar en Lemesos (Limassol) o Lefkara, famoso por sus bordados.

Tumbas de los Reyes. Es otro lugar Patrimonio Mundial de la Unesco. Aquí se han encontrado 100 tumbas del siglo III a.C., donde enterraban a personajes poderosos con sus joyas y alhajas. Este lugar está situado en pleno centro turístico del sur, junto a la populosa ciudad de Pafos.

Antigua Salamis (en la zona turca). Ubicada a nueve kilómetros de Famagusta se puede recorrer un amplio asentamiento que data del s. VII a.C., y que fue posteriormente habitado por asirios, persas (siglos III al I a.C.) y romanos.

Monasterios ortodoxos. Muy floridos y espectaculares son los del sur, destacando el de Kykkos, con un recargadísimo interior y un interesante museo bizantino.

Nicosia ofrece en el lado turco la bellísima mezquita Seliminiye (anterior iglesia Agia Sofia), de estilo gótico francés y construida por los cruzados, así como el Büyük Han, un antiguo caravansaerai o mercado, maravilloso ejemplo de arquitectura otomana.

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Que el todoterreno es imprescindible para la vida diaria de muchas personas lo prueba este Mitsubishi L200 utilizado para mover una bomba encargada de extraer agua de un pozo en el interior chipriota.

Los pueblos incrustados en el macizo de Troodos presentan una clásica estampa mediterránea, a veces salpicada por una iglesia ortodoxa o bizantina.

Chipre también cuenta con un importante patrimonio natural, como atestiguan los numerosos nidos de tortuga que se pueden encontrar en las playas del Sur. Son muy respetados por la población.

El Monasterio de Kykkos, enclavado en el macizo de Troodos, es el principal exponente de arte bizantino de la isla.

Junto a la ciudad de Pafos, cuna de la diosa Afrodita, se encuentra el complejo de la Tumba de los Reyes, un mausoleo con más de 100 sepulcros que datan del siglo III a.C.

Las innumerables playas, como ésta de Lara Beach, son uno de los reclamos turísticos de la tercera isla más grande del Mediterráneo.

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Lo que no hay que perderse

1 Una larga ruta por las desiertas pistas y caminos de las penínsulas de Akamas y Karpas, con acampadas junto al mar, en sus bellas y despobladas bahías.

2 Un buen baño en la playa Lara (Lara beach), en el sur, con un tranquilo paseo para ver los nidos de las tortugas.

3 Un paseo por el pintoresco casco antiguo de Larnaka, con su avenida de palmeras y casas de piedra junto al mar.

4 Una excursión por pistas y caminos por el macizo de Troodos, en un bellísimo entorno de pinos y montañas. El tranquilo camping situado junto al Troodos Village está ubicado en un paraje de belleza excepcional.

5 La visita de los monasterios ortodoxos y bizantinos, y muy especialmente el de Kykkos (en la imagen).

6 Un paseo por el centro de Lefkosia (Nicosia), la parte turca de la capital, con una detenida parada en el precioso y muy bien restaurado Büyük Han para visitar las tiendas de artesanía.

7 La visita a Kyrenia (en la zona norte), una preciosa ciudad costera con su casco histórico y puerto muy bien conservados. Este último está lleno, en verano, de terrazas y restaurantes para los turistas (británicos principalmente).

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